En el día de ayer, alrededor de las 21hs, se dio a conocer la resolución 0361-2020 dictaminada por el rector Victor Claros que especifica "según las decisiones adoptadas en cada unidad académica, reconocer la validez de las actividades con modalidad virtual desarrolladas durante todo el período en que se mantenga vigente la suspensión de las actividades presenciales en esta Universidad".
Como si de un sarcasmo se tratase, Claros apela al "derecho a la educación" para llevar adelante estas medidas. Mientras atravesamos una crisis sanitaria, económica y social, que cada día degrada más las condiciones de vida de millones, el rectorado resuelve excluir del derecho a la educacción pública a muchos compañeros y campañeras que no tienen acceso a la conectividad teniendo en cuenta que en la provincia solo el 40% de los hogares acceden a Internet.
Esto ocurre, incluso, en medio de declaraciones del ministro de Educación nacional Nicolás Trotta, quien sostuvo ayer que "tenemos que evaluar los procesos y varias provincias están trabajando en eso. Si pusiéramos hoy una nota, estaríamos evaluando la situación socioeconómica y no el aprendizaje". ¿En qué quedamos entonces?
La bronca desde abajo
El repudio contra esta medida arbitraria y antidemocrática no se hizo esperar. En grupos de whatsapp, estudiantes de distintas carreras se expresaron rechazando dicha resolución y ya se plantea la necesidad de reuniones virtuales de les estudiantes. Ese es el camino para enfrentar este tipo de disposiciones, tomadas entre cuatro paredes, por las autoridades universitarias que viven llenas de privilegio.
Ante esto, desde Juventud a la Izquierda creemos que es necesario que los Centros de Estudiantes de todas las facultades garanticen la más amplia deliberación del movimiento estudiantil, convocando asambleas virtuales por facultad. Que no decidan por nosotres. Somos les estudiantes las y los que tenemos que debatir democráticamente el destino de nuestras cursadas.
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