Hace unas semanas los ojos de latinoamérica y el mundo se pusieron sobre el pueblo ecuatoriano. Hace unos días nomas, el pueblo chileno dijo ¡basta! Contemplar la represión carga los puños de rabia e impotencia que indigna a cualquier ser humano.
El gobierno de Lenin Moreno sin medir las consecuencias aplicó los planes de ajustes dictados por el FMI. El pueblo ecuatoriano reaccionó de inmediato, ocupando las calles en señal de protesta y enfrentando las fuerzas represivas. Estos reclamos se cobraron varias víctimas. Nicolás del Caño, en el debate presidencial ante el país, saludó su lucha. La sangre de los caídos marcaron a fuego a un gobierno tildado de democrático. El mismo que con palabras dulces, que le acariciaban los oídos, les pidió el voto, los reprimió a balazos. Para tenerlo bien presente en la memoria de los pueblos.
En 1929 las mujeres ecuatorianas en abierta pelea contra la Iglesia Católica que se oponía, obtuvieron el derecho a votar y ser votadas. Esta lucha la encabezó la escritora, periodista, feminista y militante socialista, la señora Zoila Uguarte de Landivar. Presidenta fundadora del Centro feminista, anti-clerical en la ciudad de Quito, Ecuador. No sólo luchó por los derechos de la mujer a la educación, la igualdad, su emancipación económica y los derechos humanos, sino también por el derecho al voto y su participación política.
Ecuador es el primer país en América Latina en reconocer el sufragio femenino, fue el primer triunfo de las mujeres laicas que defendían sus derechos políticos y culturales.
En el año 1930 invitaron a debatir públicamente en dos conferencias a la señora Ana Belen de Sarraga. Esta mexicana, activista anti-clerical durante la revolución mexicana en los años 20, era atea por convicción, manejaba con mucha claridad la filosofía marxista y la empuñaba para combatir los dictados oscurantistas de la iglesia católica.
Ofendida la iglesia, lanzó una furibunda pastoral contra estas mujeres, movilizó a muchos fanáticos y beatas por las calles pidiendo que las quemen en la hoguera. El clero señaló como la hora santa, pidiéndole al pueblo que permanezcan rezando mientras duraban las conferencias. La señora Ana Belén y Zoila Uguarte con experiencia en enfrentar a estas fuerzas oscurantistas con fuerte peso en la sociedad ecuatoriana, para nada se asustaron y siguieron la conferencia reclamando el justo derecho que exigían. Entre esos reclamos, el de la igualdad de género.
Con este ejemplo de valor y audacia puesta de manifiesto en el momento preciso, lograron que el ejército las protegiera de las fanáticas hordas católicas.
Hace unas semanas se realizó el 34° Encuentro Plurinacional de mujeres y disidencias en la ciudad de La Plata. Compañeras de latinoamérica y de todo el país participaron. A ellas y especialmente a las militantes de Pan y Rosas, las invito a difundir estos ejemplos tan valiosos y poco conocidos. |