El pasado 12 de Abril, Lewis Hamilton se coronó vencedor del Grand Prix de China y tuvo la lamentable "ocurrencia" de festejar en el podio rociando con champán a una promotora que se encontraba a su lado. La "gracia" tomó por sorpresa a Liu Siying, la chica de 23 años que sufrió la "broma". Como muestran las imagenes que recorrieron el mundo, Hamilton echó el líquido (que emanaba con fuerte presión) a muy corta distancia al rostro de Liu. Medios ingleses se hicieron eco y llovieron las críticas al piloto de fórmula uno.
Aunque la chica consideró que las críticas a Hamilton fueron exageradas, asociaciones feministas de Shangai sostienen que el piloto debería disculparse públicamente por un festejo que, además de machista, lo perciben como violento. Por otra parte, cuestionan el lugar que se le asigna a la mujer en las carreras: jóvenes vestidas de manera sexy con el sólo objeto de "decorar" el podio acompañando al ganador.
Hamilton, que tiene en su haber un antecedente similar en Barcelona, no declaró nada al respecto, a más de 10 días del hecho. El machismo reinante en el ámbito de la Fórmula 1 lo persuade de que su "gracia" no tuvo nada de ofensivo. En las redes sociales, miles de usuarios opinaron lo contrario y ardieron criticando a Hamilton.
Si algo se puede rescatar de esta agresión machista es que pone en el tapete el lugar de objeto que se le impone a la mujer en el automovilismo de alta competencia. |