El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó este lunes al Reino Unidos en una visita que durará tres días y comenzará con una visita y cena de Estado que la reina Isabel II ofrecerá durante la noche en el Palacio de Buckingham.
La situación política del país no podría ser más propicia para los objetivos políticos de Trump que busca meter una cuña en la Unión Europea fortaleciendo la perspectiva de un Brexit duro, aprovechando la crisis política tras la renuncia de la primera ministra, Theresa May, y los resultados de las elecciones europeas que golpearon a los partidos tradicionales. Por otro lado la visita incluirá una conmemoración de los 75 años del día D por el desembarco en Normandía, en el que recordará a los europeos el rol de Estados Unidos en la Segunda Guerra mundial. Un combo que Trump espera volver capital político para fortalecer a su propia base social dentro de Estados Unidos.
Cuando aún no había aterrizado en suelo británico, Trump ya daba una muestra de lo que se puede esperar en estos días. Mediante su red social favorita, Twitter, el magnate neoyorquino arremetió contra el alcalde de Londres, el laborista y musulmán Sadiq Khan: "Sadiq Khan, que ha hecho un trabajo terrible como alcalde de Londres, ha criticado tontamente y de un modo desagradable la visita del presidente de Estados Unidos, el aliado más importante del Reino Unido de lejos. Es un perdedor irrecuperable que debería centrarse en combatir la delincuencia en Londres, no en mi."
Trump, aprovechó también para llevar la confrontación a suelo estadounidense cuestionando al alcalde demócrata de Nueva York: "Khan me recuerda muchísimo a nuestro muy tonto e incompetente alcalde de Nueva York (Bill) de Blasio, que también ha hecho un trabajo terrible, solo que es la mitad de alto. En cualquier circunstancia, tengo ganas de ser un gran amigo del Reino Unido, y tengo muchas ganas de esta visita", escribió en otro de los tuits.
Khan, que denuncia el racismo y la misoginia de Trump, había dicho que "el Reino Unido no debería recibirlo con alfombra roja", lo que sulfuró al presidente estadounidense que ya había anunciado su intención de meterse de lleno en la política interna británica.
Tras aterrizar en el Reino Unido, Trump fue recibido por la reina Isabel II lo que terminará con una cena de Estado en la que participarán algunos políticos invitados.
El martes será el día más político de la visita de Estado ya que Trump celebrará una reunión y un almuerzo con la primera ministra Theresa May en la residencia oficial londinense del 10 de Downing Street, tras lo cual ofrecerán ambos una rueda de prensa.
Theresa May renunció recientemente a la presidencia del partido conservador y al cargo de primera ministra, aunque se mantenga en el puesto hasta que los conservadores definan a su sucesor. Su renuncia estuvo signada por la crisis política abierta por el Brexit, que impidió un acuerdo para una salida negociada del Reino Unido y por el resultado de las elecciones europeas en las que arrasó el partido del Brexit encabezado por el nacionalista, derechista y euroescéptico Nigel Farage, mientras que el partido conservador se hundió a niveles históricos.
Trump ya le agregó picante a la reunión de este martes al pronunciarse durante el fin de semana sobre los asuntos internos del país, del partido conservador y del futuro del Brexit.
En una entrevista con el dominical "The Sunday Times", Trump señaló que el Reino Unido debería estar preparado para salir de la Unión Europea (UE) sin acuerdo e incorporar al político antieuropeo y antiinmigración Nigel Farage en las negociaciones del "Brexit". Es decir todo el apoyo y respaldo a una salida dura de la Unión Europea.
Trump también manifestó abiertamente su apoyo al euroescéptico exministro de Exteriores Boris Johnson, como nuevo líder conservador al afirmar que sería un "excelente" primer ministro británico.
Ante este escenario se espera que cientos de miles de personas salgan a las calles de Londres el martes para repudiar la visita de Trump. Unos 10.000 policías se van a desplegar por los alrededores de la avenida de Whitehall y el número 10 de Downing Street, residencia oficial, para evitar que los manifestantes se acerquen al lugar y que el presidente estadounidense vea de cerca al ya conocido globo gigante de Baby Trump, una caricatura con la cara del presidente cuerpo de bebé y pañales, que ya se vio en varias movilizaciones previas.
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