Luego de las PASO, se profundizó la crisis económica que en tres días nos devaluó 30 % más. Hicieron una corrida cambiaria que para las universidades significa U$D 1200 millones menos, y suman en lo que va del año un recorte del 50% al presupuesto para la educación superior. Un saqueo brutal, y eso solo si pensamos en los que tenemos la suerte de poder seguir estudiando, una minoría que podríamos considerar privilegiada.
Mientras se fugan miles de millones de dólares, Macri pidió perdón y siguió pegando. Anunció medidas que son migajas: los bonos para los trabajadores informales equivalen a 6 kg de carne y un paquete de arroz. Del otro lado, Alberto Fernández, salió a bancarlo diciendo que “el dólar a $ 60 está bien”. Ese es el desprecio que tiene esta clase política por los trabajadores. La CGT y las CTA siguen sin mover un solo dedo.
Qué pasa en la calle
La bronca que provocaron el salto de la crisis y los dichos del presidente, se extendió rápidamente. Solo fue equiparada por la incertidumbre que generó el hecho evidente para todos de que la economía Argentina ya no está en manos del gobierno que podamos votar, sino en manos del FMI y los especuladores financieros. Mientras tanto el peronismo puso en marcha todo su poder político, aprovechando el envión del resultado electoral, para frenar cualquier tipo de respuesta. El Frente de Todos lanzó una enorme campaña por redes sociales para evitar cualquier movilización espontánea, salieron a atacar cualquier iniciativa y a sostener al gobierno de Macri completamente derrotado. Alberto Fernández y el peronismo saben muy bien que cualquier movilización popular pondría en aprietos sus planes para aplicar el enorme ajuste y las reformas que vienen a hacer en su futuro flamante gobierno.
La pelea por instalar una alternativa
El resultado de las PASO pateo el tablero político y adelanto la cuenta regresiva para un ajuste que el FMI necesita descargar con todo. Desato un nuevo salto en la crisis económica y política e inauguró un escenario donde adoptar cualquier lógica de los pasados tiempos de “normalidad” de hace apenas siete días, solo obtendrá por resultado una rutina autosuficiente impotente frente a los desafíos que tenemos. Por eso la pelea desde el Frente de Izquierda por poner en movimiento los organismos de organización estudiantil que representan nada menos que a cincuenta mil estudiantes de la zona norte es una audaz tarea para instalar un programa de acción alternativo: asambleas en cada lugar de estudio y trabajo, movilización a Plaza de Mayo el próximo jueves, exigencia de un paro de 36 horas, que sesione urgente el Congreso Nacional para debatir y definir las medidas económicas de urgencia para frenar esta crisis: Terminar con los tarifazos y volver a los valores de 2016, Por cada punto de inflación un punto de aumento salarial, tomar cada empresa que cierre o despida. Desde los centros de estudiantes de la Universidad Nacional de Gral. Sarmiento, de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de San Martín, de Abogacía de la Universidad Nacional de Jose C. Paz se le impuso al peronismo el pronunciamiento con este programa. En la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la Universidad Nacional de Lujan, se peleó frente a la inmovilidad de las conducciones para que los centros se pronuncien. En estos momentos cambiantes de incertidumbre generalizada donde por ahora se elige retroceder hasta el mal menor con la ilusión de evitar la peor de las tormentas, la vía para prepararnos es golpear instalando las únicas respuestas que pueden dar una salida de fondo a los problemas que atraviesa nuestro país. |