La exatleta fue la primer mujer en la historia de las olimpiadas modernas en encender el pebetero olímpico. Su fallecimiento se da en la víspera del aniversario de la Ceremionia de Clausura de los Juegos Olímpicos de México 68.
Un domingo 27 de octubre de 1968, los XIX Juegos Olímpicos llegaban a su fin; la Ceremonia de Clausura estuvo llena de fuegos artificiales, atletas de todo el mundo abrazándose y despidiéndose mientras sonaba El Son de la Negra. Hoy, sábado 26 de octubre, pero de 2019, en la víspera del 51 aniversario de ese emotivo momento, la vida de Enriqueta Basilio también llegó a su fin.
En un comunicado de redes sociales, el Comité Olímpico Mexicano publicó:
La #FamiliaOlímpica mexicana lamenta el deceso de nuestra querida #EnriquetaBasilio, emblema del olimpismo mundial al ser la primera mujer en prender un pebetero olímpico #JOMexico68. Nuestra solidaridad a sus hijos, familiares y amigos en este difícil momento. QEPD pic.twitter.com/u2HlHnGgWR
Hace dos años, la exatleta sufrió un accidente en su casa que le provocó una fractura de cadera. Asimismo, se le había diagnosticado mal de Parkinson.
Queta y las olimpiadas
El 23 de agosto de 1968, la actriz griega Maria Mosxoliou encendió en la ciudad de Olimpia el fuego olímpico. La tradicional ceremonia griega de llevar el fuego a la sede de los juegos había iniciado y la antorcha comenzó su recorrido.
Pero esta ocasión, México sería el anfitrión de los juegos, siendo el primer país en vías de desarrollo en hacerlo —atravesado además por un malestar contra el autoritarismo de Díaz Ordaz—, situación que no se repetiría sino hasta 2016 con los Juegos Olímpicos de Brasil. La antorcha recreó el viaje de Cristóbal Colón, recorrió 13,620 Km, pasando por las manos de 2778 atletas y 55 países para finalmente llegar a Teotihuacan el 11 de octubre, viernes también como cayó este año, donde se realizó una Ceremonia del Fuego Nuevo.
Al día siguiente, atletas de 119 países (algunos divididos, como Alemania) se dieron cita en el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria para asistir a la Ceremonia Inaugural de los XIX Juegos Olímpicos. La última persona en portar la antorcha fue la bajacaliforniana Enriqueta Basilio, de entonces 20 años de edad.
Vestida de blanco, Queta corrió en la pista del Estadio, subió las empinadas escaleras, se paró ante 100 mil espectadores y, mirando a los cuatro puntos cardinales, encendió el Pebetero Olímpico. Fue la primer mujer en realizar semejante hazaña desde que el barón Pierre de Coubertin impulsara el resurgimiento del evento en 1896.
Durante el transcurso del evento deportivo, Basilio compitió en los 400 metros, relevos 4 x 100 metros y 80 metros con obstáculos. Se retiró pero permaneció como miembro permanente del Comité Olímpico Mexicano.
El año pasado, como parte de la celebración del cincuentenario de los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México, Queta volvió a recrear su hazaña y subió nuevamente al pebetero universitario para encenderlo. En su momento, dijo que era un "orgullo y que tuvo que ponerse pesas en los pies o algo, porque con el viento que se siente en el estadio saldría volando".
En entrevista para la revista Proceso en 1998, Guy Lagorce, entonces periodista de L’Equipe en el 68, declaró que "para mí los Juegos Olímpicos de México fueron los más tumultosos y los más apasionantes de toda la historia de las Olimpiadas [...] Fue en México donde por primera vez se vieron minifaldas en el desfile de inauguración de los juegos. ¡No se ría! ¡Fue una revolución...! Y más extraordinario todavía: en ese país que tiene fama de machista, por primera vez en la historia de los juegos, una mujer, la campeona nacional Enriqueta Basilio, subió 90 escalones para encender la llama olímpica. En el campo de las proezas deportivas, México fue la locura. ¡Los más bellos juegos de la historia!".
Triste es reportar la partida de una mujer que se volvió uno de los símbolos de esos juegos tan bellos, que también llevan la mancha de la represión ocurrida 10 días antes en Tlatelolco y que fueron usados por el PRI para legitimar su régimen. A pesar de ello, el legado de Queta vive en cada mujer que aspira a competir en el deporte. Abajo encontrarás el video oficial de los Juegos Olímpicos de México 68.