Hace pocas semanas Pedro Sánchez decidió volver a convocar elecciones ante los problemas de formar un gobierno de coalición con Unidas Podemos y contar con el apoyo de Esquerra Republicana. Sánchez trataba de conciliar el sueño en su nuevo colchón de La Moncloa, pero se despertaba una y otra vez transpirado gritando “los presupuestos”. Y, recordaba cómo en sus pesadillas se sucedían las reuniones de gabinetes con un díscolo Podemos.
La pesadilla se hizo realidad, aunque con importantes variaciones. El líder de Unidas Podemos ha cedido en todo el programa con tal de conseguir algunos puestos en la reunión de los viernes. Parece que Pablo Iglesias ya ha tomado “el cielo por asalto”: tiene un buen chalet, hijos, tres perros y sería vicepresidente (¿habrá encendido la hornalla, antes de comprar la comida?). Y, un buen candado en la puerta de su palacete; mientras la juventud sufre una precariedad sin precedentes.
Las generalidades enunciadas desde el punto de vista social en el preacuerdo, se desdibujan frente al respeto del equilibrio presupuestario exigido por la Troika y acordado con los organismos europeos.
Un aspecto delicado de ese programa de preacuerdo de gobierno, de dudosa calidad democrática, es la parte referida a Catalunya. En el mismo se explican algunas generalidades sobre Catalunya. Se habla de “diálogo”, de “convivencia” siempre entre catalanes y, por supuesto dentro del estrecho marco constitucional. El acuerdo entre el PSOE y Unidas Podemos busca un “diálogo” represión policial y judicial, mediante, con rehenes políticos que son los presos políticos, etc. Podríamos decir que Unidas Podemos se ha hecho un baño de “cal viva”.
¿Y, Catalunya pa’ cuando?
Pero la otra parte de la pesadilla parece que también se puede hacer realidad. La suma de los escaños para hacer realidad un Gobierno de Sánchez e Iglesias, se hace más bien imposible sin conseguir el apoyo de Esquerra Republicana (ya sea por activa o por pasiva). Sánchez va sumando escaño por escaño como millones de familias hacemos para juntar las monedas a final de mes, y es posible que le pase lo mismo que a estas, que no le alcance.
Sin embargo, los líderes de Esquerra Republicana han dicho, ya durante el primer intento de investidura post 28A, que apoyarían el acuerdo PSOE-UP. Y, por si había dudas, el Vicepresident del Govern catalán, Pere Aragonés ha salido al paso para aclarar que ofrece su abstención si el Gobierno español vuelve a los 21 puntos de Pedralbes. Con ofertas así, igual Pedro Sánchez puede dormir mejor. Prueba de ello ha sido la abstención de Esquerra para que en el consistorio barceloní, la alianza de los Comuns y el PSC puedan comenzar a tramitar los presupuestos municipales.
Aragonés planteó que el objetivo de su formación política era conseguir un “compromiso de crear una mesa de negociación y diálogo entre iguales”. Algo, por lo menos curioso, ¿qué quiere decir “iguales”? Cuando el Estado español te pone dirigentes políticos presos por 100 años, amplia la lista de rehenes con los siete del 23S, más detenidos con los jóvenes que enfrentaron la sentencia y la represión de los Mossos, o con Sánchez que no permite el libre debate en el Parlament y volverá a poner la convocatoria de referéndum en el código penal, etc. y etc. y etc. Hay algunos que son “más iguales que otros”.
Realmente es muy extraño que eso de “iguales” lo diga Esquerra cuando Junqueras tiene 13 años de cárcel. Sin embargo, el diálogo es importante. Pero, ¿de qué pueden dialogar con el Gobierno español? Sánchez, Rajoy, Calvo, el finado Rivera y Casado han dicho por activa, pasiva, soñando, borrachos y de cualquier manera que no permitirán un referéndum de autodeterminación. Incluso, a pesar de que el 70-80% de los catalanes quieren votar para contar los apoyos a uno u otro proyecto.
El líder republicano ha aclarado que “estaremos a favor de una salida política y democrática”. Dejando claro que quiere “dialogar”. Aunque también explico que “les corresponde a ellos la iniciativa. Sin eso, no nos podemos mover”. Con esto Aragonés reconoce cierto cambio en la situación política porque la juventud salió a luchar en las calles y, también reconoce que pagará el coste por ese diálogo con Sánchez. Es que les une el espanto.
Esquerra Republicana necesita un acuerdo con Sánchez para poder hacer efectiva su estrategia de negociación de acuerdos favorables a las empresas catalanas. “Su” estrategia que durante 23 años llevó a cabo Jordi Pujol para ir ganando espacios de poder dentro del Régimen del 78. Y, Pedro Sánchez les necesita para lograr cierta estabilidad política, aprobar presupuestos y dirigir la nave española por las tormentas económicas que se nos acercan. Lo que no queda claro es que pueden dialogar y ceder ambas partes, en el marco de la situación política actual.
Sin embargo, éste acuerdo choca con la voluntad política de dos actores importantes. Por un lado, la parte más cavernícola del Régimen del 78. Esto es en primer lugar el Poder judicial y la Monarquía. Y, en segundo, el difícil equilibrio dentro de la derecha, con el acenso de la formación filo-fascista de Vox. Pero, también hay otro actor que es la juventud y la izquierda independentista. En la medida en que ésta reorganice la vanguardia de manera independiente del “processisme” para ampliar la base entre los trabajadores jugará un papel autónomo en la lucha de clases y de calles.
ERC hace una crítica parcial a la visión del PSOE sobre Catalunya cuando señala en el punto 9 del citado preacuerdo que hay un problema de convivencia en Catalunya. “Esto no es un problema entre catalanes, como si hubiera dos comunidades enfrentadas en Catalunya”. Sánchez así quiere evitar el diálogo “entre iguales” y limitarlo a un acuerdo entre ERC-PSC. Pero es que eso lo sostiene Pedro Sánchez desde hace meses.
El objetivo de Pedro Sánchez y el PSOE consiste en gobernar España, a favor del Ibex 35. Y, para ello trata de evitar el acuerdo con fuerzas catalanes, pero no le queda otra opción, a menos que haya un casi imposible cambio radical en el PP. Una vez más se hace imposible gobernar en España, sin tener en cuenta qué es lo que pasa en Catalunya.
¿Será posible hacer efectivo el primer gobierno de coalición en el Estado español? No se sabe. Pero queda claro que un gobierno así, no se plantea las medidas necesarias para resolver la precariedad y el paro de la juventud, las mujeres y el resto de los trabajadores. Así como tampoco el derecho democrático de los pueblos a la autodeterminación. Por el contrario, se plantea conseguir la famosa “seguridad jurídica” para el gran empresariado y mantener la unidad de España contra la voluntad de sus pueblos. |