Agus López
| Estudiante de la Licenciatura de Actuación - UNA Dramáticas
El desarrollo del coronavirus golpea especialmente a la clase trabajadora y a los sectores más empobrecidos, entre los cuales las mujeres se llevan la peor parte. Medidas que propone la izquierda para que no sean ellas y sus familias las que paguen las consecuencias.
El desarrollo de la pandemia que altera la vida de toda la sociedad, golpea especialmente a la clase trabajadora ocupada y desocupada y a los sectores más empobrecidos, entre los que son mayoría las mujeres, las personas migrantes, las personas LGTTB (especialmente trans y travestis), que por eso sufren las peores consecuencias.
Mientras el gobierno nacional y los gobiernos provinciales optan por medidas como la cuarentena total y la militarización de los barrios, esas consecuencias se agudizan. El anuncio de un paliativo de 10 mil pesos por única vez para quienes tienen los peores trabajo, en la llamada economía informal, con un pago por única vez en el mes de abril, como dice el propio ministro de Economía, Martín Guzmán, es absolutamente insuficiente.
Estamos ante una pandemia, y mientras hasta el Director General de la Organización Mundial de la Salud - OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesusla, insiste en que son necesarios “test, test y más test”, el Estado nacional sigue sin garantizarlos y se limita a anunciar ingresos completamente alejados de las necesidades más básicas para quienes no tienen acceso a otras prestaciones.
A la situación que viven las mujeres, sobre todo las que se encuentran ante una mayor situación de vulnerabilidad, se responde con formularios que deben completar las personas para circular por la calle, con líneas de atención telefónica que no pueden hacer más que recibir un llamado muchas veces desesperado por la presencia del agresor, o con el anuncio de aumentos mínimos para asignaciones y planes que siguen sin cubrir lo necesario para alimentar a la familia y enfrentar una pandemia. Las que tienen los trabajos más precarios, las que están ocupadas en las ramas consideradas “esenciales”, las que enfrentan la pobreza con changas y trabajos temporales, sin estar registradas, sin tener acceso a una obra social, o directamente sin tener empleo, que son también mayoría entre las personas a cargo del sostén familiar, son las que se llevan la peor parte.
La negativa a realizar desde algo tan básico como los test masivos y a garantizar la infraestructura necesaria para la atención hospitalaria, que da continuidad a las políticas de vaciamiento del sistema de salud de todos los gobiernos, muestran -entre otras cosas- que se preparan nuevamente las condiciones para que sea el pueblo trabajador, el más desprotegido frente al peligro de infección, el que pague las consecuencias.
No podemos permitirlo. El ejemplo de los trabajadores y trabajadoras del Astillero Río Santiago y de la cooperativa Madygraf, bajo gestión obrera, que se propusieron realizar alcohol en gel para ponerlo al servicio de toda la población; el de las textiles de Neuquén que pusieron su gestión de empresa al servicio de fabricar barbijos; el de las maestras que se organizan para hacer llegar a las familias con los bolsones de comida ante la suspensión de las clases, son pequeñas grandes muestras de la unidad y la solidaridad que hay que fortalecer en el marco de esta crisis, para poner todos los recursos al servicio de la población y no del interés capitalista.
¡Prohibición de despidos y suspensiones y salario igual a la canasta familiar!
Alrededor del 40% de las y los trabajadores del país están precarizados o no están registrados, y muchísimos más son monotributistas. La gran mayoría son, además, mujeres y jóvenes. Entre las mujeres, según datos del INDEC de este año, un altísimo porcentaje son empleadas domésticas: alrededor de 1.730.000 mujeres, de las cuales 1.215.000 no están registradas. Para las personas travestis y trans, la situación no se refleja siquiera en las estadísticas. La cuarentena total implica que muchas no puedan acceder a los ya magros ingresos, o que su trabajo se precarice aún más, cuando no significa directamente que dejen de tenerlo a causa de los despidos. ¡Que esta crisis no la paguen las mujeres trabajadoras y pobres y sus familias! ¡Prohibición de despidos y suspensiones! ¡Que se garantice el salario íntegro y equivalente al costo de la canasta básica familiar! ¡Puestos de empleo y subsidios para todas las pesonas desocupadas! ¡Que la crisis la paguen los capitalistas!
