En la página del Gobierno británico, desde este último miércoles, se puede leer el documento: “El sistema de inmigración basado en puntos del Reino Unido: declaración política”. Su primer párrafo hasta puede parecer esas leyendas que aparecen en las películas de un futuro distópico, pero no.
“El Reino Unido (UK) salió de la Unión Europea (UE) el 31 de enero de 2020. Esta declaración de política establece cómo cumpliremos nuestro compromiso con el público británico y retomaremos el control de nuestras fronteras”. Comienza el documento que explica cómo será la política migratoria del Reino Unido a partir del 1° de enero del 2021, que es cuando culmina el período de transición que se dio el Gobierno de Johnson para terminar su pertenencia y vinculación con la Unión Europea.
Lo cierto es que este adelanto de lo que será la política “anti inmigratoria”, de Londres, apunta a impedir que trabajadores europeos de bajísimos recursos, pero sobre todo inmigrantes que vienen huyendo de regiones donde hay conflictos bélicos, crisis políticas o económicas muy pronunciadas (como el caso de Siria), puedan buscar sustento en el Reino Unido.
Aunque ese sustento sea pobrísimo y ocupen los más bajos puestos en los trabajos menos tecnificados y más precarizados. Mayoritariamente son empleados como meseras y meseros, obreros de la construcción, limpiadores, cuidadores de personas mayores, jóvenes precarizados de call center o de las aplicaciones.
A partir del año que viene, un sistema de puntos basado en el nivel salarial, el nivel de estudios, qué tipo de empleo haya conseguido y hablar un buen inglés, serán los determinantes de que se pueda entrar al país con una visa de trabajo o residencia.
La meritocracia hecha ley contra los trabajadores precarios.
El objetivo es, según el gobierno inglés (uno de los países que levantará una muralla “legal” contra los estratos más bajos de la clase trabajadora inmigrante, pero que a su vez mantiene con un gasto más que millonario para una de las instituciones más retrógradas y parasitarias que el capitalismo todavía sostiene, como es la realeza), reconvertir la economía avanzando en la tecnología y automatización de las empresas. Cuestión que muchos países centrales vienen haciendo hace años, a la par que hicieron crecer la precarización laboral.
Cómo serán las nuevas normas reaccionarias contra los trabajadores inmigrantes
En primer lugar el documento habla de que deberán tener una condición elemental: hablar un inglés “con un nivel requerido”, aunque no especifica cuál es ese nivel.
Además necesitarán contar con una oferta de trabajo de un “empleador adecuado” y demostrar que la oferta de trabajo está directamente relacionada con su nivel de capacitación.
Otro requisito será el nivel de ingresos anuales: 25.600 libras (30.843 euros).
Aunque el Gobierno de Johnson acordó aceptar ingresos menores que esos, se aceptarán a trabajadores que puedan llegar a ganar 20.480 libras (24.682 euros) siempre y cuando puedan demostrar que en el área dónde serán empleados hay escasez de personal.
El salario mínimo actual, anual, en Inglaterra es de 19.184 euros, unas 16.320 libras. Muchas organizaciones no gubernamentales europeas calculan que con el nivel salarial requerido por el “Brexit Johnson”, casi un 70% de la fuerza laboral europea se vería imposibilitada de entrar al Reino Unido. Esto también da cuenta de los bajos salarios que pagan las patronales europeas.
Todos esos requisitos arrojarán un sistema de score o puntaje, como mínimo necesitarán 70 puntos para poder iniciar el trámite de solicitud de ingreso al Reino Unido. Hablar bien inglés representan 10 puntos, tener una oferta laboral de una empresa certificada otros 20 y así se irán sumando, hasta llegar al mínimo necesario.
Las grandes patronales británicas (nucleadas en la Confederación de la Industria Británica (CBI por sus siglas en inglés), celebraron el anuncio de la medida. Pero a su vez advirtieron que ya surgió preocupación en la industria hotelera, de bebidas, alimentación. Estas son todas ramas que emplean mayoritariamente trabajadores inmigrantes, con sueldos bajos.
En Estados Unidos, la política de Donald Trump discrimina por nacionalidad, así vemos cómo sudamericanos y sobre todo centroamericanos son los “espaldas mojadas” que sufren todo tipo de vejaciones, si logran llegar a pisar suelo estadounidense. Ahora Gran Bretaña, cuando termine el período de transición del Brexit, hará una discriminación más “sofisticada”, será por nivel educativo y calificación laboral.
El capitalismo lleva a esas aberraciones, donde los trabajadores son puntajes que se deben alcanzar para poder subsistir.
Una muestra más de que no puede ofrecer otra cosa que penares para la gran mayoría de la humanidad, razón más que suficiente para luchar por su extinción. |