Nuestro Hogar III es parte de esa línea. Ubicado en la zona sur de la ciudad de Córdoba y con cerca de 25.000 habitantes es una muestra de los barrios donde confluyen necesidad, precariedad y abandono.
Sus habitantes, la mayoría migrantes, forman parte de ese gran número de trabajadores informales que carecen de ingresos fijos, trabajadores en negro que se ganan la moneda haciendo changas, venta ambulante, trabajo doméstico. En muchos casos, su condición de indocumentados no les permite acceder a los magros subsidios que el gobierno otorga.
Lidia, es mamá sola de dos niños, ella nos contaba cómo vive la situación actual:
"Soy mamá sola, tengo 2 hijos y en este momento no puedo salir a trabajar porque el gobierno ha dicho que nos quedemos en la casa. Yo tengo la plata de la asignación pero no me alcanza para nada, tuve que pagar 4.000 pesos de luz para que no me la corten. En el patio tengo una planta de pomelos pero no puedo salir a vender ahora, la semana pasada me dieron una caja de comida en el colegio de mí niña y ya la usé. No sé cómo voy a hacer, habrá que esperar. Tengo una amiga que no tiene nada y no puede salir tampoco a trabajar, ella está muy triste, llora y llora, los vecinos la ayudan pero ellos tampoco tiene mucho para comer. Algunos están enfermos pero cuando van al hospital no los atienden. No sé ".
El presidente parece estar mas preocupado por los sectores que no pueden salir a correr que por los millones de trabajadores informales que que se debatían entre la pobreza y la indigencia y ahora con el aumento de los despidos y la imposibilidad de salir para obtener ingresos, la comida del día a día se vuelve inalcanzable.
Gonzalo, así lo cuenta: "Yo hago changas pero ahora no puedo salir, la policía está en el barrio y nos controlan, con la bicicleta me meto por lugares que no me ven y salgo para hacer alguna changa. Me doy cuenta que en el barrio hay hambre, como yo, muchos no pudieron cobrar el IFE Y tampoco lo van a hacer. Muchos de nosotros estamos vendiendo alguna de nuestras pertenencias para poder comer. Una vez por semana el Paicor viene a dar comida, pero acá los niños deberían comer todos los días, no hay asistencia de comedores que alcance porque eso es solo un complemento si no podemos salir a trabajar y traer dinero no sabemos que vamos a hacer".
La inscripción al IFE superó ampliamente los cálculos del gobierno que estimaban pagar 3.500 millones de beneficios pero los trabajadores informales superan los 7 millones y de acuerdo a los últimos números del INDEC alrededor de 16,4 millones de personas se ubicaban debajo de la línea de la pobreza
Más allá que los 10.000 de “ayuda” económica son una miseria si tenemos en cuenta que la canasta familiar, según el INDEC está fijada en $40.789 (para febrero), lejos está el IFE de cubrir las necesidades básicas de una familia tipo.
En Nuestro Hogar III son miles las personas que están siendo golpeadas gravemente por las consecuencias económicas del aislamiento preventivo debido a la pandemia del COVID-19, imposibilitados de trabajar y sin ayuda del Estado, el hambre se está haciendo presente en miles de familias.
Si a esto le sumamos que el ANSES postergó la fecha de inicio de cobro del IFE por una semana, millones de personas que quedaron sin ingresos, comenzarán a cobrar los $ 10.000 recién a un mes de haberse iniciado la cuarentena.
Con un impuesto del 3% a las grandes fortunas se podría garantizar un ingreso de 30.000 pesos como salario de cuarentena para 7 millones de personas pero no está en los cálculos del gobierno reforzar el IFE y dar una salida favorable a millones de personas que están pasando hambre.
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