Desde el comienzo del distanciamiento social obligatorio en el municipio de Ezeiza se reforzó el operativo policial para "controlar" a los vecinos, algo que marca la impronta de la gestión local incluso desde antes de la cuarentena. En barrios como Sol de Oro vecinos manifestaron a este medio el fuerte control policial existente, muy por encima de la respuesta económica y social que tanto desde el gobierno municipal como el provincial de Axel Kicillof le brindan a las familias para atravesar esta crisis sanitaria y social. No es un dato menor que ya sean 11 millones de personas las que solicitaron asistencia del Estado por no poder cubrir las necesidades básicas de alimentos.
Mientras en las calles del distrito circula un móvil municipal que informa qué día los vecinos pueden salir a realizar sus compras dependiendo de los últimos dígitos de su DNI, en la iglesia Guardianes del Pacto del pastor Anderson "Chero" se habilitó el fin de semana anterior una reunión donde se pudo ver como, mientras hay duras restricciones para unos, hay vía libre para otros.
Para ocultar el aval oficial el video donde se veía al intendente en funciones invitando a los pastores a realizar la reunión fue eliminado de las redes sociales.
Hace unas semanas desde el municipio se habilitó una línea para denunciar a los vecinos que rompan la cuarentena, algo peligroso teniendo en cuenta que una familia al contraer el Covid-19 debido al trabajo de uno de sus integrantes fue escrachada y acosada.
¿Será que un templo evangelista es un local que debe estar abierto por ser esencial? En relación al encuentro realizado en el templo de la Iglesia Evangélica en la localidad de Spegazzini, parece que el intendente interino no tiene problema en dejar que lleven el diezmo a una iglesia con aires de empresa.
En un listado de la página del municipio donde aclara todas las actividades que se pueden realizar, la número 17 establece: "Se permitirá la circulación de los ministros de los diferentes cultos a los efectos de brindar asistencia espiritual, debiendo los templos ajustarse en su funcionamiento a lo estipulado en el primer párrafo del artículo 5° del Decreto N° 297/2020".
El problema no es que cada persona ejerza su culto sino el riesgo que puede implicar que decenas de fieles se expongan al contacto y se aglomeren en una situación tan delicada mientras sigan sin realizarse los test masivos de detección temprana, una medida que el gobierno de Alberto Fernández viene dilatando.
Iglesia y Estado, asunto separado
Este no es un caso aislado de un vínculo especial entre un municipio peronista y la Iglesia Evangélica: el año pasado tuvimos el caso emblemático de La Matanza con su Subsecretaría de Culto ocupada por un miembro de una institución religiosa, al que dio lugar la exintendenta y actual vicegobernadora de la provincia de Buenos aires, Verónica Magario.
En el último tiempo hubo un avance cualitativo en la integración de iglesias evangélicas a los municipios peronistas, contando incluso con aval de la Iglesia Católica y siendo el papa Francisco el primer promotor de sostener de conjunto el control y la contención social de los barrios más carenciados. Ahora y siempre la Iglesia ha cumplido el rol de impedir que se manifieste la crisis social que viven millones de pobres en el conurbano, que en su la mayoría se encuentran hacinados en sus casas mientras esperan con suerte los $10.000 para intentar hacer más llevadero el encierro, donde además los despidos no cesan y las familias trabajadoras no reciben sueldos completos como en el caso de Siderar-Ternium Canning y cientos de miles trabajadores informales e independientes no pueden salir a trabajar para llevar el pan a sus hogares.
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