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La Izquierda Diario
7 de junio de 2019 Twitter Faceboock

Santa Fe
Analizando la precarización estatal
Matías Martinez
Delfina Mayrata

El Estado es el primer precarizador. A continuación contaremos brevemente las causas de esta problemática.

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Es histórica y popular la cuestión de la precarización en el Estado. El último gobierno kirchnerista profundizó seriamente esta problemática. En Ministerios, Secretarías, Subsecretarías y espacio estatal que se vea existe el empleo precario. Como detallan numerosos abogados laboristas, el Estado tiene variadas formas de contratación. Pasaremos a detallar las siguientes: existen los “empleados de planta permanente” que deberían ingresar por concurso y que tienen estabilidad, ya que sólo se los puede despedir con causa o porque desaparece su puesto. Los de “planta transitoria” que son empleados con obra social, aportes, vacaciones, aguinaldo, licencias por enfermedad y demás, pero no tienen indemnización por despido ni estabilidad en el cargo, ya que se supone que deben ser contratados para tareas transitorias y eventuales, y no para tareas normales. En tercer lugar, están los contratados como monotributistas o autónomos. Son por 6 a 12 meses, renovables y facturan cada mes. No tienen aportes de ninguna naturaleza, ni ART, aguinaldo, vacaciones, ni nada. A los transitorios y contratados el Estado (desde siempre, pero con mayor cantidad luego de 1990), los utiliza para no engrosar la planta permanente y poder despedir cuando quiera sin indemnizar. En último lugar se encuentran los empleados que ejercen funciones en los distintos organismos del Estado que no cuentan con ninguna forma contractual de hecho, cobran por hora y están sujetos en muchos casos a pasear por diferentes áreas, según lo que la patronal disponga. Se los podría llamar los "comodines del Estado".

Como bien se menciona más arriba, estas diferentes formas contractuales (o no contractuales) están diseñadas para independizar al Estado de cualquier lazo con los trabajadores. Pero la precarización no solo sirve a la patronal: también tiene utilidad para las conducciones sindicales actuales. Año a año la demanda del pase a planta permanente se hace presente en cualquier dependencia del Estado, y dichas conducciones usan esta demanda tan sentida por los trabajadores como carta de negociación no solo para con la patronal sino también para con los mismos laburantes. Método de las actuales conducciones para asegurarse la fidelidad de los pocos trabajadores afortunados que dejan la precarización.

A su vez las actuales conducciones se encargan de sectarizar a los trabajadores, permitiendo solamente a los de planta permanente afiliarse en el sindicato. Esta práctica de división de las filas obreras está avalada por los estatutos que las mismas burocracias sindicales se encargaron de hacer para sus propios intereses. De esta forma hacen más difícil la organización de los precarizados en pos de lograr su estabilidad laboral. Divide y reinarás.

Hoy por hoy, en el marco de la paritaria jurisdiccional, los trabajadores estatales de la provincia de Santa Fe estamos luchando por el pase a planta de más de 1500 compañeros. Esta lucha se podría ganar si se llevara adelante un plan de acción que se discutiese democráticamente en cada lugar de trabajo. En lugar de esto, la conducción de la Verde y Blanca de ATE, referenciada en el kirchnerismo, viene imponiendo un plan de lucha acorde a sus intereses. Intentan ubicarse combativos y como oposición al gobierno con acciones que ni siquiera incluyen al conjunto de los trabajadores, muchas veces acortando la participación solamente a los delegados. Supeditan la lucha a la rosca en la mesa chica con la patronal en vez de apoyarse en la fuerza de los trabajadores para vencer la precariedad laboral. Estas son actitudes de una conducción que no quiere que los trabajadores sean conscientes de su propia
fuerza. No sea cosa que surjan nuevas direcciones desde las bases que lleven la lucha hasta el final y la actual conducción deje de tener utilidad.

Nada es casualidad

Todo se da en el marco de una crisis económica de enormes dimensiones, donde la pobreza ya trepó a más del 35%, la indigencia aumenta día a día y se prevé una inflación del 40% anual. Con semejante panorama la paritaria provincial logró un mero 15% de aumento, dato que prevé una licuación mayor de nuestro salario este año. Estas son las consecuencias del presupuesto del FMI, votado nacional y provincialmente tanto por Cambiemos como por el peronismo y el socialismo santafesino.

En este contexto tan desfavorable, la lucha contra la precarización del Estado toma otras aristas. El gremio encabezado por Jorge Hoffman viene levantando un discurso de unidad antimacrista que tiene como objetivo llevar agua al molino de la fórmula Fernández-Fernández. Levantan la demanda más sentida de los estatales pero no para desarrollar la organización de base para la lucha sino para ganar más autoridad como expresión política en año electoral. Jugarse por esta demanda implicaría desarrollar hasta el final la más amplia democracia de bases y luchar con uñas y dientes buscando la unidad entre trabajadores en blanco y precarizados. Esta sería una respuesta que estuviera al nivel del ajuste en curso, y no un mero llamado a la “formación de un frente patriótico” para sacar al gobierno en octubre. Los trabajadores no tenemos hasta octubre y tampoco queremos hacer la unidad con aquellos que quieren hipotecar nuestro futuro de la mano del FMI.

Para pelear realmente por nuestras demandas no podemos resignarnos a dejar nuestras peleas en las manos de unos pocos. Tampoco podemos confiar en que “votando bien”, como dicen los actuales dirigentes sindicales, vamos a cambiar totalmente esta realidad que deviene de mucho antes de Macri. La respuesta está en la organización independiente de todos los gobiernos y de los partidos que quieren pagarle al FMI. Para realmente poder luchar consecuentemente, los trabajadores debemos tomar en nuestras manos la disputa de nuestros derechos. Hay que organizarnos en nuestros propios lugares de trabajo, exigir asambleas y discutir abiertamente un plan de lucha que busque que cada uno de nuestros compañeros
precarizados pueda acceder a los derechos laborales. El régimen del FMI solo nos propone recortes salariales y achicamiento al mínimo del Estado. Para hacerle frente necesitamos organización. No nos debemos conformar, hay que romper la rueda.

 
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