En todo el país se empiezan a dar ejemplos de enorme solidaridad de los trabajadores y trabajadoras para enfrentar la pandemia. Desde la producción de alcohol en gel de las fábricas recuperadas, como MadyGraf, hasta el reparto de bolsones de comida por parte de los docentes.
Desde el barrio Villanueva Berisso, Tania Córdoba cuenta su relato a La Izquierda Diario:
“En casa mi cabeza era como una máquina al estar encerrada con el papá de mis hijos, desocupados, con dos nietos. Desde el principio nunca pensé en lucrar, fue entonces cuando le dije a mis hijos “¡Ya sé, voy hacer barbijos!”, y mi hija dice: “si mami lo puedes vender”, entonces me senté y les dije que no, porque hoy argentina nos necesita. “Tienes razón”, me respondió.
Tenía material que compré una semana antes sin imaginar lo que se venía, unos 15 metros de friselina pues estaba estudiando confección de bolsas y mochilas. De a poco empezamos a dar a cada persona que lo necesitaba en el barrio, por ejemplo a los que están trabajando en supermercados pues lo necesitan y no se lo dan, también algunos cooperativistas. Además repartimos en un hogar de ancianos que también les hace falta.
Creo que más gente se podría unir en los barrios de Berisso, yo podría enseñarles, podría armar los moldes y enseñar.
Todos debemos ser solidarios pues el pueblo nos necesita, yo soy peruana, allá nos necesitan también pero desde acá nosotros no podemos hacerlo, entonces esta es la forma que tenemos para retribuir, yo voy a seguir ayudando. Pedimos a la comunidad que nos donen algunas cosas, no para quedárnoslas, sino para seguir aportando pues así como los barbijos también queremos empezar hacer botas y cofias, se pueden comunicar con nosotras vía facebook”. |