La “Guerra de los 6 días” convirtió en un verdadero cementerio a la península del Sinaí. Allí quedarían no sólo miles de soldados, tanques y aviones enterrados, sino también el proyecto panarabista. En 6 días, el Estado de Israel consiguió una victoria suprema que le permitió establecerse como potencia militar y política en el Medio Oriente cambiando el tablero geopolítico, empujando a los palestinos a un salto en la diáspora que había comenzado 20 años atrás.
La guerra de 1967 fue un monumental choque de los nacionalismos del Medio Oriente. Los árabes la llamaron “Naksa, que significa la “recaída”. Esta no implicó una simple derrota militar ante el Estado de Israel, sino sobre todo la trágica interrupción del gran proyecto de un Estado Árabe Unido, modernizado con una burguesía nacional, echando por tierra la posibilidad de volver al estado anterior a la Nakba (catástrofe) en 1948.
El choque de nacionalismos
Luego de la Segunda Guerra Mundial, los imperialismos británico y francés quedan debilitados, frente a la emergencia de la hegemonía norteamericana, dando lugar a progresivos procesos de luchas anti coloniales de las que forma parte Egipto. En ese contexto cobra fuerza el nacionalismo árabe, que fue un movimiento que se levantó inicialmente contra la opresión otomana, en las primeras décadas del siglo XX, y luego contra el colonialismo británico y francés en todo el Oriente Medio y norte de África.
En Egipto, las masas concentraron su rechazo contra el rey Faruk, último monarca, quien sostenía un círculo podrido de corrupción, con niveles de pobreza extrema de la población obrera y campesina, bajo un régimen policíaco apoyado sobre las fuerzas armadas, mientras mantenía al país sometido al mando colonial británico.
Frente a esa situación, el Reino Unido optó por un retiro “ordenado” de la región, por presión de EEUU por un lado, creando un nuevo orden mundial bajo su hegemonía, y de las masas por otro. El objetivo era evitar un escenario de guerra de liberación Nacional, que podría haber abierto las puertas a una revolución social, teniendo en cuenta el componente obrero en el caso egipcio, y las guerras de esta naturaleza en otros puntos del globo. De hecho, la URSS apoyó a los líderes del nacionalismo árabe como forma de contrarrestar la influencia de las potencias imperialistas.
El 23 de julio de 1952 el movimiento de los "Oficiales libres", cuya figura principal es Gamal Abdel Nasser, se fraccionó del mando central del ejército para derrocar al rey Faruk. Aunque, su verdadero objetivo era contener a los millones que se levantaban contra la monarquía. Por esto, se montan sobre la efervescencia anti colonial de las masas, adoptando un programa que contenía medidas como la modernización del país, la extensión cultural, becas para universidades y colegios, la reforma agraria, la nacionalización del Canal de Suez en 1956entre varias otras empresas, y la construcción de la represa de Asuán (que sellaría su alianza con la URSS). Esto aumentaría el prestigio de Nasser entre los sindicatos y las masas campesinas, pero sobre todo su influencia en todo el mundo árabe. Incluso apoyó la independencia de Sudán que hasta ese momento se encontraba como protectorado anglo-egipcio, como parte de su proyecto panarabista.
Sin embargo, esas medidas no cuestionaban hasta el final la estructura socio-económica egipcia, de fondo estaba el pasaje de la administración y redistribución de la renta capitalista favoreciendo a los sectores burgueses nacionales. Al poco tiempo de tomado el poder, consigue el control total del ejército,para establecer un régimen militar de control social basado en su figura. La oposición política era perseguida, encarcelada y torturada. Entre ellos estaban la Hermandad Musulmana que nace en la década del 20 con el desmembramiento del Imperio Otomano, y el Partido Comunista egipcio. Además, toda la política de Nasser, como veremos, orbitó alrededor de conseguir mejores condiciones de negociación con las potencias imperialistas, muy lejos de una verdadera liberación del pueblo egipcio y el “mundo árabe”.
Por otro lado, en la Segunda Guerra Mundial, con el Holocausto, las potencias que resultaron vencedoras cerraron sus puertas a los millones de judíos que huían de los campos de concentración o para no terminar en ellos, tejiendo su alianza con el sionismo, para dar forma al Estado de Israel. En 1947 la ONU establece la partición de Palestina como parte de los acuerdos con los sionistas, y un año después da lugar a la constitución del Estado de Israel, que es cuando comienza la Nakba (catástrofe), y o que el historiador Ilan Pappé llamó, limpieza étnica palestina. Los palestinos lucharían el resto del siglo para recuperar los territorios perdidos.
