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3 de diciembre de 2024 Twitter Faceboock

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Cuba, país semicolonial

Continuamos la publicación del Manifiesto de 1933 del Partido Bolchevique Leninista de Cuba. Este es el segundo capítulo de dicho documento.

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Cuba pertenece al grupo de países coloniales y semicoloniales de la América Latina. Esta condición de semicolonia que los 32 años de farsa republicana no han podido ocultar, tiene sus antecedentes históricos más preciados, en el desarrollo colonial del antiguo imperio español. Esto le han dado, específicamente en los tres primeros lustros de la República, una característica peculiar a la economía cubana, que aun hoy en día la intervención del capital financiero yanqui no ha logrado borrar completamente.

El inicio de la colonización de Cuba coincide con el inicio de la decadencia de España en la segunda mitad del Siglo XVI. La colonia cubana iba a desarrollarse bajo el signa de una metrópoli feudal, que se consumía en un “estado de putrefacción lenta y gloriosa”, como la calificó Karl Marx. Uno de los países de desarrollo económico más atrasado de Europa fue España, y a ella incumbió la tarea de colonizar América, desde el descubrimiento hasta bien cercano el Siglo XX. Cuba no fue para España lo que es hoy para el capital financiero yanqui. La explotación del suelo y de la producción agraria no vendría a adquirir el carácter de una extracción sistemática de materias primas, y la creación de una industria extractiva ligera, sino la base de todo un sistema de opresión, de robo, contrario en la mayoría de los casos a los propios intereses de los colonizadores en beneficio de la monarquía y de las típicas camarillas políticas españolas. Esto mantuvo en la Isla, al lado del sistema de gran propiedad, el crecimiento de un desarrollo económico, que siempre se ha mantenido en un estado embrionario. El latifundio siempre absorbió todo el territorio cultivable, y no por eso pudo plasmar una clase feudal propiamente dicha, con sus sistemas característico de explotación, sin “grupos” de grandes señores terratenientes, ladrones unos de los otros, aventureros de todos los matices, traficantes de carne esclava.

En esta forma, hasta muy adentrado el Siglo XVIII, no se forma la base agraria que es rasgo peculiar de la economía cubana.

Las viejas clases dominantes en España, lejos de estar interesadas en el desarrollo económico de la Isla, fueron siempre el obstáculo mayor del desenvolvimiento de la colonia. El feudalismo español era el enemigo declarado de los feudalistas de la colonia. La política de la metrópoli se enderezaba siempre hacia la obtención de los ingresos fiscales. La corrupción de semejante sistema de explotación se reflejó intensamente en la vida política de la isla.

El periodo de 1878 – 1895, informa gran parte de los orígenes del desarrollo de la burguesía nativa. Los 17 años transcurridos desde la fecha en que se termina la guerra de los 10 años hasta lo inicios de las revolución burguesa de 1895, comprenden el periodo de formación de la burguesía cubana como clase, y por ende, el desarrollo gradual del proletariado. El curso objetivo de la historia; sus diferentes etapas, el desarrollo del artesanado, la manufactura y la fábrica, en una escala gradual y progresiva, no ha sido cumplido justamente en Cuba, sin que esto quiera significar que se ha roto la unidad de la concepción marxista de la historia. Esta división marxista del desarrollo del artesano, la manufactura y la fábrica, que políticamente se traduce en etapas de feudalismo, burguesía embrionaria y desarrollo pleno, ha sido, cumplida íntegramente en determinados países adelantados, no así en Cuba, donde por circunstancias históricas retrasadas, puede decirse que la etapa manufacturera no se atravesó, que no se obtuvo el desarrollo industrial de la burguesía nativa. Dialécticamente, nosotros no podemos separar de un tajo la historia de la isla del resto de mundo, y mucho menos tratar de desligar los hechos históricos, enjuiciándolos rígida y separadamente. El desarrollo del proceso histórico precisa que sea enfocado en su conjunto y en sus partes a la vez, es sus “encadenamientos, conexiones, en sus apariciones y desapariciones”. El grupo sectario que dirige el PCC no pueden comprender el porqué de los acontecimientos que diariamente se suceden en Cuba, porque carentes de todo conocimiento anterior, les faltan los elementos primordiales de la compresión dialéctica.

