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4 de abril de 2020 Twitter Faceboock

OPINIÓN
Es Hora de Romper el Molde
Edgardo Videla | Delegado Comisión Interna de Cuyoplacas | Mendoza

El histórico maltrato hacia los adultos mayores del pasado viernes, en este contexto inédito de pandemia, debería ser la gota que colme el vaso, debería invitarnos a reflexionar seriamente, analizando los hechos, acerca de la descomposición social que provoca el sistema capitalista y buscar una salida en donde las mayorías obreras y populares seamos protagonistas.

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Foto: "La Internacional", de Otto Griebel (1930)

Desde la aparición del Coronavirus, hemos visto, a nivel mundial, como reaccionaron los distintos gobiernos y los distintos resultados obtenidos. La pandemia avanza, y cada país fabricó sus escenarios de acuerdo, sobre todo, a su capacidad de reacción. Para cuando la pandemia arribó a nuestro país, ya había una buena cantidad de ejemplos de cómo proceder y como no, a pesar de la dinámica cambiante de la situación.

Una Falsa Idea de Unidad Política

Desde el Gobierno de Alberto Fernández, salieron al cruce del Corona Virus, con una batería de propuestas, todas ellas avaladas por un Decreto de Necesidad y Urgencia, que surgieron, según mostró el Gobierno, de una reunión con los presidentes de cada bloque de las fuerzas opositoras, incluso fueron anunciadas con el funcionario de Macri, Larreta, sentado a la derecha del Presidente. Las medidas, que apuntaban a una estricta cuarentena, con algunas excepciones cuestionables, (como la actividad vitivinícola de Mendoza), apuntaba a resguardar al grueso de la población, salvando algunas actividades esenciales, para garantizar alimentos, medicamentos, transporte, etc., fueron acompañadas por otra serie de medidas económicas y sociales, para mitigar el impacto a todo nivel. En la reunión con representantes de la oposición, el 18 de marzo pasado, Nicolás Del Caño, por el Frente de Izquierda, le propuso al presidente, entre otras, tres medidas urgentes:

  •  La prohibición de despidos y suspensiones, ya que ante la paralización de la actividad industrial y comercial, muchos empresarios, sobre todo los grandes, iban a optar por deshacerse de sus trabajadores. El Presidente, quiso llevar tranquilidad, apelando a la vigencia de la doble indemnización, extraño argumento para un abogado, profesor de la UBA, que no desconoce los vericuetos de la Ley de Contrato de Trabajo. Es obvio que Fernández, que no llegó a la presidencia por ingenuo justamente, no quiso tomar, en ese momento, ninguna medida que los Empresarios consideraran una presión sobre ellos. Después de que Techint, despidiera a 1450 trabajadores, y lo desafiara públicamente, ("Si el Presidente quiere que no se eche a nadie que haga una ley, no entremos en valoraciones morales"), ante el tibio trato de “miserable” de Fernández hacia Paolo Rocca, y sin poder saber a ciencia cierta, cuantos trabajadores habían sido despedidos o suspendidos en otros sectores desde el inicio de la cuarentena, el 1 de abril, el Presidente dictó un DNU, prohibiendo los despidos, medida a medias tintas si no se reglamenta con retroactividad al comienzo de la cuarentena y si no prohíbe suspensiones.
  •  Centralización del Sistema de Salud, medida que pondría todos los recursos de la salud al servicio de la población. Edificios, aparatología, medicamentos, etc., para combatir la pandemia, pero también para brindar las medidas necesarias para proteger a los trabajadores de la salud. Esta propuesta de Del Caño, fue desestimada, hasta que el 2 de abril, el Gobierno buscó, avanzar en este sentido, en una reunión con los Empresarios de la Medicina Privada, que sostuvieron una firme posición a favor de su lucro, y en perjuicio de la salud de todos los argentinos, que el Gobierno no supo o no pudo quebrar.
  •  Tests Masivos. Siguiendo las experiencias positivas de Alemania y Corea del Sur, la realización de tests masivos, baja considerablemente la tasa de mortalidad ante el Corona Virus, algo que se está empezando a apreciar en Chile, pero además ayudan a asignar recursos de acuerdo a la certeza de infección o riesgo de contagios, ahorra tiempo y equipo en los hospitales, hace más efectivo el distanciamiento social, ya que se aísla más rápido a la persona portadora del virus. Esta medida aún no se ha tomado seriamente por el Gobierno.

