El escenario que vive Estados Unidos en este momento es catastrófico: más de 1 millón de contagiados y 60 mil muertos por el COVID-19, y la cifra sigue aumentando.
Conocemos bien las políticas xenófobas, racistas y homofóbicas del presidente actual de Estados Unidos. Ahora, en medio de una pandemia mundial se atreve a decir que es legal negar la atención médica a la gente transexual.
Mediante la modificación de la ley “Obamacare” que consistía en prohibir la discriminación con base en el sexo, la identidad de género, orientación sexual o terminación del embarazo, Trump eliminó la protección a los trans.
Se creó esta ley ya que el Centro para el Progreso Americano (CPA) reveló que el 29% de los adultos transexuales han sido discriminados por médicos.
El Departamento de Justicia respalda al presidente actual, en Texas, un juez general invalidó la ley de atención médica de Barck Obama.
Ahora, si eres transexual y vives en Estados Unidos, tu salud no importa
“Esta demanda es tan peligrosa como imprudente. Amenaza la atención médica de decenas de millones de estadounidenses en todo el país, de California a Kentucky y hasta Maine”, dijo el fiscal general de California, Xavier Becerra, en un comunicado.
No es la primera vez que Trump amenaza con eliminar la protección de la comunidad transexual. En pleno siglo XXI podemos ver cómo el presidente de Estados Unidos sigue en la época medieval con su política retrógrada.
Pero ¿es suficiente el programa Obamacare?
El sistema de salud en Estados Unidos está totalmente privatizado, hasta los programas de salud que entraron en vigor en 2012, entre ellos el Medicaid, Medicare y el Obamacare.
Estos programas disfrazados de universalización de la salud en realidad siguen siendo de paga, pues aunque ya no es necesario que dependas de tu empleador para tener un seguro médico, este sigue teniendo un costo altísimo, de hecho el más grande de los países de la OCDE.
Esta pequeña concesión que nada tiene que ver con acabar con la salud privada, abarca sólo la salud de primer nivel, o sea atención general, pediatría o geriatría, pero si necesitas una intervención mucho más completa el programa no te la cubre.
Un seguro médico eficiente debería garantizar desde los tratamientos más básicos hasta los más complejos e incluir la salud mental. Los y las trabajadoras tienen que tener un seguro social integral.
En plena pandemia, la salud no puede seguir siendo un privilegio, debe ser un derecho al que acceda toda la población de manera gratuita, sin importar su sexualidad, su color de piel o su nacionalidad. Esto sólo será posible con la unidad de los y las tabajadoras de la salud y de los demás sectores que hoy se levantan contra las políticas de Trump junto a la comunidad sexodiversa.
Debe pelearse por una salud 100% pública a travñes de la expropiación de los hospitales y farmacéuticas privadas que lucran con la salud de los más pobres, a su vez deben ponerse a funcionar bajo el control de sus trabajadores. |