“Para llegar a fin de mes no sé como haré, porque todos los días es una odisea poder comprar y mantener la alimentación de mis hijos” explica Lorena, que vive en Llavallol, trabajaba precarizada y recientemente perdió su empleo. ¿Cómo hace ella para zafar? Igual que tantos otros habitantes del país -y muy especialmente las jefas de hogar-: haciendo magia. “Siempre estoy haciendo malabares, canjes y esas cosas para poder sobrevivir a semejante ajuste que estamos sufriendo”, resume. Mica, que es de Florencio Varela, trabaja limpiando casas y estudia a pura garra en un terciario; tiene a su cargo 3 niñes. Tampoco llega a fin de mes: “Tuve que dejar de comprar productos de la canasta básica familiar y abandonar materias del terciario porque no me alcanzaba para viajar”, explica. “No llego a fin de mes ni con ayuda de mi mamá, porque mi sueldo es muy bajo”, cuenta Paula desde Ezeiza; estudia y trabaja en condición de monotributista.
Nayla es docente, vive en Monte Grande y comparte con este diario una reflexión sobre la situación económica y política actual: “Se empezó a disfrazar un poco más el pago de la deuda, con esto de que ‘tenemos que hacer un sacrificio’, pero siempre los sectores más populares somos los que lo tenemos que hacerlo: los trabajadores, los jubilados, los docentes, gente que que no tiene tampoco un apoyo sindical como los monotributistas. El ajuste y el recorte para pagar una deuda fraudulenta cae sobre estos sectores (…) Es necesario cuestionar nuestros puestos de trabajo, las condiciones laborales, somos las mujeres las que más caemos en el trabajo precarizado. Creo que también es importante tener en cuenta por ejemplo a la comunidad LGTTBI, que es muy afectada por este sistema que los ata a laburos super precarizados, y donde incluso tienen poca esperanza de vida”. “Como trabajadora tercerizada en el aeropuerto y sostén de mi familia no llego a fin de mes porque alquilo” cuenta Débora, y sigue: “la canasta básica esta carísima, así como también los servicios. En casa se trata de economizar en todo, buscar precios, pero ni así se llega con la plata. Este año no vimos cambios, todo sigue igual (…) este gobierno nos está ajustando”.
El golpe de la inflación a bolsillos cada vez más enflaquecidos se siente desde lo más básico que es comprar alimentos y pagar los servicios, hasta otras cosas que significan una pequeña gratificación después de muchas horas de trabajo. En palabras de Gloria, que trabaja de lunes a sábado cuidando a personas mayores y enfermos: “Este último año la inflación desvalorizó mi sueldo, y para llegar a fin de mes cada vez más tenemos que prescindir de cosas importantes, como comer una vez por semana carne ¡y de ir al cine ni hablar!”. Algo parecido cuenta Eliana de Varela, que labura en un negocio y estudia en la UNAJ (Universidad Nacional Arturo Jauretche) mientras cuida a su hija: “Para llegar a fin de mes con mi pareja que hace changas dejamos de lado comidas y otros gastos que antes teníamos”. Sabrina es de Berazategui, también estudia y trabaja: “tenemos que endeudarnos cada mes con las tarjetas de crédito o ir a sacar un préstamo para poder pagar impuestos y comer”, relata.
Nos dicen que comer carne y otras cosas básicas e ir al cine son lujos que tenemos que sacrificar para ser “solidarios”; lo dicen quienes viven en costosísimos departamentos en Puerto Madero o en barrios privados y gozan de todos los privilegios de su clase, como el presidente y gran parte de sus ministros, por no hablar de los referentes de las demás fuerzas políticas patronales.
Las más jóvenes sienten la crisis que tiran sobre nuestras espaldas con el doble de impacto: “la notoria diferencia que veo este año es cómo cada vez cuesta más conseguir un trabajo en blanco, o uno con un sueldo digno. Para poder cubrir mis necesidades busco varios trabajos temporales”, cuenta desde Monte Grande Agustina, de 17 años. Magalí es de Ezeiza, trabaja precarizada en comercio y relata: “Nunca llegué a fin de mes con mi sueldo, por trabajar en diferentes lados. Lo que noté es que este último año, con un trabajo un poco más estable, es que tampoco llego a fin de mes y me alcanza menos que antes lo que cobro”. Melani tiene 18, es de Luis Guillón y al no tener un trabajo fijo hace changas. “Lo que noto que se hace para llegar a fin de mes es agarrar trabajos extras”, cuenta pensando en su entorno más cercano.
