La situación de los trabajadores de la comarca andina, tanto formales como informales, se complica por la prolongación de la cuarentena. Por este motivo, concentraron el jueves pasado en el Paralelo 42 para exigir la apertura del mismo y poder cruzar para ir a trabajar. Se trata de albañiles, gasistas, plomeros y vendedores de leña que tienen la necesidad de cruzar para poder trabajar de uno o del otro lado del límite interprovincial y que viven del día a día.
La cuarentena se estira y los bolsillos de los trabajadores no aguantan. Las boletas de los impuestos siguen llegando, muchas veces con aumento de tarifa, y el frío ya comienza a sentirse en el sur, donde la calefacción no es un servicio barato y más cuando gran parte de la población usa gas envasado o se calefacciona a leña.
La actividad en la construcción ha sido reanudada tanto en el ámbito privado como público, en el ejido de El Bolsón. Ante esto, los trabajadores no entienden por qué el Paralelo continúa cerrado para quienes trabajan de uno u otro lado y las autoridades no toman dimensión de la necesidad vital para muchos de ellos de poder cruzar entre ambas provincias.
¿Qué respuesta da el gobierno?
A pesar del compromiso de los intendentes de las localidades de Lago Puelo, el Hoyo y El Bolsón, ninguno acudió a la cita pautada para las once horas, a acompañar la exigencia de los trabajadores. Sólo participaron algunos concejales de la localidad de Lago Puelo y el viceintendente, pero sin aportar mucho para resolver el problema.
El ministro de seguridad de Chubut, Federico Massoni, estuvo el miércoles en la comarca andina en una reunión con intendentes y otros miembros del gabinete provincial para analizar la situación ante las nuevas medidas tomadas por la provincia, luego del habeas corpus que dio por tierra con las brutales medidas represivas del superministro de Arcioni. Allí, con la soberbia y el desprecio hacia los trabajadores que lo caracteriza, afirmó que es "una utopía" correr los controles del Paralelo 42 hacia el norte, más precisamente al puesto que posee Gendarmería en Río Villegas.
Este pedido de los trabajadores busca restablecer la cotidianidad de una comarca integrada geográfica, económica y socialmente, fracturada desde la declaración de la cuarentena.
La verdadera “utopía” es vivir sin un ingreso mínimo para las familias trabajadoras, excluidas de la IFE, mientras los grandes empresarios en connivencia con los gobiernos y las burocracias sindicales están descargando sobre los hombros de la clase trabajadora y las mayorías populares una crisis enorme. Esto es incomprensible para la casta política, que goza una vida de privilegios con salarios de rico mientras dice “quédate en casa” a los trabajadores y trabajadoras.
El virus ha desnudado la precariedad a la que se enfrenta la clase trabajadora a diario. Un 40% trabaja en negro, sin derechos esenciales como la obra social o los aportes jubilatorios, en condiciones insalubres y peligrosas sin las medidas de seguridad necesarias.
Es esencial un impuesto extraordinario a las grandes fortunas del país que permita asegurar un salario de cuarentena de 30000 mil pesos a todas las familias que solicitaron el IFE, de lo contrario las y los trabajadores seguirán expuestos a una elección funesta: el contagio o el hambre.
El lunes próximo, los trabajadores se plantearon volver a concentrar en el Paralelo a la espera de una respuesta a su pedido. |