La actividad de transporte es una de las exceptuadas en el DNU que estableció el aislamiento obligatorio y, por lo tanto, los choferes de colectivo continúan asistiendo todos los días a su trabajo. Sus jornadas laborales lejos de disminuir por la emergencia sanitaria, continúan con los mismos ritmos debido a que hay menos personal trabajando por ser parte de los grupos de riesgo.
Por otra parte, las medidas de seguridad e higiene son prácticamente inexistentes, lo que aumenta la preocupación de los trabajadores que además, se encuentran a la deriva y sin respuestas por parte de la empresa sobre sus salarios y sobre medidas de bioseguridad que los protejan.
Dialogamos con un chofer de la empresa Vercelli que relata a La Izquierda Diario su situación y nos alerta sobre la precariedad de la misma, sumándose a las decenas de denuncias que mantenemos anónimas para preservar las fuentes de la persecución patronal.
Sobre las medidas de bioseguridad nos relata: “mi situación actual es la misma de siempre, solo que nos dan un pulverizador con lavandina diluida en agua para desinfectar las superficies de la unidad, y a los choferes solo nos dan una botella de medio litro de alcohol diluido en agua, ni siquiera nos dan alcohol en gel. La única medida que se adoptó fue que ningún pasajero puede viajar parado, solamente pueden viajar hasta ocupar los asientos. Pero después, por ejemplo, la gente que viaja desde el parador hacia los distintos puntos de San Nicolás, no sabemos de dónde vienen, ni tampoco sabemos si tienen algún síntoma como mínimamente fiebre. Por ejemplo, ayer cubriendo el servicio me sube un hombre mayor con la camisa toda desprendida y mojada, lo que primero se me pasó por la cabeza fue que ese hombre podía tener fiebre. Pero después de preguntarle si se sentía bien me contestó que sí, que venía caminando de varias cuadras por eso estaba transpirado”.
Con respecto a las licencias y la reducción del personal cometa, “Hasta el momento sé que hay compañeros dentro de los grupos de riesgo y por el momento se le dieron licencias. Pero hasta que no llegue el periodo de pagos, no sabemos si le van a descontar o no los días perdidos”.
Debido a que sus jornadas los exponen permanentemente le preguntamos si desde la empresa se había tomado alguna determinación con respecto a profundizar las medidas de seguridad e higiene, y si estaban al tanto de la necesidad de realizar test masivos a todos los trabajadores que están en esta situación. “Nada de eso, ni barbijos ni guantes. Y test tampoco, la semana pasada un compañero estaba con síntomas como fiebre y dolor de garganta, sé que le hicieron el hisopado correspondiente y dio negativo. Pero no sabes hasta cuándo se va a dar eso. Estamos muy expuestos todo el tiempo. Mi compañero llamo al 107 y a las 48 horas se lo hicieron, pero lo hizo por su cuenta, la empresa lo único que hizo fue darle licencia y después el compañero hizo todo por cuenta. Ellos se lavan las manos. Otro compañero fue a llevar un certificado porque sufre de asma y se lo hicieron dejar dentro de un sobre en un buzón. Ni siquiera lo quisieron recibir por miedo, ah pero nosotros nos podemos morir tranquilos. A ese nivel nos denigran”.
La pandemia del Coronavirus deja al descubierto no solo el deterioro absoluto del sistema de salud pública, sino también la crisis del transporte, que no es nueva para los usuarios ni para los trabajadores que están expuestos todos los días a las condiciones de trabajo y las pésimas condiciones de seguridad e higiene. En este contexto el plan de emergencia sanitaria del gobierno nacional no contempla a los miles de usuarios que no tiene la posibilidad de quedarse en sus casas y a los trabajadores del transporte que deben continuar en sus puestos de trabajo.
Aun después de las medidas anunciadas por el gobierno, cuyo eje es el aislamiento total para afrontar los riesgos de la pandemia, los trabajadores del transporte público continúan enfrentando una situación de desidia total en los lugares de trabajo. La higiene de las unidades depende de los propios choferes y con elementos que parecen casi una burla frente a la magnitud de la crisis sanitaria que se desarrolla. La misma empresa que recibe subsidios millonarios y que hace dos meses logro, con el apoyo del Concejo y la complicidad de la conducción de la UTA, aumentar el valor del boleto perjudicando a todos los usuarios para preservar y aumentar sus ganancias millonarias, es la que misma que al día de hoy aun no aplicó ningún protocolo de bioseguridad dejando que sus trabajadores continúen en sus puestos sin alcohol en gel, barbijos o guantes.
Es necesaria una política para todo el transporte público que contemple un servicio de calidad, seguro y acorde a las necesidades sociales que se abren con la emergencia sanitaria. Debido a que el transporte es un servicio esencial que no puede detenerse, resulta urgente la aplicación de Test masivos para detectar los casos y aislarlos sin poner en riesgo a los usuarios y al resto de los choferes. Que se contrate a todo el personal disponible y capacitado para asegurar un servicio que esté a la altura de la situación y que además, reduzca las jornadas laborales afectadas por las licencias a los trabajadores pertenecientes a grupos de riesgo. Todos los vehículos tendrían que disponer de alcohol en gel y debería realizarse una desinfección diaria y constante de todas las unidades. Para proteger a los choferes, además de la licencia sin pérdida de salario para todo el personal que integre los grupos de riesgos o que presenten síntomas de la enfermedad, es urgente la prohibición de todos los despidos y suspensiones mientras dure la emergencia sanitaria. Si las empresas privadas continúan engordando sus bolsillos sin contemplar la vida de los trabajadores, es más urgente que nunca discutir la estatización del transporte público y que sean los trabajadores y los usuarios los que controlen la calidad y la seguridad del mismo.
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