El 7 de abril se hizo de público conocimiento un arreglo entre el gobierno de la provincia y la justicia. Según éste se cederán a préstamo camas y respiradores de la clínica -que se encuentra en medio de un proceso legal en relación a su quiebra- al Hospital Interzonal de Agudos Evita, pero continúa maniobrando alrededor del pedido de poner en funcionamiento las instalaciones de la misma. Este austero avance ante los reclamos termina por solo desnudar más las contradicciones del oficialismo frente a la actual crisis sanitaria.
La letra chica, un paracaídas lleno de agujeros
A primera vista, esta medida puede parecer un gran paso y predisposición de las autoridades gubernamentales para dar una respuesta a la crisis de salud que está aconteciendo. Pero un segundo vistazo revela un proyecto con contradicciones y falencias.
En principio, que lo único que esté frenando la utilización de la clínica sea el proceso judicial de quiebra presentado en 2018 es algo difícil de digerir. ¡Estamos frente a una pandemia, no puede ser que la burocracia de un proceso judicial sea excusa para dejar de utilizar instalaciones tan necesarias! Y el concepto de “préstamo” de los equipos es algo turbio, ya que no precisa las condiciones del mismo y denota un cuidado de la propiedad privada sobre elementos básicos para la salud en estos momentos de crisis.
Por otro lado, el hospital Evita que recibirá el equipamiento (y por ende centralizará aún más la atención, cuando es una medida básica el evitar las aglomeraciones de gente) se encuentra aún en deplorables condiciones infraestructurales, con una enorme deuda en sueldos; no ha recibido ningún tipo de incentivo material o monetario real por parte del gobierno. A todo esto debemos sumar que se trata de un edificio que diariamente recibe numerosos pacientes de todo el conurbano y con todo tipo de patologías, ante lo cual, de sumarse a todo esto la atención por Covid-19 en grandes cantidades, plantea una gran posibilidad de colapso.
Y por último ¿qué se planea hacer en caso de que se termine por decidir utilizar el edificio de la Clínica Estrada? Habiéndose realizado ya este “préstamo” terminaría siendo necesario reabastecer a la misma, realizando una inversión que podría estar haciéndose ahora en el Hospital Evita mientras la clínica, que se encuentra en plenas condiciones, comienza a brindar servicio de atención.
Desmenuzando discursos y develando intenciones
El reclamo por la reapertura de la clínica no es algo nuevo,->https://www.inforegion.com.ar/2020/03/19/lanus-vecinos-proponen-la-reapertura-de-la-ex-clinica-estrada/] pero cobra más peso considerando los tiempos acelerados que se están tomando para informarse y accionar ante la situación de la crisis en la provincia. El pedido levantado por los vecinos hace ya 3 semanas en un principio encontró negativas por parte tanto del municipio a cargo de Néstor Grindetti como del gobierno de la provincia a cargo de Axel Kicillof; en el último caso argumentaron que estaba descartada del plan sanitario que ya estaban poniendo en marcha.
Mientras tanto durante estas semanas vimos relucirse más planes y decisiones por parte del gobierno de Alberto Fernández, que demuestran una intención de avanzar ante una parte de los efectos más directos de esta crisis, pero terminan dejando muchos problemas trascendentales sin resolver. Los despidos y suspensiones continúan su curso a pesar del decreto presidencial; escasean los alimentos en los colegios mientras se devela que el ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo compró a precios inflados bajo el argumento de que “las empresas se plantaron”. Miles de trabajadores precarizados no perciben sus salarios y otros son presa de la incertidumbre de tener que volver a sus puestos de trabajo por la presión empresarial sobre el gobierno. Por último, hace solo 5 días aconteció una brutal represión por parte de las fuerzas a cargo de Sergio Berni contra los trabajadores del frigorífico Penta en reclamo por sus 250 puestos de trabajo; ni el gobernador Axel Kicillof ni el ministro de Seguridad quieren hacerse cargo del accionar de las fuerzas represivas,.
