El exgobernador bonaerense y actual diputado nacional Felipe Solá realizó declaraciones al programa “Habrá consecuencias” de El Destape Radio. Allí criticó a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien en los últimos días expresó su apoyo al Gobierno de Sebastián Piñera, sobre todo en su faz represiva contra la población movilizada que enfrenta el ajuste, el hambre y la miseria.
Solá afirmó que Bullrich es “una experta continental en represión”, en referencia a los dichos de la funcionaria avalando el toque de queda, las detenciones masivas, las torturas y los asesinatos en Chile.
A su vez le preguntaron al referente del Frente de Todos si, en un probable gobierno de Alberto Fernández, tendrán como “desafío” contener manifestaciones sociales similares a las que recorren el mundo, desde Chile y Ecuador a Barcelona y Hong Kong, donde las masas cuestionan a los gobiernos y no encuentran canalización institucional a sus reclamos.
“Hay que abrir la democracia institucional a formas de participación complementaria”, respondió Solá. E intentó graficar esa afirmación poniendo como ejemplo el “consejo de seguridad en el que piensa Alberto Fernández”.
La propuesta de Fernández, expresada de forma genérica en el debate presidencial del último domingo, incluye aumentar el presupuesto del Ministerio de Seguridad y sumar a las decisiones políticas a la narcopolicía del gatillo fácil.
En su continuidad demagógica, Solá planteó que “hay que dar oportunidades de otras formas de participación popular con opinión. Problemas sociales agudos requieren de una representación diferente de la que da la estructura democrática clásica”.
Lo dice como si él no fuera, precisamente, uno de los máximos representantes de la casta política que viene gobernando el país desde hace décadas, participando de casi todos los gobiernos y hasta habiendo hecho alianzas electorales con Mauricio Macri.
“Hemos aprendido con dureza”
En su reflexión radial, Solá habló de la Argentina de diciembre de 2001. Dijo que en ese momento de crisis profunda para amplios sectores de la población, que protagonizaron entre otras cosas saqueos a supermercados en todo el país, “se generó una situación desesperante” y después apareció “el tema de qué manejo tenés de la represión. Creo que hemos aprendido con dureza muchas cosas. Algunos habrán aprendido y otros no de esos años”.
Entre críptica y confusa, la reflexión de Solá no fue cuestionada por los periodistas que lo entrevistaban. Por el contrario, el exgobernador ni siquiera fue consultado sobre su rol represor en esos meses críticos de la caída del gobierno de la Alianza y del gobierno transicional de Eduardo Duhalde.
¿Qué quiso decir Solá con “qué manejo tenés de la represión”? ¿Y con eso de que “hemos aprendido con dureza muchas cosas”?
Impune
Solá en 1999 asumió como vicegobernador del ultrareaccionario Carlos “Meta Bala” Ruckauf y que se convirtió en gobernador porque éste último fue llamado por Duhalde en enero de 2002 para ocupar la cancillería. Por eso sus reflexiones respecto a la “represión” deberían ser consideradas con especial cuidado. En aquel tiempo, desde La Plata él acompañó con convicción las políticas criminales de la Casa Rosada en medio de una crisis social y económica profunda.
El punto máximo de esa política represiva se dio el 26 de junio de aquel año, cuando la Policía Bonaerense a su cargo junto a la Federal de Duhalde y Aníbal Fernández y los servicios de inteligencia montaron una verdadera cacería humana en el Puente Pueyrredón que terminó con dos militantes asesinados, Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, decenas de heridos y varias acciones ilegales de parte de las fuerzas del Estado.
¿Y qué rol jugó Felipe Solá en esos hechos? Primero, fue uno de los que plantearon la teoría de que “los piqueteros se mataron entre ellos”. A tal extremo llegó en esa versión insostenible que se lo dijo por teléfono nada menos que a Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, cuando ella lo llamó para pedirle explicaciones de semejante masacre. “No se preocupe Norita, esto es una guerra entre pobres y se están matando entre ellos”, recuerda Cortiñas que le dijo el entonces gobernador.
Además, es misma tarde Solá llamó al jefe del operativo, el comisario bonaerense Alfredo Fanchiotti, para felicitarlo por lo hecho en el Puente Pueyrredón y hasta le prometió un ascenso en la fuerza. Lamentablemente para ellos, el comisario terminó siendo condenado por el crimen, tras una larga lucha de las familias de Kosteki y Santillán, acompañadas por organismos de derechos humanos y la izquierda.
En una entrevista con este medio al cumplirse 17 años de la masacre, Alberto Santillán relató esos hechos y acusó a los responsables políticos directos del asesinato de su hijo y de Maxi Kosteki: “Primero están el expresidente Eduardo Duhalde y el exgobernador Felipe Solá, de ahí para abajo tenemos a Alfredo Atanasoff (jefe de Gabienete), Aníbal Fernández (secretario general de la Presidencia), Juan José Alvarez (ministro de Justicia y Seguridad), Jorge Matzkin (ministro del Interior), Luis Genoud (ministro de Seguridad bonaerense), entre otros”.
Para el padre de Darío, “todo el mundo sabe quiénes son esos culpables que pergeñaron todo a nivel nacional y provincial, desde el lado de Duhalde y de Solá. Sin embargo la justicia dice que no hay eslabones ‘hacia arriba’ que permitan juzgarlos”.
La falta de esos “eslabones” es producto del accionar del Poder Judicial, abocado a garantizar la impunidad de quienes gobiernan en función de los intereses de los poderosos y contra quienes luchan por sus derechos. Como Duhalde y Solá. |