El Tata festeja el triunfo ante Inglaterra en México ´86.
El exjugador de Estudiantes de La Plata, campeón mundial en México ´86 y autor del primer gol en la final, falleció este lunes a los 62 años. Padecía una enfermedad neurodegenerativa.
Otro de los pilares de aquella inolvidable Selección Argentina que dio la vuelta olímpica en el Estadio Azteca en la Copa del Mundo de 1986 partió hacia la eternidad. El Tata Brown, un guerrero del área y símbolo pincharrata murió ayer tras varios meses de internación –desde diciembre del año pasado- por una grave afección neurológica. Brown es recordado para siempre por abrir el marcador con ese cabezazo que doblegó a un arquero alemán Schumacher.
Nacido en el pueblo bonaerense de Ranchos en 1956, el Tata comenzó su carrera en Estudiantes de La Plata donde –habiendo debutado en 1975- tuvo sus mayores momentos de gloria a nivel de clubes: se consagró campeón con los equipos pinchas de 1982 (campeonato Metropolitano) y 1983 (Nacional). También tuvo un paso fugaz por Boca y culminó su carrera como futbolista en Racing. Pero su desempeño en el club platense, donde fue dirigido muchos años por Carlos Salvador Bilardo (incluyendo el campeonato de 1982) le permitió conquistar un lugar en la Selección nacional que el DT asumió en 1983.
El Tata no era titular en el seleccionado: tuvo que superar a otros cracks en el puesto de marcador central como Enzo Trossero de Independiente (duelo que quedó plasmado en una simpática producción fotográfica de la revista El Gráfico) y de Daniel Passarella de River, excampeón del ´78 y titular indiscutido en el combinado albiceleste que viajó a México. Pero una intoxicación muy grave dejó fuera de carrera al excapitán y Brown arrancó como titular -pese a que arrastraba una importante lesión de meniscos- desde el primer partido (ante Corea del Sur) hasta el último, la final con Alemania.
En esa final concretó ese 1-0 tras centro de Valdano que fue clave para coronar con el 3-2 con el que Argentina logró su segunda Copa del Mundo. La imagen del Tata empujando a Diego y elevándose para el cabezazo, sus gestos de dolor por una lesión en el hombro tras el choque con un alemán, su negativa a salir reemplazado y su decisión de seguir jugando casi desgarrado, su camiseta número 5, son postales de aquel mundial inolvidable, tanto como las escenas del protagonista principal, Maradona.
Ayer partió “Bron”, como le decía Bilardo: si nos tomamos una licencia poética podemos imaginarlo recordando anécdotas y movimientos tácticos con José Luis Cucciuffo, otro integrante de esa defensa que ya no está físicamente. Pero su presencia se mantendrá imperecedera en el recuerdo, por haber estado entre los íconos del pueblo pincharrata pero sobre todo por haber llevado al deporte argentino a uno de sus mayores momentos de gloria. Hasta siempre, Tata.
Hasta siempre #Tata Brown !! Eterno campeón del mundo Gracias por el gol inolvidable en la final, el coraje y la entrega total! Siempre en los corazones 🇦🇷 argentos ! QEPD mis condolências para la familia y amigos ! pic.twitter.com/5TD2znLOu6