Un nuevo sincericidio de la casta política. Despúes del “no podemos seguir cobrando tanto mientras no hacemos un carajo” de Camaño y el “tenemos que dejar de robar por dos años” de Barrionuevo.
Guillermo Moreno, exsecretario de Comercio Interior durante el kirchnerismo, es uno de los tantos dirigentes políticos que está en campaña por estos días. En una charla con militantes peronistas de Laferrere dijo que “si algún muchacho quiere vivir de lo ajeno, vive de lo ajeno, pero con códigos. No me robes una billetera y me dejes la señora tirada con fractura de cadera, tiene 60 años y cuando se recupera tiene 85”, dijo.
“Querés vivir de lo ajeno, es la ley de juego. Tenemos que volver a los principios y valores”, agregó.
O sea, que el exfuncionario kirchnerista propone robar pero “con principios y valores”. ¿Cómo sería eso?
El sincericidio de Moreno tiene antedecedentes. Veamos:
“No podemos seguir cobrando tanto mientras no hacemos un carajo”, le recriminó Graciela Camaño, diputada nacional del Frente Renovador, a presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.
Corrían los años 90 y Carlos Menem era el presidente de la Nación y el dirigente político y sindical (del gremio de Gastronómico) Luis Barrionuevo llamó a los funcionarios y empresarios a “dejar de robar al menos dos años. No debemos robar, porque yo soy funcionario y parte de este Gobierno”.
Moreno, Camaño y Barrionuevo forman parte de una verdadera casta política con ingresos que podrían definirse como millonarios, si los comparamos con los magros haberes que percibe la inmensa mayoría de la población y que a medida que se profundiza la crisis cada vez alcanzan para menos.
Mientras las diputadas y los diputados de todas las fuerzas políticas, responsables de haber votado el ajuste a pedido del FMI, cobran más de 350 mil pesos entre sueldo y canje de pasajes, los legisladores del PTS en el Frente de Izquierda proponen que todos los diputados y diputadas cobren lo mismo que una maestra. Pero no solo lo dicen, sino que también lo hacen.
Ese el caso de Nicolás del Caño (diputado nacional) y el resto de los legisladores provinciales quienes cobran igual que un trabajador y donan el resto a las luchas del pueblo trabajador y sectores de la población afectados por el ajuste".