El 14 de este mes, Cirque Du Soleil Enterteiment Group, una de las empresas más grandes del entretenimiento, lanzó un comunicado: suspenderían todas sus actividades. Tenían previsto dar inicio, en distintas latitudes del planeta, a diversos espectáculos de arte circense entre los que se encontraba, por ejemplo, “Messi10”, con gira programada en Argentina para la que extendieron entradas que van desde los $1800 hasta los $8.300.
Suspenderían sus actividades teniendo en cuenta las recomendaciones de la OMS y la “escalada de la pandemia del coronavirus”. A esto sumaban la aclaración de “Nuestra prioridad siempre ha sido y sigue siendo la salud y la seguridad de nuestros artistas, nuestros socios y varios empleados”.
También, el CEO de Cirque, Daniel Lamarre, en una entrevista con la Gaceta de Montreal afirmó: “mientras hablamos hoy, no hay ingresos para la empresa y no sé cuándo volverán, por eso estamos haciendo lo que estamos haciendo. Hemos despedido a la mayoría de nuestros empleados y mantendremos a una pequeña fracción de empleados”. Obvió, por supuesto, que vienen de años de una ganancia estimada en de 850 millones.
Evidentemente, aquella declarada prioridad, enarbolada en el comunicado, habrá sido puesta en cuestión porque, aún en este contexto de lo más complejo para subsistir, parece no haberles temblado el pulso a empresarios al momento de echar a 4.510 de sus trabajadores.
Dejan así en la calle también a sus familias, en países –como Estados Unidos- donde incluso la medicina es meramente paga y donde para hacerse un test hay que pagar de su bolsillo hasta US$3.000 y donde parte de la población tiene síntomas sin poder acceder a la certidumbre de si porta o no el virus del Covit-19.
“No tenemos más remedio que aceptar que la actual inestabilidad global está presionando a las empresas a tomar medidas drásticas para garantizar su sostenibilidad a largo plazo” indicó Guy Laliberté en su comunicado. No hay detalles, desde ya, de cómo se le garantiza la sostenibilidad a les artistas que trabajaban para la empresa.
Estos despidos equivalen al 95% de sus trabajadores. Según Forbes, el grupo de entretenimiento no echaría a 259 personas del staff. No porque se les otorgaría licencias pagas a raíz de lo necesario que -se excusan- es tomar este tipo de “medidas drásticas”: tendrán que trabajar en medio de la pandemia. La labor de ese par de centenas será “sostener operaciones básicas”, planificar y vender boletos para futuras giras.
El presente podrá ser simplemente un caso más de los muchos que pronostica la Organización Internacional del Trabajo que indica que hasta 25 millones perderán su empleo. Un sector gravemente afectado habrá de ser –si no lo es ya- el del arte y el entretenimiento con una composición significativa, además, de trabajadores independientes y precarizades.
Desde ya, como se comprueba, más ahora con la crisis que trajo el coronavirus, los empresarios siempre habrán de priorizar sus ganancias: incluso cuando implique abandonarnos a nuestra suerte. Por ello, para defender nuestro tan necesario sustento, es decir, por nuestras vidas, es necesario tomar, como propone el PTS en el Frente de Izquierda, medidas como la prohibición de los despidos. |