Decir "10mil pesos" y "beneficiará" en la misma frase, hoy, en Argentina es un error de tipeo o cinismo de la peor calaña#TestsMasivosYMasCamasTerapiaYa ✊🏻
¡#TestMasivosYa y elementos básicos para la prevención del contagio! Aumento de emergencia de los presupuestos de salud y asistencia social en base al no pago de la deuda!
Más policías en la calle no es la solución. Para combatir la pandemia necesitamos que todos los recursos se orienten a la distribución masiva y gratuita de los kit de test y de los elementos de higiene básicos para la prevención del contagio, como el jabón y el alcohol en gel o los barbijos, anteojos y guantes para el personal de salud. Que haya producción de equipos respiratorios, vitales para la atención de las personas enfermas, también es responsabilidad estatal. ¿Cómo hacerlo? Asumiendo el control de los grandes laboratorios privados y garantizando que toda fábrica que no esté orientada a la producción de alimentos y productos esenciales se ponga al servicio de su elaboración, bajo control de sus trabajadorxs y de especialistas, para garantizar las condiciones de higiene y seguridad durante el proceso productivo y la efectiva distribución, en todo el país, de todo el material.
¿Quién cuida a las que cuidan de la salud? ¡Reincorporación de todo el personal desocupado y despedido de la salud! Licencias con goce de sueldo, derecho al descanso y acceso a todos los elementos de prevención.
La mayoría de los trabajadores de la salud son mujeres y realizan una doble y hasta triple jornada laboral: en el hospital y en la casa. En tiempos de pandemia, su trabajo se acrecienta y los ritmos de trabajo se convierten en inhumanos. La imagen de las enfermeras europeas, dándolo todo para salvar vidas, también es la imagen que comenzamos a ver en la región. Para cuidar a las que cuidan de nuestra salud, el Estado tiene que garantizar sus condiciones laborales, contemplando el adecuado descanso y el acceso a todos los recursos necesarios para prevenir el contagio y garantizar las condiciones de trabajo y de atención. Para eso, debe invertirse en la salud y tienen que ingresar todxs lxs inscriptxs a residencias de salud, incorporar a medicxs tituladxs y capacitar masivamente a estudiantes para que ingresen todxs a lxs hospitales, repartiendo las horas de trabajo, garantizando un salario igual a la canasta básica familiar y en planta permanente.
Necesitamos unificar el sistema de salud público y privado, para que todes se puedan atender.
Se recomienda que haya 10 camas cada 1000 habitantes, pero en Argentina al día de hay solo hay la mitad: 5. El gobierno decidió que el presupuesto en salud siga siendo el del 2019. Para evitar un colapso mayor, es necesario que todos los recursos vayan al sistema de salud, y no al pago de la deuda o a los intereses privados. Por eso, junto al PTS en el Frente de Izquierda, planteamos que el sistema de salud público y privado (desde los grandes laboratorios a las clínicas y hospitales privados) debe ser centralizado bajo gestión y control de trabajadores y especialistas, para garantizar la prevención, la atención y el tratamiento gratuito de todas personas.
Acompañamos el impulso de Comisiones de Higiene y Seguridad en todos los lugares de trabajo
Acompañamos el impulso de Comisiones de Higiene y Seguridad en todos los lugares de trabajo, con plenos poderes para investigar, consultar y cuestionar las medidas que hacen a la seguridad de las y los trabajadores y usuarios (en caso de servicios públicos).
Construcción de hogares y refugios para todas las víctimas de violencia que lo soliciten.
Buena parte de las situaciones de violencia machista y patriarcal, incluso los femicidios, ocurren en el hogar. Difundir la línea de atención telefónica 144 es necesario, pero es insuficiente. En una situación de emergencia como la actual, agravada por la pandemia, necesitamos que el Estado garantice sin más dilaciones la vivienda, el ingreso y el acceso a la salud de quienes padecen este flagelo. Se necesitan refugios y casas para las víctimas de violencia, equipos de atención interdisciplinarios, licencias laborales sin afectar el salario, puestos de trabajo y subsidios para aquellas que no tienen empleo y otras más medidas elementales como las que plantea el proyecto de Nicolás del Caño💚 y Myriam Bregman, que sigue esperando tratamiento en el Congreso Nacional. Que los hoteles y casas vacías se utilicen para dar refugio a la gente sin techo y a las víctimas de violencia de género. ¡Financiamiento mediante impuestos a las grandes fortunas y a la expropiación de las viviendas ociosas!