Nació en un barrio muy popular/ El Fuerte Apache se hace llamar/ El pibe siempre quiso jugar/ Y a su familia poder ayudar
A partir de la dirección y el guión de Israel Adrián Caetano (conocido por algunos trabajos: Un Oso Rojo; Pizza, Birra y Faso; Sandro de América, El Marginal) nace Apache: un proyecto que pone la cámara en una parte de la biografía del actual jugador de Boca nunca antes vista. En ocho capítulos (¿de la primera temporada?) se contarán los orígenes del diez Xeneize: su familia, sus padres biológicos y adoptivos y la relación con sus hermanos. Cabe destacar también, que el ex jugador de la Selección Nacional, aparte de ser el combustible para llevar adelante esta tira, forma parte de la producción y será quien presente la historia de cada capítulo.
"No quiero que sea ficción, quiero que cuente mi vida", había adelantado hace un tiempo, cuando se lo consultó por el rumbo de la historia que se iba a contar. Sin dudas, Tevez carga con una historia que no necesita la aclaración de hechos reales y que todo cineasta querría. Nació en el barrio Ejército de los Andes (conocido de Fuerte Apache y por la estigmatización del periodismo policial), a meses de haber nacido, su madre lo abandonó, su papá biológico murió en una balacera, al año le cayó agua hirviendo en el cuello y le generó la tan mencionada cicatriz que nunca se quiso operar para no perder su identidad. “Es parte de lo que soy”, llegó a confesar. En síntesis, tiene todo lo que una historia necesita para ser contada.
Ahora bien, muchos se preguntarán por qué Tevez y no las otras miles de historias similares que debe haber rondando en todo el país. Bueno, sencillo. Además de haber pasado por un montón de atrocidades en su infancia, el Apache (apodo que le quedó por su barrio) después de convertir el primer gol en Boca no paró de triunfar como futbolista y no solo se consagró como estrella deportiva, sino que también pasó a formar parte de una estampita popular por su vocación de jugador del pueblo. Sus actitudes dentro y fuera de la cancha confirmaron que su estirpe -a pesar de los muchos dólares que pudo haber ganado y sigue ganando – nunca se permitió perder el acento de barrio.
Dentro de sus prioridades están la familia y sus amigos con los que se crió desde adolescente. Tan arraigada es su fraternidad con la gente que se rodea, que además de haber llevado a muchos de ellos a Europa – en sus épocas de jugador en el viejo continente – también tuvo un estrecho acercamiento con el grupo de cumbia que integraba su hermano Diego Tevez: Piola Vago. A ellos los ayudó a tunearse: les compró instrumentos, pagó sus clases de música e incluso participó bailando en un video (Déjala); y gracias a eso, la popularidad de esta banda, nacida al calor del cemento de los monoblocks de Fuerte Apache, tomó vuelo.
Eso es Tevez. Un jugador que está y sigue jugando sin importarle nada. Como si estuviera en un picado de barrio. En un leve revoleo de memoria y teniendo en cuenta que las épocas eran otras, el Apache también podría portar ese mote de “alegría del pueblo”, al igual que lo hizo Garrincha en su Brasil de finales de los cincuenta. Uno con problemas en las piernas, el otro con una cicatriz en el cuello. Ambos consagrándose en el mundo efímero, desde el gentilicio de los nadies. A pura gambeta.
Una historia compleja no conviene que caiga en manos de cualquiera. Los golpes bajos siempre están a la orden del día y la idealización de un mundo que no se conoce también. En el caso de Tevez y de la serie (que contará con un gran elenco: Balthazar Murillo, Sofía Gala, Vanesa González, Alberto Ajaka, Diego Pérez y Patricio Contreras), la decisión de que sea Israel Caetano quien comande todo, es acertada. El director de Pizza, birra y faso, sabe correrse a tiempo de los lugares comunes y hurga en una estética que siempre está construyendo antihéroes. Gente de carne y hueso.