Martín Brat
| Delegado de GPS (tercerizada de Aerolíneas Argentinas) | Agrupación El Despegue
Sebastián Luna, trabajador de la empresa GPS que presta servicios para Aerolineas Argentinas, estuvo internado cuatro días tras haber sufrido el frío de la pista y la lluvia, a pesar de estar imposibilitado para hacerlo por padecer una enfermedad respiratoria crónica. La respuesta de los trabajadores de Aeroparque no se hizo esperar.
¿Se acuerdan los cuatro días de lluvia intensa que sufrimos los porteños la semana pasada? En Aeroparque los trabajadores tercerizados los sufrimos especialmente porque nuestro trabajo es a la intemperie, en un mar de cemento, frente al Río de la Plata, y los empresarios regatean con nuestra ropa de laburo.
Sebastin Luna fue a trabajar el lunes a pesar de sentirse mal. Uno a veces lo hace para no perder los viáticos y comida que son parte importante de nuestro salario. Al llegar a Aeroparque pidió que lo mandaran a algún puesto techado. La respuesta fue que tenía que llegar antes de las 10 de la noche si quería ese privilegio, y lo mandaron a la pista bajo la lluvia y sin equipo. Seba, además, tiene asma crónico y la empresa GPS (tercerizada de aerolíneas) lo sabía.
Así se manejan. Cualquier trabajador que lea esto se puede sentir identificado porque es un algo común que quieran ganar plata a costa nuestra.
Al día siguiente era el primer franco de Seba, pero no pudo disfrutarlo: se descompensó y tuvo que ser internado en terapia intensiva con neumonía y dificultades enormes para respirar. Durante tres días estuvo internado en coma inducido y enchufado a un respirador artificial.
Seba tiene 32 años y un hijo. Hoy, gracias a los médicos, la fuerza de su familia que no lo dejo ni un minuto solo y también sus compañeros de trabajo, Seba está en su casa recuperándose. Para todos nosotros fue un gran alivio escuchar esa noticia. Inmediatamente después de saber que Seba estaba en su casa, comenzamos a intercambiar entre muchos compañeros cómo hacer para que nunca más se ponga en juego la vida de algún compañero.
Lo primero que surgió es la necesidad de hacer asambleas en todos los turnos, como siempre hacemos para que la pelea sea de todos y nadie decida por nosotros. Las asambleas fueron convocadas desde la Comisión Interna. La directiva de nuestro sindicato, como acostumbra a hacer, mantuvo un silencio de radio y sólo se escucho a algunos de sus allegados decir que esa no era la manera de pelear, que había que esperar instrucciones del gremio.
Otros esparcían versiones distintas de lo sucedido: que “nunca aviso que se sentía mal”, que “a la 1 lo habían sacado de la pista”, que “la culpa es suya por aceptar ir igual”. Cualquiera sea la razón para que el compañero haya decidido acatar las órdenes de la patronal, es responsabilidad de la empresa salvaguardar la salud de los trabajadores que laburamos en esas condiciones, sobre todo teniendo un problema tan grave de salud y estando certificado por sus médicos.
Lo único de lo que estamos seguros es que las acciones desencadenaron en algo que podía haber sido mucho más grave, que la empresa se maneja para cumplir las exigencias de Aerolíneas y, sin ningún reparo, mandarnos debajo de la lluvia, con viento, a veces rayos, sin los elementos básicos.
Agrava la situación que la empresa GPS tiene, al día de hoy, deudas en los aportes de las obras sociales y los aportes de seguridad social están impagos hace más de un año.
A pesar de los dichos y contradichos, los trabajadores mostraron una vez más de qué están hechos y las asambleas fueron masivas. Se mostró una enorme solidaridad y una decisión firme de ponerle un freno a los abusos patronales. Pusimos en movimiento nuevamente los músculos de nuestra organización y se muestra a las claras que por debajo de la aparente normalidad hay latente una bronca y unas ganas grandes de ponerse de pie, frente a los atropellos. Porque la precarización y la violencia no existen solamente dentro del laburo: cuando salimos nos encontramos con tarifazos en el transporte y en todos los servicios, el supermercado está imposible y los sueldos cada mes son más cortos.
Las asambleas votaron mantaner una campaña permanente por nuestras condiciones de trabajo y escalar en las medidas en caso de no haber respuesta patronal al pliego de reclamos votado. Y lo más importante: se reforzó enormemente la moral de los trabajadores, de saberse acompañados como hermanos. Nuestras vidas están primero que sus ganancias.