Buscando una salida: organizarse, hacerse escuchar y movilizarse
A pesar del panorama desalentador descripto anteriormente, muchas de estas mujeres encontraron en la organización la forma de luchar por una salida favorable a los sectores más golpeados por la crisis y el ajuste del gobierno, que hace los honores al FMI a costa del sufrimiento del pueblo.
Las palabras de Lorena sobre este tema son claras: “me organizo con otras mujeres porque me parece que organizadas es de la única manera que podemos enfrentar esta crisis capitalista que nos viene dando palos hace ya mucho tiempo. Conociendo a otras mujeres, sabiendo cómo viven, es la manera de saber que juntas y organizadas podemos decir basta. No queremos dejarles este futuro a nuestros hijos”.
Débora lo expresa así: “En nuestro trabajo siempre tratamos de organizarnos, porque el trabajo nos roba mucho tiempo de nuestras vidas. Nos pronunciamos por causas que son importantes, desde el Ni Una Menos hasta movilizamos por el aborto legal”. Sobre este último tema Paula dice que “en temas que a mí me interesan como el aborto, las cosas no van hacia el lado propuesto por el proyecto de la Campaña [NdR: que ya fue presentado en el Congreso 8 veces], van para otro lado que no sería bueno para todas las mujeres”. “Para el 8M creo que es muy necesaria la organización” plantea Nayla “porque tenemos que defender un proyecto de ley con respecto al aborto seguro legal y gratuito sin modificaciones. Es una ley por la que ya muchas mujeres se empezaron a movilizar y con un proyecto ya existente que representa las voces de las mujeres. También hay que cuestionar cómo la iglesia juega mucho a favor de que no salga la ley, en repudio a esta contramarcha que convocan en Luján; es importante que salgamos muchas a las calles, pedir la separación de la Iglesia del Estado. (…) Es importante que los compañeros varones tomen conciencia de esto y que también cuestionen en los centros de estudiantes, en sus puestos de trabajo, y que salgan a las calles por nuestros derechos. Me movilizo con Pan y Rosas porque es el único frente que realmente cuestiona todos estos temas: el que se presente un proyecto con el absurdo de que no sea por el cual se viene luchando. Porque propone la separación de la Iglesia y el Estado. Porque va en contra del pago de la deuda externa”.
Melany cuenta que “la primera vez que nos organizamos fue en el acto que hizo el FIT-U en la 9 de julio. Anteriormente veníamos leyendo las propuestas del partido y realmente es el único partido de trabajadores para trabajadores. Este 8 y 9M nos movilizamos con el Frente de Izquierda para que no haya Ni Una Menos”. “Este 8 y 9M me movilizo con mis compañeras y mi hija por el no pago de la deuda que nos precariza aún más a las mujeres, por el aborto legal, seguro y gratuito, por la separación de la Iglesia y el Estado”, explica Mica.
Magalí comenta que lo que la que la motivó a comenzar a organizarse “fue la bronca que me genera la precarización laboral, el interés por el feminismo, la diferencia de clases y el sistema capitalista. Y creer que si luchamos contra eso podemos construir otra sociedad”. Acerca del 8 y 9M plantea que “nos movilizamos porque el Estado es el principal responsable de la violencia que vivimos las mujeres y niñas sobre nuestros cuerpos; me movilizo con Pan y Rosas, un movimiento de feministas socialistas”.
Gloria se movilizará desde Berazategui con Pan y Rosas “principalmente porque mis compañeras cuidadoras están totalmente precarizadas”, relata. “Este 8M me movilizo con amigas y sobrinas; lo hacemos no solo porque es un día especial, sino por la lucha que tenemos todas las mujeres ante la sociedad machista, por los casos de femicidios que pasan cada día a día, y crecen más y más, Por falta de emergencia social ante éstos y otros casos” explica Sabrina. “También por los planes de ajuste de varios gobiernos que recortan y eliminan los programas de salud, la lucha contra la violencia machista. Todo esto hace que tengamos que salir a reclamar por nuestros derechos para que los cumplan, tales como la desigualdad salarial entre mujeres y hombres, y no nos olvidemos del Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Por esas y otras tantas más, vamos al 8M”, culmina. |