A casi una semana de haberse promulgado el Decreto Supremo N° 4200, el Gobierno no ha ejecutado las disposiciones más urgentes como la entrega de la Canasta Familiar y el pueblo trabajador tiene hambre. Ayer por la mañana más de un centenar de personas se movilizaron en distintos lugares de Beni, tanto en Riberalta como en Trinidad las movilizaciones fueron numerosas.
Una de las residentes de Trinidad señaló:
Decirle a la presidenta que no se olvide de su pueblo, porque su pueblo la apoyó. Ahora no tenemos qué comer, no nos dejan trabajar y nuestros hijos nos piden todos los días pan.
Fuente: Radio Kawsachun Coca
La referida disposición fue promulgada a raíz de la cuarentena impuesta por el autonombrado gobierno de Áñez en el marco de la proliferación del COVID-19 a nivel mundial. Esta medida que estaría dirigida a los hogares con menores ingresos a ser distribuida en todo el territorio, solo contempla una cantidad reducida de entregas, debido a que se destinaron 750 millones de bolivianos para el pago de servicios básicos y canasta familiar.
Sin embargo ayer, Áñez anunció que la canasta familiar sería de Bs 400, se pagará desde este viernes y en efectivo; demostrando así una vez más la inexistencia de un plan real de contingencia para la sobrevivencia de las y los sectores más precarizados; mujeres y hombres que sobreviven del mercado informal y del día a día, y, trabajadoras y trabajadores asalariados precarizados.
El auto proclamado gobierno de Áñez, ejecuta un plan improvisado, que no contempla las necesidades básicas de los sectores más precarizados. Las canastas familiares, que ahora serán entregadas en efectivo, no solo que llegan tarde haciendo insostenible la medida de cuarentena, sino que desnuda que durante los 14 años del Gobierno del MAS la famosa superación de la pobreza y el discurso de que un importante espectro de la población haya pasado a ser clase media, hace aguas. Con los últimos acontecimientos y producto de la crisis del Covid-19 se desnuda con brutalidad la pobreza estructural que nos muestra que el hambre supera al virus.
Cada día se hace más necesario un plan integral que contemple un bono de cuarentena no menor al salario mínimo mensual para todos los trabajadores y trabajadoras, que incluya a los trabajadores independientes del sector informal. Pero que ese salario no salga de lo que se asigna a educación ni salud, sino que todos los fondos necesarios salgan del presupuesto destinado a las fuerzas represivas y de impuestos progresivos a las grandes empresas, a las grandes ganancias, como ser las del sector agroindustrial.
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