Este año cuando se declaró la cuarentena, las maestras del Nivel Inicial, estaban en pleno período de adaptación. No es una instancia simple como para tomar a la ligera, ya que es en la sala donde niños de 4 y 5 años se vinculan por primer vez, conocen gente nueva y espacios diferentes. Ese proceso de vinculación es importante y enriquecedor si se hace mediante un contacto directo. No hay computadora ni tecnología que se le compare.
Unas de las primeras preguntas que seguramente muchos docentes nos realizamos al momento de pensar cómo continuar nuestro trabajo en tiempos de incertidumbre, miedo y angustia, en tiempos de cuarentena, es ¿Qué sentido tiene entonces el juego en el Nivel Inicial? ¿Qué sentido tiene el acompañar? ¿Qué lugar le estamos dando a nuestro trabajo al fin de cuentas? ¿Cómo planificar o acercarnos pedagógicamente a las familias de nuestro jardín?.
Familias de bajos recursos, en su mayoría desempleados, familias que alquilan o que viven en lugares reducidos con integrantes numerosos. Sin dejar de lado una lista enorme de otras necesidades que son de ellos pero que también vivimos muchos docentes.
Las maestras que trabajamos en los barrios periféricos, conocemos la realidad de nuestros niños, niñas y sus familias. Y reconocemos la importancia de esa convivencia en la sala del Jardín. La convivencia, diría Ruth Harf es "este vivir con otros se ha apoyado esencialmente, en los ámbitos escolares como convivencia que implicaba la presencialidad. Encuentros de cuerpos, de ojos, de manos, etc. ¿Cómo hacer para valorar otros modos de poner de manifiesto la convivencia (el vivir con otros) en momentos actuales?".
La respuesta de muchos será ¡pero si les están acercando el cuadernillo! Si, pero les están acercando un material que no fue definido en acuerdo por todo el colectivo docente, donde se han olvidado de contenidos tan importantes como los de la Educación Sexual Iintegral (ESI). Un cuadernillo entregado por el Consejo Provincial de Educación (CPE) y que algunos supervisores y/ o directivos pretenden que nosotros solicitemos la devolución de esas actividades.
Entonces ¿qué sentido tiene entregarles algo que a fin de cuentas no es enriquecedor ni significativo? Identificar y conocer juegos tradicionales, oficios,etc; en compañía de algún familiar. No existe un espacio para que ese cuadernillo se desarrolle en la casa.
En primer lugar, si lo tienen que utilizar, hay que fotocopiarlo. La entrega gratuita a las instituciones, no ha sido garantizada en su totalidad. Los jardines anexos por ejemplo, lo siguen reclamando.
¿Qué recibe de vuelta la docente ante sus propuestas? No hay ida y vuelta, porque lo que se está priorizando es la comida, el tener un ingreso, el cuidarse. Quiénes tengan dinero para cargarle crédito a sus celulares, lo harán pero no para participar de una clase virtual porque priorizan sus urgencias.
Por otro lado ¿Qué sucede con las familias de estos docentes? Muchas de las maestras alquilan, son sostén de familia. Otras, no han cobrado su sueldo y sobreviven gracias a la solidaridad de otros.
¿Dónde está el espacio para su trabajo? Cuando lo cotidiano nos abarca tiempo completo y el trabajo se vuelve acaparador del día ¿qué hacer? Porque las docentes de Nivel Inicial, además de educar a sus alumnos también tienen que educar a sus hijos e hijas. También tienen que trabajar en su hogar, cuidar a su familia, su salud mental. Porque somos las maestras las que siempre estamos pensando en cómo hacer que esta situación sea igualitaria para nuestros estudiantes, pero nos vemos limitadas, ya sea por la realidad que nos atraviesa o porque sabemos que mientras las prioridades económicas sean sólo para proteger los intereses de los empresarios y los bancos, no podemos hablar de igualdad para todos. Y eso no implica sólo la conectividad gratuita. Es el hambre de nuestros niños, la desocupación de nuestras familias, los ajustes y los aumentos en los alimentos, de los impuestos que hay que pagar todos los meses.
Esta metodología de enviar tarea a los hogares y hacer como que las clases continúan, es la ilusión de aquellos que pretenden dejar tranquilo al gobierno provincial. Porque si cobramos sueldos, tenemos que trabajar. Pero sabemos que el trasfondo que quieren ocultar es la creciente desigualdad en las familias pobres y desocupadas. ¿Qué hacer entonces? Quizás solo lo justo y necesario. Quizás regalarles un saludo, una canción, un gesto o brindar una ayuda pero jamás exigirles a los niños, algo que sólo nosotras sabemos brindarles en la sala de un Jardín.
Foto: Va Con Firma |