Antecedentes geopolíticos
La llamada crisis del Suez fue uno de los conflictos geopolíticos más complejos de la Guerra Fría. Nasser había nacionalizado el Canal poniendo nerviosos a Inglaterra y Francia, posibilitando no sólo perder el control del flujo de petróleo desde el Golfo Pérsico hacia Europa, sino que ponía en juego el control de todo el mercado, abriendo la posibilidad de que caiga en manos de la URSS.
Por su parte, Israel tampoco podía permitir que Egipto gane esta posición de fuerza. Los tres países organizaron una intervención conjunta a gran escala que no tenía el visto bueno de EEUU ni de la URSS en la ONU. Una lluvia de paracaidistas israelíes sobrevoló el canal, lo que forzó el armisticio con la intervención de la ONU que dejaría una “fuerza de paz” para separar los ejércitos de Egipto e Israel.
Aquel conflicto implicaba para las potencias imperialistas una derrota política. Nasser habría avanzado contra el orden colonial. Fortalecía al régimen interno alrededor de su figura, polarizando aún más la discurso nacionalista polarizado con el imperialismo, mientras que aumentaba la represión a la oposición política. Además dejó ubicado a Nasser como líder regional, ampliando su influencia sobre los movimientos arabistas y de liberación nacional que adoptaban su retórica, simbología y programa político.
EEUU apoyó a Egipto (como forma de contrarrestar la influencia política de la URSS en la región) frente al inminente conflicto que pudo haber acarreado una guerra regional. El objetivo era mantener el equilibrio de Medio Oriente.
La crisis del Suez, además, demostró el potencial militar del Estado de Israel. A partir de ese momento, Israel comienza una carrera armamentística, para conseguir aprovisionamiento técnico y militar por parte de EEUU, basado en la sobrestimación del poder militar de Egipto y otros países árabes.
Para abril de 1967, Israel aumentaba la retórica bélica con Jordania y Siria para que frenen los ataques de la OLP en las fronteras: “Destruiremos Damasco” amenazaba Israel, luego de haber derribado 6 cazas Mig sirios para que abandonen la causa Palestina, dejando en evidencia la inacción de Nasser. Además en 1966 habían llevado adelante un ataque a la población cisjordana de Samu por tener relaciones con Al Fatah, lo que hizo retroceder al rey Hussein siendo advertido de que Israel estaba dispuesto a destruir su reino con tal de apoderarse de Cisjordania. Mientras tanto, Egipto enfrentaba su propio Vietnam en la guerra civil en Yemen, combatiendo a favor de los “republicanos” contra los pro monárquicos apoyados los saudíes, de la cuál necesitaba retirarse.
El choque de estrategias
La guerra de 1967 fue un mal cálculo, ninguno de los protagonistas tenía pensado desatar una guerra total.
La inteligencia soviética pone en aviso a Egipto de un inminente ataque israelí contra sus aliados sirios. Nasser desestimaba el alerta de la posibilidad de guerra, pero no puede dejar pasar más provocaciones de Israel.
Por eso toma algunas medidas para demostrar músculo e impresionar a la opinión pública egipcia enviando un mensaje a sus aliados del “mundo árabe”, quienes a pesar de sus diferencias, por aquel entonces, compartían el cuestionamiento de la existencia del Estado hebreo.
Entonces, procede a expulsar a los cuerpos de paz de la ONU desplegados en el Sinaí, movilizando el 14 de mayo alrededor de 100.000 soldados y 800 tanques a la frontera con Israel, con el objetivo de disuadir. Un movimiento de fichas que tenía más aspectos de desfile militar, que avanzar hacia una verdadera guerra. El 22 de mayo, bloquea el estrecho de Tirán, cerrando la vía naval hacia el puerto israelí de Eilat, en el Golfo de Aqaba. Esta jugada es considerada como un acto de guerra por las potencias imperialistas. El cálculo de Nasser se basaba en que EEUU estaba empantanado en Vietnam, y ninguna otra potencia brindaría apoyo militar a Israel, aunque este sólo necesitaría apoyo político.Expresado en la frase del secretario del Departamento de Estado de EEUU, Dean Rusk, del 26 de mayo de 1967, “Israel no se encuentra solo, a menos que decida actuar solo”, pidiendo tiempo para encontrar una solución diplomática.
