Hoy se cumplen 19 años desde el día en que Marcelina Meneses y su pequeño hijo de diez meses fueron asesinados. Después de casi dos décadas este crimen brutal y xenófobo sigue impune.
A pesar de todas las trabas y de que la causa se cerró, la familia de Marcelina siguió luchando en sus memorias y logró que el 10 de enero sea declarado por la Legislatura Porteña como “El día de las Mujeres Migrantes”, a partir de la sanción de la Ley Nº 4409, en 2012.
Reina Torres es su cuñada y directora del Centro Integral Marcelina Meneses. Con razón aseguró que: “Los migrantes ya venían teniendo problemas, porque siempre que hay crisis los utilizan como chivo expiatorio”, explica a El Grito del Sur Reina Torres, cuñada de Marcelina y directora del Centro integral Marcelina Meneses.
Meses después las jornadas revolucionarias de diciembre irrumpieron en rechazo al enorme ajuste impuesto por el gobierno de De la Rúa y la Alianza, con la colaboración del peronismo.
Un crimen xenófobo, el Estado responsable
El 10 de enero de 2001 Marcelina y su hijo de diez meses, Alejandro Joshua Torres fueron arrojados del tren en movimiento cuando se dirigían desde la localidad de Ezpeleta, donde vivían, hacia el hospital Fiorito en Avellaneda.
La joven de 30 años había subido con varias bolsas y su bebé y viajó parada, nadie fue capaz de cederle el asiento. Cuando iba hacia la puerta para bajar en la estación de Avellaneda, un hombre al que sin querer rozó con una bolsa la empezó a insultar.
Según declaró Julio César Giménez, uno de los testigos que declaró en la causa, Marcelina subió alrededor de las 9.05 h en la estación de Ezpeleta. Ella quedó parada, con el bebé en la espalda y cargada de bolsos, a metros de la puerta que da al espacio que hay entre vagones.
Cuando se acercaban a la estación Avellaneda, antes de la curva que pasa frente al estadio de Independiente, ella se acomodó para ir a la salida y en ese movimiento rozó con los bolsos el hombro de un pasajero de unos 65 años, de saco marrón, que le gritó: “¡Boliviana de mierda! ¡No mirás cuando caminás!”. La mujer calló. Giménez intentó defenderla: “Che, tengan más cuidado, es una señora con un bebé”. Un segundo pasajero lo increpó: “Qué defendés vos, si estos bolivianos son los que nos vienen a quitar trabajo. Igual que los paraguayos y los peruanos”. Giménez siguió discutiendo. “Pará la mano hermano, que eso es lo que venden los políticos. Somos todos latinoamericanos”, opinó. Y le gritaron: “¿Vos qué sos? ¿Antipatria?”.
Según relató Giménez, desde el fondo apareció un guarda. Se había formado la fila para bajar. El uniformado avanzó hasta que escuchó la discusión y los insultos xenófobos. “¡Uh! ¡Otra vez estos bolivianos haciendo quilombo! ¡Me tienen podrido. ¡Yo me las tomo!”, dijo. “Fue una cosa de segundos. Se había sumado otra gente. Hubo más insultos y escucho que uno que estaba de ropa de Grafa le dice a un compañero: ‘¡Uy, Daniel, la p… que te parió, la empujaste!’”.
El testigo aseguró que entonces el tren se detuvo. Él se acercó caminando cien metros hacia el lugar en el que quedaron los cuerpos. “La empresa y la Policía intervinieron en el acto. Yo le dije a un policía de la Federal que había visto lo que pasó pero él me echó detrás de la valla”.
La xenofobia no cayó del cielo. Funcionarios estatales despliegan su furia contra quienes intentan buscar un futuro un poco mejor, intentando presentarlos como enemigos, delincuentes, quienes les "roban el trabajo a los argentinos".
Sin ir más lejos y sólo por mencionar la provincia de Buenos Aires, donde Marcelina y su bebé fueron asesinados, muy suelto de cuerpo en una entrevista radial en 2014 el ex carapintada y actual secretario de Seguridad del Gobierno bonaerense, Sergio Berni aseguró: “Estamos infectados de delincuentes extranjeros”.
Puede asegurarse que Berni es consecuente con su pensamiento y práctica. Durante el gobierno de Macri la “doctrina Pichetto” lo tuvo como uno de sus adherentes.
En un programa de televisión no ahorró gritos hacia un abogado de origen haitiano que reclamaba contra el racismo en Argentina, a quien le exigió: "Si viene a nuestro país, tenga un poquito de respeto".
Fiel a su xenofobia y una vez más a tono con Pichetto, quién aseguró que “el delito peruano es agobiante”, el kirchnerista Sergio Berni no se quedó atrás y recordó que él impulsó la idea de “expulsar a extranjeros que delinquen”.
Funcionarios de altos cargos y en todos los niveles estatales, incluidas las fuerzas de seguridad, propagan y fomentan la xenofobia, sobre todo en momentos de crisis.
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