A continuación, a propósito del último evento sobre el pensamiento de León Trotsky en Cuba, publicamos por primera ocasión online el Manifiesto Programa del Partido Bolchevique Leninista de Cuba de 1933. Iniciamos la publicación con la introducción, que continuaremos en siguientes números de este suplemento electrónico de Ideas de Izquierda México.
Dicho documento sólo está disponible para investigadores en Archivo Nacional de Cuba y en Europa en el Instituto Internacional de Historia Social (IIHS) de Amsterdam (International Institute voor Sociale Geschiedenis). Curiosamente, no se encuentra en Harvard en el archivo de León Trotsky.
Este documento es histórico por diversas causas. En primer lugar, porque es el primer documento trotskista, marxista, del Partido Bolchevique Leninista, o sea, el primero de un partido con orientación trotskista en la isla.
En segundo lugar, porque dicho documento es uno de los más profundos análisis de la revolución de 1933 en Cuba. Si bien existe un rescate de todo lo producido por los “marxistas por la libre” como Pablo de la Torriente Braú o Raúl Roa, este texto es desconocido para quienes se preocupan por la historia de Cuba Libre.
¿Qué podemos ver en este documento? Bien, los trotskistas cubanos pensaron con cabeza propia y sin dogmatismos los problemas de la revolución en Cuba. En ese sentido su texto es profundamente creativo y crítico del pensamiento de su tiempo. No sabemos quién fue el redactor del texto, pero los principales militantes de esos años eran Sandalio Junco, Luis Miyares, Juan Ramón Breá e Idalberto Ferrer Acosta.
En realidad no se trata sólo un documento, sino una guía para la acción. Como ya se sabe por diversos trabajos de investigación, como el de Rafael Soler, Gary Tennant y otros, los trotskistas “se la jugaron” y llegaron a organizar a varios cientos durante la gran huelga de agosto: ocuparon centrales de azúcar, fábricas e incautaron a capitalistas con estacas y machetes en ciudades como Habana, Guantánamo y Oriente.
En este texto se abordan: el problema de las razas basado en la obra de José Carlos Mariátegui, el desarrollo desigual y combinado en Cuba, sobre el carácter de la revolución basado en la Teoría de la Revolución Permanente de León Trotsky, el problema de la “guerra mundial”, la crisis de 1929.
La transcripción se realizó en 2017, en el marco de una investigación que pretende publicar los documentos íntegros del Partido Bolchevique Leninista.
Programa del Partido Bolchevique Leninista. La Habana 10 de enero de 1934. Archivo Nacional de Cuba. Fondo Especial. Caja. 63. Leg. 2835.
El presente documento, que forma en los grandes rasgos de su concepción el Programa del Partido Bolchevique Leninista, fue elaborado por el Buró Político del Partido y sometido a una discusión en la reunión plenaria nacional celebrada en La Habana los días 27 y 28 de Octubre de 1933. Aprobado en su totalidad, fue acordada su impresión, para mayor difusión de las ideas y conceptos del bolchevismo. El documento ve la luz con cerca de tres meses de retraso debido a la carencia de recursos para editarlo. Por un esfuerzo de todos los camaradas es que hoy llega, en forma de folleto, a manos obreras. Es la primera vez que el movimiento obrero revolucionario de Cuba plasma teóricamente sus necesidades y aspiraciones. La redacción de este Programa ha tenido a bien enunciar principalmente las cuestiones más vitales del movimiento revolucionario, especialmente aquellas que van íntimamente ligadas al desarrollo diario de la revolución en Cuba. Quedan fuera del Programa muchas cuestiones que la lucha diaria va mostrando al descubierto y que no es posible compendiar en estas páginas. La mayor aspiración del Partido es que este programa sirva para abrir la vía por donde se precipite, ya maduro y armado invenciblemente por el marxismo, el movimiento revolucionario de las masas obreras y campesinas.
Habana, 10 de enero de 1934.
Comité Central del PBL.
Introducción
Estas páginas están destinadas al estudios de las cuestiones fundamentales del movimiento revolucionario en Cuba, y forman parte en su conjunto del Programa del Partido Bolchevique Leninista. Nunca como ahora se hace tan necesario para el proletariado, la publicación de un programa que condense sus aspiraciones y necesidades. En el desarrollo de los últimos acontecimientos acaecidos en Cuba, en el transcurso de los últimos años, se ha podido comprobar de manera plena que, a pesar de las grandes coyunturas históricas, el movimiento revolucionario no ha cuajado en realidades positivas concretas por la carencia de un rumbo determinado en los partidos proletarios. Se ha carecido de este rumbo porque las cuestiones más elementales de la revolución han sido desconocidas y adulteradas. Han surgido partidos de todos los matices, cuya base programática aún permanece inédita. Las masas no han podido condicionar una situación cualquiera porque les ha faltado el vehículo capaz de conducirlas.