    El Poder y la Construcción del Sentido Común

    Lejos de contemplar cualquier medida propuestas por la Izquierda, el Gobierno anunció la cuarentena el 19 de marzo, acompañada de una fuerte condena moral y jurídica a quien no la respetara, exacerbada por los medios de comunicación. Para esto, se militarizaron los barrios, y desde la presidencia para abajo, se comenzó a construir la imagen del “tonto inconsciente”, o del “cheto irresponsable” que no se aislaban, y ponían en riesgo a toda la población, direccionando el sentido común hacia un futuro escenario catastrófico, cuyos culpables serán los ciudadanos desobedientes. Expresiones discriminatorias, en todo sentido, surgieron en las redes sociales, simpatizantes del macrismo y del kirchnerismo, sin detenerse a suponer realidades personales de los infractores, disparaban frases llenas de desprecio hacia los “vagos que viven de planes”, o hacia los “aeroplaneros de vacaciones”, que pedían volver al país. Algo unía a estos dos sectores, una peligrosa aprobación hacia las Fuerzas de Seguridad en las calles, y un anormal pedido de mano dura. Los abusos de autoridad por parte de las Fuerzas, no tardaron en llegar, en medio de todo esto se conmemoraba el Día de la Memoria, mientras en las redes circulaban, y aún circulan, una gran cantidad de videos que remiten al pasado más oscuro.

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    Los Jubilados y la destrucción de la cuarentena

    La medida sanitaria más efectiva tomada por el gobierno, fue decretar la cuarentena como método preventivo. El viernes 3 de abril, fue el mismo gobierno el encargado de tirar la cuarentena por la borda. Después de miles de causas penales y multas a quien violó el aislamiento, miles y miles de jubilados en todo el país se agolparon en las puertas de bancos para cobrar sus haberes. La falta de previsión, reconocida por el mismo Presidente, pone al descubierto un desconocimiento preocupante, de una realidad que se repite todos los meses con los jubilados. Al parecer, desde Puerto Madero, no se ven las colas mensuales de jubilados, no lo vio el Gobierno anterior, ni el actual. Los agitadores de redes, del Peronismo, rápidos como los del Macrismo, salieron a justificar vergonzosamente lo que pasaba, tratando casi de golpista al viejo que buscaba su haber, ese haber que le reformó el Macrismo, y que le modificó el Peronismo, ambos casos para abajo. Luego la emprendieron con los hijos y nietos de jubilados por no enseñarle a usar la tarjeta de débito. Más tarde, C5N cargaba las tintas contra los trabajadores de los bancos, lo que provocó que Sergio Palazzo, el representante gremial de los bancarios, saliera, innecesariamente, a dar las explicaciones, que ningún banquero, de esos que llevan años acopiando fortuna, ni el Presidente del Banco Central, dieron la cara para dar . Vanoli, Titular del ANSES, cerró el círculo, respaldando a Palazzo, y concluyendo que todo era culpa de la idiosincrasia de los viejos, y de los beneficiarios de la AUH. Una jornada que nos dolió a todos, que ojalá, no tenga consecuencias trágicas.

    La grieta Corrió su Eje

    La Pandemia, no solo ha expuesto la capacidad de reacción de los Gobiernos ante una experiencia inédita, y de alcance mundial, ha mostrado mezquindades y diferencias inconcebibles en la misma sociedad. La famosa grieta de Argentina, ha quedado perfectamente marcada, y no pasa por donde la construyó el Macrismo y los medios, ni por donde el Kirchnerismo se unió con el Peronismo rancio. La grieta pone por un lado a los que no quieren retroceder ni un centímetro en su nivel de vida, ni perder un centavo de sus cuentas bancarias, y del otro lado, pone a los que necesitan mantener cubiertas sus necesidades básicas, y sus deudas al día. Por eso, es absolutamente inconducente, en el lado pobre de la grieta, revolearse los maltratos a Jubilados, justificando que Macri los maltrataba quitándole derechos, y Alberto, los maltrata para que cobren (el mismo haber que les bajó). En este chicaneo bobo, ganan los que miran desde el otro lado de la grieta, los que tienen el poder económico, para poner de rodillas a cualquier Gobierno, o crear su PROpio partido y poner a un empresario a gobernar a su gusto. Los que tienen los medios para comprar a los formadores de opinión pública, y hacer que una ama de casa le pegue a su olla en el balcón para cuestionar los sueldos de los políticos, y que desde el otro balcón, justifiquen la diferencia de ingresos entre un legislador y un trabajador, haciendo sonar la marcha peronista. “Combatiendo al Capital”, canta Hugo Del Carril, mientras del otro lado de la grieta, suenan las carcajadas de Paolo Rocca, de Techint, Claudio Belocopitt, de Swiss Medical Group, Alberto Roemmers, de la industria farmacéutica, Marcos Galperín, fundador y CEO de MercadoLibre, junto a los demás ricos y poderosos de Argentina.