Nasser, también especulaba con que una guerra total en Medio Oriente, pondría en peligro las reservas de petróleo por toda la península arábiga, donde se encontraban empresas imperialistas, quienes mediarían para frenarla. Mientras tanto, se lanzabauna beligerante propaganda contra Israel. La emisora, La Voz de los Árabes, hablaba de la destrucción total del Estado de Israel, al mismo tiempo que el resto de los órganos árabes replicaban esa retórica. Si bien Nasser, sólo deseaba volver a la situación previa a 1956, su propaganda hablaba de antes de 1948, lo que implicaba la destrucción del Estado hebreo.
Por su parte, Israel se encontraba en una situación de relativa debilidad: estancamiento económico y un liderazgo débil. Levy Eshkol asumiría como primer ministro luego de la retirada del emblemático líder Ben Gurión del Partido Laborista. Por esta razón, frente a los movimientos improvisados de Nasser, hace el llamado a la conformación de un gobierno de unidad nacional con la derecha sionista. Paralelamente, conforma un gabinete de Defensa con los halcones de la Haganá del 48 que expulsó a los palestinos de sus hogares, y la crisis del Suez, entre ellos los generales Moshé Dayán e Yitzhak Rabín, el “carnicero de la Nakba”. Este gabinete embriagado de belicosidad empujaba al primer ministro hacia la guerra.
La premisa estratégica fundamental de Israel es una rápida respuesta defensiva y desplazar el centro de gravedad de la guerra al territorio enemigo. Por esto, el gabinete de halcones le planteó a Eshkol que una acción rápida contra las tropas en el Sinaí les brindaría la iniciativa, mientras que el bloqueo en Tirán tenía menor importancia. Previo a cualquier maniobra, Eshkol envía al director del Mossad, Meir Amit a EEUU para asegurar su respaldo diplomático, logístico y militar en caso de intervención de la URSS. Pronto, Rabin marcaría la definición del avance hacia la guerra, la movilización inmediata de los “reservistas”.
Los 6 días de guerra
El Mossad (servicios de inteligencia israelí)habría recolectado la ubicación de las tropas y vehículos egipcios, esto definió al ejército de Israel que la invasión fuese una verdadera “guerra relámpago”.
El 5 de junio, alrededor de las 7 de la mañana la aviación israelí deja caer una lluvia de bombas sobre los aeropuertos egipcios dejando el 80% de su flota inservible. Este ataque sería el que marcaría el resto de la guerra, ya que en tres días, los blindados, tropas terrestres, 13 bases militares y 23 estaciones de radar egipcias fueron devastados por la fuerza aérea israelí.
El estrecho de Tirán sería desbloqueado fácilmente al tercer día de la contienda. Israel llegaría al Canal de Suez para el 8 de junio, conquistando la totalidad de la península del Sinaí. Ese mismo día Egipto capitula, y Nasser renuncia a su cargo. Mientras tanto, las tropas terrestres israelíes invaden Franja de Gaza se apropian de Jerusalén con sus lugares bíblicos.
Al norte, Israel recibía bombardeos desde Siria, y en el centro-este y Jerusalén desde Jordania, cuyo ejército estaba comandado por un general egipcio para evitar la capitulación. Estos combates fueron muy duros, pero ninguno de los contendientes tuvo oportunidad frente a las fuerzas de Israel. La rendición de Egipto y Jordania, le permitió a Israel encargarse de Siria en dos días de sangrientos combates por los Altos del Golán avanzando hasta la ciudad de Kuneitra.
Las hostilidades finalizan el 10 de junio dejando un saldo entre los árabes de 23.000 muertos, 45.000 heridos, 6.000 prisioneros y más de 800 aviones derribados. Mientras que las bajas israelíes fueron de poco menos de 800 soldados, 2.500 heridos, 15 prisioneros y 46 aviones fuera de circulación.
Israel cuadruplica su territorio anexando 45.000 km2 de tierras árabes entre Cisjordania; Franja de Gaza; Jerusalén oriental; los Altos del Golán y la península del Sinaí. Mientras que en esos días, 400.000 nuevos refugiados palestinos, escapando, cruzarían el Jordán
La pos guerra y la reacción en el mundo árabe
En 6 días de guerra cae hasta las profundidades el proyecto del nacionalismo burgués de la “República Árabe Unida” junto a cualquier tipo de autonomía relativa del imperialismo norteamericano. La guerra de 1967 representó, ante todo, un brutal giro geopolítico de Oriente Medio, y en la relación entre política y religión. Nasser es presionado por las bases para que no renuncie al cargo. Sin embargo, mostró otro de sus límites, buscó el apoyo de los sectores religiosos que lo esperaban con los brazos abiertos.
