La situación de los trabajadores del Teatro Colón no es la excepción ante las necesidades del pueblo trabajador. La crisis económica, la pérdida acelerada del poder adquisitivo, los tarifazos, el costo de los servicios básicos, son una problematica que padecen en forma generalizada todos los trabajadores del Coliseo.
Músicos, bailarines, técnicos y diversas áreas que sostienen el teatro día a día, que entregan con entera disposición sus conocimientos, sus oficios, su creatividad, dijeron basta ante los oídos sordos de sus directivos que no escuchan ni dan respuesta a sus reclamos.
"Anoche estrenamos El lago de los Cisnes en el Teatro Colón y al finalizar la función expresamos la situación que vive nuestro Teatro Público."
#DignidadLaboral
#BastaDeAbusoDePoder
#BastaDePrecarizacionLaboral
Expresó en su muro de facebook Federico Fernández, uno de los primeros bailarines del teatro Colón.
También denuncian que mientras el conjunto de los trabajadores hace rato viene expresando de distintas maneras su descontento, exigiendo como una imperiosa necesidad el saneamiento salarial, que se acabe la precarización, y otras cuestiones a las autoridades que gestionan el teatro con mayor presupuesto del Ministerio de Cultura, estas no dan respuestas a los reclamos, pero si destinan una gran parte de ese presupuesto en contratos millonarios de diversos artistas extranjeros, en logística de transporte de escenografía (por más de 9 millones) y otros gastos injustificados.
Fundaciones que hacen contratos con el teatro por millones, y la insistencia en hacer del teatro una sala de alquiler para eventos privados y negocios de amigos del macrismo, son moneda corriente.
El intento de aplicar una carrera que precariza y no reconoce la profesionalización y los oficios calificados de los trabajadores es otro de los reclamos que se viene dando. Mientras se programa de forma caprichosa generando severos problemas de trabajo y desorganización en los distintos títulos que componen la temporada y se terminan destinando en horas extras que serían innecesarios recursos que podrían sanear el salario de la jornada normal de trabajo.
Todo esto expresa el descontento que los trabajadores vienen denunciando hace rato y que hasta el momento no han tenido solución y no son escuchadas sus ideas, su predisposición a hacer un teatro que le devuelva a la sociedad el resultado del trabajo colectivo que, en última instancia, eso es lo que resulta de cada obra que se expone, sin discriminación por costos de entradas inalcanzables.
La disposición de los trabajadores para la puesta en práctica de las distintas áreas técnicas y artísticas termina chocando con un proyecto de teatro como caja de negocios para funcionarios y asociados. Este es el malestar que se empieza a expresar de diversas formas y ahora se hace público. |