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    La Oportunidad de Romper el Molde

    En tiempos de crisis y deuda con el FMI, antes de la pandemia, la sociedad, ya venía poniendo en tela de juicio el sueldo de Jueces, y las dietas de Diputados, Senadores y toda la casta política, algo que el FIT siempre denunció, además de proponer dietas mucho más cercanas a los laburantes. En estos tiempos en donde la vida cotidiana es complicada, resulta muy raro que no se cuestione, además, la fortuna de empresarios como Paolo Rocca, que recibió los favores de todos los gobiernos de turno. Para no irnos tan lejos y enfocarnos en Mendoza, la Familia Pescarmona de IMPSA, creció al ritmo de jugosos subsidios y salvatajes del Estado. Es hora de que se comience a cuestionar la fortuna de la Familia Millán, que no ha pasado desapercibida durante la cuarentena ya que su cadena de Supermercados Átomo, acumula varias denuncias por los escandalosos sobreprecios de las mercaderías, y que ha construido su imperio a base de guiños de los Gobiernos de turno, y con largo historial de explotación laboral sobre sus empleados. ¿O porque no?, cuestionar la fortuna de Daniel Vila, y el uso privado del agua de la Cascada de San Isidro, otro proyecto presentado por el FIT, para crear una comisión investigadora.

    El futuro no será el mismo. Los asalariados y las clases populares, debemos ampliar nuestros horizontes, y no caer en el cuello de botella, que nos proponen desde las clases dirigentes, para estacionarnos en una visión muy limitada de la realidad. Los trabajadores no podemos retomar nuestras tareas, pensando en volver a la normalidad, cuando la normalidad significa compañeros tercerizados, explotados, salarios magros, o que se achican paritarias tras paritarias. Después del Corona Virus, el futuro debe encontrar a la clase obrera, rompiendo el molde de una sociedad decadente, asumiendo un rol protagónico. Hoy, hay laburantes que son tratados como héroes, como todos los trabajadores de la salud, pero que la realidad no se condice con el reconocimiento material por su importante trabajo, no solo ahora, desde siempre. Hay docentes repartiendo los mezquinos bolsones de mercadería que otorga el Gobierno de Suarez, en los comedores escolares inhabilitados por la cuarentena, esos docentes no pueden ser cuestionados nunca más, cuando reclaman mejoras en las condiciones de educación y en las escuelas donde asisten nuestros hijos, o cuando reclaman cobrar un salario digno. En Mendoza, los trabajadores de la Vitivinicultura están siendo expuestos, obligados a trabajar para bodegueros que tienen meses de stock, tan solo porque Suarez y Fernández, decretan que el vino es un alimento esencial. También hay trabajadores fabricando camas ortopédicas para hospitales, trabajadores de empresas gestionadas por ellos mismos en cooperativas, elaborando alimentos, alcohol en gel, mientras la cadena Farmacity lo esconde para subir el precio. Esos trabajadores que recuperan empresas vaciadas por las patronales, nos dan un poderoso mensaje para el futuro que se avecina. Lejos de imaginar el escenario apocalíptico que nos proponen en la economía, los laburantes debemos ver una oportunidad de valorarnos a nosotros mismos. De no ser así, la normalidad, nunca será igual, porque si siempre pagamos las crisis que generan los ricos, esta vez pagaremos la emergencia sanitaria, perdiendo las conquistas laborales que llevó siglos conseguir.

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