El 11 de junio, el sheik Mohammed Mitwalli Shaarawi, el personaje más importante y popular de los responsables religiosos de Egipto, le agradeció “a Dios esa derrota traumática que sirvió para despertar a la nación y hacer que tome conciencia de su equivocación al excluir la religión de los asuntos públicos”. El establishment encontró en esta alianza el mejor medio para recuperar la legitimidad perdida, con la convicción de que dominar a los religiosos, sería tarea sencilla. Nasser y el sheik Shaarawi, habrían sellado un pacto de sangre que sostendría más tarde Sadat, y que ningún régimen pudo romper. Este modelo se expande por todo el territorio de diversas maneras en los años posteriores con cada derrota política y militar.
La guerra para Israel dejó resultados mayores de los esperados, que avanzó en el acercamiento estratégico con EEUU, y se convierte en una potencia militar con armas nucleares capaz de modificar el rumbo geopolítico del medio oriente.
Si bien el sionismo tenía la idea de construir el Gran Israel, sus fuerzas de seguridad siempre recomendaron no avanzar sobre Cisjordania, ya que deberían integrar de alguna u otra manera a los palestinos residentes de la zona, aspirando a ocupar las zonas “despobladas”. Sin embargo, esto cambia en 1967. Se embarca a colonizar Cisjordania, Franja de Gaza y los Altos del Golán, eludiendo la convención de Ginebra, mientras continúa la sistemática limpieza étnica palestina. En menos de 10 años establecerían más de 30 colonias en los territorios ocupados. En estos días el número se encuentra en más de 150 colonias, con 500 mil colonos, muchos de ellos armados.
Israel, también comienza a apoyarse sobre la religión, como condición necesaria para su existencia y planes coloniales. Como explica el periodista Ezequiel Kopel, que para los líderes nacionalistas religiosos,“por mandato religioso, los judíos deberían volver a sus tierras ancestrales para ocuparlas y poblarlas”, lo que “(…) derivó, inevitablemente, a que el desarrollo de los asentamientos llevara a Israel (…) a que el funcionamiento del Estado se articule con el sector de la población que más presionaba para intensificar la colonización: los religiosos radicales”.
La OLP sería única organización (en ese momento) que asumiría la dirección de la causa palestina, adoptando cada vez más una estrategia guerrillera influenciada por las guerrillas de Cuba y Vietnam. La diáspora palestina se desperdigaba por los diferentes países que limitan con Israel, producto de la derrota militar. Los gobiernos de estos países comienzan un proceso de endurecimiento de sus regímenes, mucho más duros con la oposición, destruyen las pocas libertades democráticas, volviéndose cada vez más opresivos.
Entonces, los palestinos pasarían luego de la guerra, a la resistencia no sólo en el Estado de Israel, Franja de Gaza y Cisjordania, sino también, en Líbano, Siria, Irak y Jordania (de donde fueron reprimidos brutalmente en 1970, el llamado “Septiembre Negro”). La causa palestina, nos muestra hasta estos días, niños luchando con resorteras contra tanques de última tecnología, o mujeres plantándose cara a cara contra las tropas de ocupación, una espectacular voluntad de liberación.
En 1979 el entonces primer ministro egipcio, Anwar el Sadat, en los famosos Acuerdos de Camp David, cometería una capitulación histórica. Allí reconocería al Estado de Israel a cambio de la recuperación de los territorios de la Peninsula del Sinaí. Jordania haría lo mismo en su tratado de paz de 1994.
La experiencia del nacionalismo árabe dejó claro que no puede existir una verdadera liberación de los oprimidos del Magreb y Medio Oriente que sea de la mano de proyectos políticos, que incluyan la alianza con la burguesía árabe sin ir hasta el final con la ruptura el imperialismo, como los de Nasser. Su fracaso derivó en largas dictaduras como las de Mubarak, Ben Alí y Gadafi, que la Primavera Árabe haría estallar por los aires. Incluso, hoy vemos cómo se mantiene el potencial de las masas en nuevos procesos como los de Argelia y Sudán, que abren nuevas perspectivas para la emancipación de los oprimidos en Medio Oriente.
Fuentes:
Koplel, Ezequiel. La disputa por el control de Medio Oriente, de la caída del Imperio Otomano al surgimiento del Estado Islámico. Eduvim. 2016.
Dakhli, Leyla. Historia contemporánea de Medio Oriente. Capital Intelectual. 2016. |