Como se esperaba, la Reserva Federal (Fed) de EE. UU. bajó el miércoles la tasa de interés en 25 puntos básicos, para ubicarla en el rango de 2 % a 2,5 % anual. La reducción se daba por descontada hace semanas.
A pesar de esto, la decisión generó controversia. Algunos analistas sostienen que el titular de la Fed, Jerome Powell, no pudo dar argumentos convincentes para fundamentar una baja de la tasa. En su informe señaló que la economía norteamericana se está desenvolviendo de acuerdo a lo esperado. No habría entonces señales de inquietud que justifiquen apurarse en bajar la tasa de interés. La sospecha es entonces que el apuro por reducir la tasa de interés se debería a la presión ejercida por Donald Trump, que hace tiempo demanda una política monetaria más expansiva, para continuar estimulando el aumento de los activos financieros y el crédito con el objetivo de mantener la economía en crecimiento rumbo a las elecciones de 2020 en las que espera obtener su reelección. La credibilidad de la Fed quedaría amenazada, al mostrar su falta de independencia.
Sin embargo, a pesar de la reducción anunciada en la tasa, Powell no pudo evitar la furia de Trump. Mediante su cuenta de Twitter, el presidente estadounidense descargó una catarata de críticas. "Lo que el mercado quería oir de Powell era que esto era el comienzo de una reducción de las tasas agresiva y duradera que mantuviera el ritmo de China, la Unión Europea y otros países", manifestó Trump. Pero "como es habitual, Powell nos decepcionó, pero al menos está terminando el endurecimiento cuantitativo, que no debería haber comenzado en primer lugar -no hay inflación". Concluyò que "estamos ganando de todos modos, pero no estoy recibiendo mucha ayuda de la Reserva Federal".
De esta forma, Powell logró dejar desconformes a casi todos en la definición del rumbo que seguirá a la baja de tasas anunciada ayer.
El rumbo de la política monetaria
La de ayer fue la primera reducción de la tasa en 11 años. Aunque ese dato podría llevar a una conclusión engañosa. No venimos de más de una década de política monetaria dura sino todo lo contrario.
Después de la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers en septiembre de 2008, la Fed ensayó una de las política monetaria inédita para evitar una depresión económica, que fue de la mano de las modestas políticas de estímulo a la economía implementadas por George W. Bush, y luego por Barack Obama. La Fed no solo puso la tasa en 0 % (lo que significaba una tasa real negativa) sino que inició lel programa llamado Quantitative Easing (QE). Este último consistió en inyecciones de dinero en gran escala que se llevaron a cabo comprando títulos de largo/mediano plazo. Esto buscó capitalizar a los bancos para aliviar sus balances. Si bien no permitió reducir el endeudamiento de la economía (más bien lo contrario) evitó quiebras de instituciones financieras en gran escala. Los bancos, que habían amasado grandes ganancias especulando con desenfreno, socializaron las pérdidas que trajo su bancarrota.
En junio de 2013 empezó a girar la política monetaria. El entonces titular de la Fed, Ben Bernanke, anunció que pondría fin a los QE. Empezó a hacerlo, pero sin elevar la tasa de interés. La sucesora de Bernanke, Yanet Yellen, continuaría un paulatino sendero de endurecimiento de la política monetaria, recorrido de muchos gestos. Las tasas de interés de la Fed empezaron aumentar recién en diciembre de 2015, desde 0-0,25 %.
Podemos decir que de conjunto, desde mediados de 2013 la política monetaria tuvo un sesgo moderadamente contractivo, que recién en 2017 y 2018 se hizo más marcado. Eso se frenó en diciembre, cuando la Fed señaló que no pensaba subir nuevmante las tasas en lo inmediato. Ahora, la Fed pasó de pausar los aumentos en lo que va del año, a bajar otra vez la tasa. Pero no especificó que vaya a hacerlo nuevamente en lo inmediato. En su informe, Powell sostuvo que "el panorama para la economía de Estados Unidos es favorable, y esta medida está diseñada para respaldar ese panorama", lo cual no habilitaría necesariamente nuevos recortes de los tipos de interés. La Fed, afirmó, "tiene la intención de actuar como seguro contra los riesgos de un crecimiento global débil y la incertidumbre en las políticas comerciales, ayudar a compensar los efectos que estos factores están teniendo sobre la economía, y promover un retorno más rápido de la inflación a nuestro objetivo del 2 %". Aseguró que continuará "monitoreando" la respuesta de la economía norteamericana y "actuará según sea apropiado para sostener" la expansión económica de Estados Unidos. La Fed volverá a reunirse el l 17 y 18 de septiembre. |