Al fracaso de la insurrección de los 10 años, que acompaña la transferencia de gran parte de la propiedad de los terratenientes nativos a manos de los terratenientes españoles sucede un periodo de crisis económica en la cual la fabricación del azúcar de caña, con los nuevos métodos de explotación, inicia a gestar en el seno de la sociedad feudal en decadencia una nueva clase social: la burguesía. Este nacimiento de la burguesía no se produjo lenta y seguramente, como un resultado de la evolución histórica, sino que fue acelerado y abortado rápidamente por la intromisión del capital norteamericano. En esta forma no se operó políticamente la transformación y simplificación de las clases sociales, y por ello, lejos de los artesanos y esclavos convertirse íntegramente en proletarios, y los pequeño burgueses manufactureros en industriales burgueses, perduraron y perduraron, en la topografía social de la Isla, grandes restos del artesanado. El desarrollo de la industria azucarera; la transformación del ingenio en Central, todo el proceso en fin del desenvolvimiento industrial del azúcar constituye la base fundamental en donde habría de asentarse la burguesía. Cuando la insurrección de 1895 estalla, la composición social de Cuba estaba caracterizada por los restos de la antigua clase feudal extranjera y nativa, enraizados en el latifundio y la explotación campesina; por un embrión de burguesía nativa, que luchaba por la obtención del poder político, a fin de reemplazar la antigua norma de producción rodeada de privilegios feudales, por las nuevas formas burguesas. Las masas campesinas comenzaban a ser desplazadas lentamente por el capital americano. La antigua clase media criolla, empobrecida económicamente en 1878 por el pacto del Zanjón, y ulteriormente por el proceso de absorción imperialista, constituyó el elemento fundamental de la pequeña burguesía. El crecimiento industrial de la fabricación del azúcar de caña traía consigo aparejado el surgimiento del proletariado como clase históricamente diferenciada. En idéntica forma del desarrollo de industrias secundarias, la apertura de los puertos al comercio exterior, la colocación del azúcar en mercados extranjeros formaba lentamente la clase obrera.

Este estudio de las fuerzas sociales que se movían en Cuba en 1895 demuestra como la burguesía naciente, restringida por las normas feudales de producción, se veía impulsada a revolucionar el orden de las cosas existentes, arrastrando tras de sí a las masas obreras y campesinas. Esta revolución, era una revolución históricamente retrasada; pero, el hecho de que las masas obreras no se hubieran desarrollado aun en las formas precapitalistas de producción, les impedía plantear su línea política independiente de clase, y eran arrastradas por la burguesía a la lucha por la independencia nacional y la liquidación de las trabas feudales.

Colocando en el plano internacional la revolución de 1895, su retraso histórico y el desarrollo imperialista de los Estados unidos, era fatalmente inevitable que la fuese imposible el obtener un triunfo completo. Por las circunstancias señaladas y por la falta de unidad económica la revolución de 95 no obtuvo la liquidación total del feudalismo; mi permitió a la burguesía abrir la brecha para el desarrollo ulterior de Cuba como país capitalista.

La intervención del imperialismo yanqui en la revolución torció definitivamente su ruta. Clases raquíticas, estrechamente ligadas unas a otras surgieron a la vida política de los primeros años de la república. La colonia continuó siendo colonia bajo nuevos años y nuevas formas de expresión. Pero a medida que ha avanzado el proceso de dominación imperialista y que la lucha revolucionaria de las masas se ha ido ampliando, cobra mayor fuerza y relieve histórico el proletariado. La revolución, atraviesa por diversas fases de su desarrollo, pero se encamina firme hacia la liquidación del sistema de opresión colonial y la instauración de la dictadura del proletariado sobre la base de los Soviets, de los obreros y campesinos.