Las viejas fuerzas políticas reaccionarias han permanecido fieles a sus destinos históricos durante los treinta y dos años de vida republicana. La burguesía criolla, fraccionada e incapaz, no ha plasmado siquiera el intento de un programa y de un serio partido. Grupos facciosos, necesitados del poder político, para el desarrollo de sus aspiraciones burocráticas, han llenado íntegramente los cincos lustros primeros de la República de Cuba. Las masas organizadas colectivamente en acción política de clase permanecieron hasta esa fecha al margen de los acontecimientos. Su tragedia colonial fue llevada a trecho, sin rumbo que señalase la liberación.
Con el ahondamiento de la crisis económica mundial ya en pleno domino imperialista, se ha verificado en Cuba un cambio no sólo en su estructuración política, sino en la propia base económica del país. El declive del capitalismo financiero, hecho angustioso para los pueblos coloniales a partir de la terminación de la guerra de 1914-1918, presenta una nueva fase trascendental en el proceso revolucionario de los pueblos. La pequeño burguesía, al entrar en la arena política como fuerza propia y con orientación zigzagueante, ha tenido la virtualidad de mostrar, en toda su desnudez, hasta qué punto la burguesía criolla ha muerto políticamente. Pero a su vez, la orientación pequeñoburguesa, pese a sus colisiones cíclicas con la burguesía, ha debilitado el frente de lucha de las clases oprimidas, influyendo y modificando la ideología de grandes núcleos de obreros y de campesinos.
El proletariado, única clase auténticamente revolucionaria en la sociedad actual, ha visto malograrse sus grandes posibilidades por la falta de una verdadera vanguardia revolucionaria. Unas veces preso en las mallas del sindicalismo, y otras conducido de fracaso en fracaso por la burocracia miserable que dirige el PC, ha permanecido siendo el factor primario de la revolución, pero trágicamente alejado de sus victorias más definitivas. En esta situación, y madurada por más de tres años de luchas internas en el seno de las masas obreras, ha surgido la nueva orientación política, bajo los signos del programa, táctica y estrategia del bolchevismo. El ritmo de los acontecimientos marca en Cuba y en el mundo entero el inicio de una nueva etapa de lucha. A esta nueva etapa corresponde justamente la creación de nuevos partidos obreros, sobre la base de la experiencia de la Tercera Internacional. Programas surgidos en el curso de las luchas de las masas, producidos por las victorias, reveses y derrotas que informan la experiencia de los últimos once años de luchas de la clase obrera mundial. Tal es el que presenta hoy ante todos los trabajadores el Partido Bolchevique Leninista.
Origen del Partido Bolchevique Leninista
En la declaración inicial de principios dada a la publicación por el PBL, con motivo de su formación el 14 de septiembre, se manifestaba concretamente que sus cuadros provenían de las filas del Partido Comunista de Cuba después de una lucha tenaz e incansable, sostenida durante más de tres años, en cita al resurgimiento del Partido. Esta lucha se había verificado sobre la base de una crítica de las cuestiones fundamentales de la revolución, iniciada desde las células y fracciones, abarcó en sus orígenes una revisión completa de los métodos falsos usados por la burocracia, tanto nacional como internacional. Pretendimos corregir al Partido, ahorrándole al proletariado el dolor de una nueva organización. Nuestro criterio esperaba al menos una sana rectificación en los principios, Tenemos que confesar que nos engañamos lamentablemente. La dirección del PC movilizó contra nosotros todo su aparato burocrático; nos insultó diariamente, desnaturalizó nuestra tesis, cubrió de infamias nuestros documentos. La burocracia es incapaz de conducir la revolución, ha demostrado sus inmensas cualidades de falsificaciones y deslealtades. Desde la acusación cínica a los cuerpos policíacos hasta el asalto armado a nuestros locales, recorrió el estalinismo todo el sendero de las cobardías y bajezas. Pero a pesar de todas las adversidades, la Oposición de Izquierda resultó invencible.
Cuando un Partido se hunde y traiciona de manera sistemática a la clase que dice representar, no queda otro remedio —agotados ya los medios interiores de reformas— que abandonar todo formalismo y lanzarse al campo de la lucha abierta. Nosotros tenemos una grave responsabilidad contraída desde el instante mismo en que señalamos defectos y acusamos errores. Nuestra responsabilidad nos lleva a plantear ante las masas, como Partido, las cuestiones vitales que le afectan y que frustran el desarrollo ascendente de la revolución. Detenerse en la lucha ante el temor de que nuestro esfuerzo resulte vano, frente al aparato de una burocracia organizada técnica e internacionalmente, es confesar claramente que ya no queda en el mundo otra cosa que hacer que esperar pacientemente a que la clase obrera sea entregada y destrozada bajo el yugo de la reacción fascista.
Que todos nuestros esfuerzos creadores se enderecen a la formación de nuevas secciones nacionales en todo el universo. Frente a la bancarrota estruendosa del movimiento obrero internacional, derrotado por las falsas líneas directrices de los burócratas de la Segunda y Tercera Internacional, elevemos el esfuerzo de los luchadores revolucionarios del proletariado. Ante el hundimiento de los Partidos Comunistas, levantemos la bandera del leninismo y centupliquemos los esfuerzos por el triunfo de la revolución proletaria mundial.
El PBL forma parte ya de las filas primeras de este nuevo intento de salvación del proletariado.
Transcripción: Sergio Méndez |