Estas contradicciones también dicen presente en el gobierno municipal. El intendente Grindetti impulsa medidas para dar salvataje a las patronales y destinó recursos a poner un hospital de campaña, medida que no va en detrimento de la puesta en servicio de la Clínica Estrada en su totalidad. Mientras tanto, miles de familias de Lanús siguen sin tener ningún ingreso, sin acceso a alimentos o con problemas estructurales de primera necesidad; tampoco vimos ninguna preocupación por la situación que sufrieron los jubilados la semana pasada, aglomerados por incontables horas en interminables colas para poder percibir su jubilación.
Agustín Balladares, dirigente de organizaciones barriales como el Movimiento Evita, referente del Frente de Todos en Lanús y recientemente nombrado Director Nacional de Asuntos Políticos del gobierno nacional, aparece como el principal impulsor de este austero proyecto. Se coloca como mediador entre la reticencia municipal y el reclamo vecinal, replicando la lógica asistencialista que busca un punto de consenso sin conflicto entre los intereses de empresas privadas y la imagen popular del gobierno. Es también uno de los principales impulsores de las medidas de salvataje a las patronales que están siendo promovidas por el intendente.
Para terminar de completar la imagen, se hicieron presentes quienes comandan la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar) con el ofrecimiento de donar 3 respiradores como aporte al equipamiento destinado al Hospital Evita. Pero este “acto de nobleza” carga detrás suyo la realidad ignorada de muchas familias que el año pasado fueron brutalmente desalojadas por las fuerzas represivas cuando intentaban instalarse en un predio inutilizado de Acumar en el barrio A.C.U.B.A en Lanús oeste. Un hecho que el actual secretario de Seguridad y Movilidad Sustentable del municipio de Lanús Diego Kravetz (también jefe de Gabinete de Grindetti) defiende con orgullo, al igual que la represión que efectuó al comedor Cartoneritos en 2017.
La solución sólo puede venir desde abajo
Ya está puesto sobre la mesa que no podemos esperar una solución eficiente sin tener que afectar las grandes ganancias y patrimonios del capital financiero. Mientras que el presidente y el intendente recorrieron hace dos días un hospital de campaña inaugurado por Grindetti para transmitir el mensaje de que “se están haciendo cargo de todo”, en los colegios aún no tienen la totalidad de los alimentos para repartir (aparte de tener muchos faltantes en los entregados), miles de familia han tenido que pasar largas horas en las calles por faltas de insumos y vivimos el terrible episodio del ninguneo a los jubilados y las interminables esperas en los bancos para cobrar.
Los recursos están. Contamos en el distrito con una clínica totalmente equipada para poner al servicio de la comunidad como forma de dar respuesta a la expansión del virus, y la única traba para que eso suceda es un proceso judicial relacionado con la quiebra de la misma y los intereses de sus directores (que ya dejaron en claro sus prioridades sobre cómo actuaron con los trabajadores y vecinos al momento de la crisis de la clínica).
Desde el Frente de Izquierda reafirmamos nuestra postura en la primer nota realizada respecto de los reclamos y la situación de la clínica. Todos los recursos posibles para hacer frente a la crisis sanitaria (como lo es la Clínica Estrada) deben ser puestos a disposición de inmediato afectando los intereses del capital financiero; el pueblo trabajador no tiene por qué seguir pagando años de desfinanciamiento de la salud y ataques a sus condiciones de vida.
Es imperante invertir las prioridades inmediatamente, centralizar el sistema de salud público y privado bajo control de sus trabajadores y redireccionar el sistema productivo en pos de la salud y no de la ganancia capitalista. Esta es una realidad posible, como lo vienen demostrando fábricas bajo control obrero como MadyGraf o Zanon, universidades como la Universidad de Lomas o Hurlingham y diferente grupos de vecinos que están poniendo su tiempo y esfuerzo en la producción de insumos para el personal de salud. |