EFE / David Borrat
Entre 100.000 personas, según la gendarmería francesa, y 200.000, según los organizadores pudieron escuchar las palabras de Puigdemont, Comín y Ponsatí en la ciudad de Perpiñán.
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También se han podido escuchar mensajes grabados de los líderes de Esquerra Republicana. Del líder del partido, Oriol Junqueras, se escuchó un audio y, de Marta Rovira se pudo ver un vídeo. Un acto que se ha convertido en el pistoletazo de salida de la pre-campaña electoral.
Unos más que exhaustivos controles de la Policía Nacional en la frontera han impedido que la concentración en la ciudad francesa sea aún mayor. Estos controles fueron complementados del lado francés por la Gendarmerie. Estos han hecho retrasar el acto más de una hora y también ha impedido que alrededor de 100 autocares y muchos vehículos particulares pudieran llegar a tiempo para estar en el acto.
El “Consell per la República” de Carles Puigdemont ha mostrado músculo a más de dos años de la aplicación del 155 que le echó de la Presidencia. La ofensa de la represión del Régimen del 78, liderada por el PP, el PSOE y el Monarca, no es olvidada por el pueblo catalán y se demuestra que la movilización del pueblo está latente. Solo falta que los dirigentes políticos y sociales les convoquen…
El acto también ha evidenciado el distanciamiento político que hay entre Junts per Catalunya y Esquerra Republicana. Puigdemont ni mencionó la mesa de diálogo que protagoniza su compañero de JxCat Quim Torra. La exconsellera, Clara Ponsatí dijo textualmente “No nos dejemos engatusar por futuras mesas y diálogos engañosos que sólo buscan ganar tiempo para Pedro Sánchez”. ¿Irá de farol también esta vez?
La puesta en escena de las fuerzas republicanas ha sido más discreta. No solo porque sus dirigentes más importantes no se podían desplazar a la ciudad catalana, sino también por los mensajes de diálogo y unidad. Junqueras pedía “no nos confundamos de adversario” puesto que “tenemos fuerza para obligar al Estado a hacer cosas que no quiere hacer" reivindicando el diálogo logrado en la Mesa de gobiernos catalán y español.
Cada fuerza política ha profundizado en su discurso y perfil político con un ojo (o los dos) puesto en las elecciones catalanas aún sin fecha. La clave sigue siendo la lucha por la hegemonía política del movimiento catalán. Sin embargo, las diferencias políticas no son cualitativas.
En primer lugar, ambas han dejado el referéndum del 1O para los días de fiesta y los grandes discursos. Es decir, para los 11S y las campañas electorales. Desde la Generalitat catalana se han dedicado a desmovilizar el pueblo catalán, incluso sufriendo una feroz represión judicial y policial. Incluso han reprimido a los jóvenes que el 14O han salido a protestar contra la sentencia a los líderes independentistas.
En segundo lugar, ambas participan de la mesa del diálogo. A no engañarse, que Esquerra Republicana haya sido quien la impulsara no niega que el president y los dirigentes de Junts per Catalunya están participando activamente de ella. Si alguien espera que el PSOE acuerde un referéndum de autodeterminación pactado que espere sentado porque décadas de pie le cansará.
En tercer lugar, las dos formaciones ya están en “modo campaña electoral”. No se si recuerdan cuando algún dirigente catalán dijo que “estas eran las últimas elecciones autonómicas”. Pues, nada de eso. Mientras miles de jóvenes son precarios, hay un paro que no baja de 300 mil personas, hay un crecimiento de los despidos, etc, etc; estos dirigentes solo nos piden su voto.
Sectores de la izquierda independentista no han participado del acto
Por otro lado, en un comunicado la CUP hacía público ayer que no participará del acto de Perpiñán. Desde la formación independentista recordaban que no forman parte del Consejo por la República y denunciaban que en este acto "se ven ciertos partidismos". Manifestaban también que "entendemos que la lucha antirepressiva tiene que ser uno de los ejes vertebradores del nuevo ciclo político, pero esta estrategia tiene que estar desvinculada de ciertos partidismos que se entrevén en el desarrollo de este acto’, así como también lanzaban un mensaje de "solidaridad anti-represiva a todos los exiliados y exiliadas".
Sin embargo, organizaciones como Poble LLiure han estado presentes. Guillem Fuster, portavoz nacional de Poble Lliure y miembro del Consejo de Gobierno, ha señalado, "Remarcamos la presencia del independentismo de izquierdas a la movilización masiva de hoy en Perpiñán y la necesidad de construir institucionalidad republicana", y se manifestó en contra de la valoración de la CUP como un acto partidista.
Sectores amplios de la juventud y de la izquierda independentista han sido críticos con este acto, develando que el movimiento democrático e independentista catalán no podrá avanzar bajo la dirección de los representantes de la burguesía y pequeña burguesía catalana. Y que es necesario superar a las direcciones burguesas de JxCat y ERC y ampliar la base hacia el pueblo trabajador. La CUP y la Izquierda Independentista tiene un gran desafío en estos momentos para reagrupar la vanguardia, ir a las fábricas y lugares de estudio con un programa anticapitalista que resuelva los graves problemas sociales y la lucha contra el Régimen del 78 para permitir votar en un referéndum de autodeterminación. |