El imperialismo

Cuba está sometida económica y políticamente al imperialismo yanqui. Toda la política económica va encaminada a conservar y a reforzar la dependencia de éstas, a intensificar su explotación, y contener en todo lo posible su evolución independiente. Al llegar al estudio del imperialismo y a la solución de este problema, es donde la divergencias se hacen fundamentales entre las diversas capas sociales, sostenedoras unas, de este sistema de explotación que asegura sus intereses, y las restantes clases empeñadas en la lucha contra esta dominación. No creemos que el imperialismo es un todo homogéneo, con las mismas características e intereses, en cuanto al desarrollo y aplicación de su política en la isla. El imperialismo, como todo las cosas, está fundamentado en sus propias contradicciones. No es un fenómeno que se localiza en determinado sectores de nuestra economía y que crece exclusivamente en dicho lugar. Nosotros observamos en el propio imperialismo dos fases o ramas: facción inversionista, y facción que controla el mercado. Según ha ido avanzando el capitalismo en suelo norteamericano, ha surgido un nueva rama del capital que trata de obtener una base en las colonias para desarrollarse bajo el nombre de industrias “nacionales” o “capital nativo”. La fracción imperialista inversionista en la industria azucarera y sectores de la tabacalera, y en pequeñas industrias extractivas ligeras, convirtiendo en la Isla en un campo productor de materias primas. A esta fracción imperialista corresponde en el orden nacional una rama de burguesía nativa, la más numerosa y que domina el poder público. La facción inversionista desarrolla una posición del problema colonial es estimar que la burguesía colonial no se somete al imperialismo totalmente, hasta tanto no aparezca el movimiento de masas, lo cual es admitir el rol antiimperialista de ciertas facciones burguesas.

El latifundio

Los restos del feudalismo que aún perduran en Cuba están fundamentados en la existencia del latifundio azucarero y del latifundio no cultivado. El estudio del desarrollo de la industria azucarera nos ha demostrado como la transformación del ingenio en central, trajo aparejado consigo la creación de inmensas zonas de explotación, aumentadas progresivamente por el imperialismo. Los terratenientes indígenas van siendo cada día menos numerosos, sin que por eso se pueda decir que va desapareciendo el latifundio en Cuba. Lo que se verifica es una transferencia de la tenencia de la tierra a manos norteamericanas y la no existencia de una clase feudal propiamente dicha, sin restos de explotación latifundista hace posible que estos sobrevivan al lado de normas de producción industriales.

Esta ligazón del imperialismo, la burguesía y terratenientes nativos se refleja en la vida política, de una manera decisiva, sin que entrañen contradicciones sus aspiraciones, que generalmente son idénticas.

El bloque opresor en la Isla lo forman las fuerzas sociales enumeradas anteriormente, y la hegemonía de dicho bloque está en manos del imperialismo.

La existencia de inmensos latifundios no cultivados obedece a los intereses del imperialismo, que solo trata de obtener las materias primas necesarias a su industria. LA LUCHA CONTRA LA EXPLOTACION LATIFUNDISTA ES PARTE INTEGRANTE DEL PROCESO DE LUCHA CONTRA EL IMPERIALISMO Y NO SE PUEDE DESLIGAR DE ÉL. La cuestión agraria en países atrasados tiene características específicas, pero no puede olvidarse nunca que no es idéntica a la economía de un país capitalísticamente atrasado, a la de un país colonial, aun cuando existan rasgos generales idénticos. Esta característica colonial, es la que hace que el problema nacional sea eje de la lucha revolucionaria, y que se evidencia claramente el rol dirigente del proletariado en esta lucha.

Frente a los sectores explotadores, tanto extranjeros como nativos se alzan las fuerzas auténticamente revolucionarios en la isla, que son únicamente, los obreros y los campesinos. La pequeño burguesía rural como urbana, si puede decirse que a veces se mantienen el terreno de la liberación nacional, pero fatalmente está inclinados a caer del lado del imperialismo. Hablamos de la pequeño burguesía en general, no de ciertos sectores de estas capas, capaces de unirse al proletariado y de ser conducidas por este. La lucha antiimperialista, ha de tener, pues, como fuerzas motrices: al proletariado y masas campesinas. Las restantes de las capas de la población (el llamado “pueblo” en general) son conducidas a la lucha por la emancipación nacional, pero siempre bajo dirección proletaria. Si nosotros no logramos obtener el apoyo de las masas campesinas, sino logramos arrastrarlas tras de nosotros, no podrá realzar la revolución agraria.

De esta alianza, depende el éxito de la revolución.

 
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