Este jueves se confirmó el fallecimiento de un empleado de vigilancia de la empresa Murata S.A., tercerizada de Trenes Argentinos, a causa del Covid-19. Se trata de Miguel Olmedo, de 64 años, quien cumplía tareas en un parador de la villa 31 cercano a la estación Retiro de la Línea San Martín en la Villa 31 de la Ciudad de Buenos Aires.
El trabajador tenía enfermedades previas y no tuvo acceso a una licencia 100 % paga. Por el salario de miseria que recibía no se pudo dar “el lujo” de dejar de asistir a su trabajo y se contagió. Una tragedia anunciada por la falta de medidas de bioseguridad.
Además se confirmaron otros tres casos entre trabajadores de este ferrocarril. Dos contagios se produjeron en un puesto fijo lindante a la villa y otro en la brigada de trenes. Este último trabajador estuvo en labores con sintomatología.
Todos esos casos don de empleados de Murata. Como resultado, todos los turnos de brigada y una decena de guardias pasaron a cuarentena, por lo cual el servicio funcionará sin personal de vigilancia.
Que el virus se empiece a expandir hacia el transporte público de pasajeros a partir de las tercerizadas no es casualidad: es la política de la empresa Trenes Argentinos y sus socios menores como Murata S.A, que desprotegen al personal, con pésimas condiciones laborales y escasas garantías sanitarias.
Ya no se puede esperar pasivamente la respuesta de una empresa que maltrata a usuarios y trabajadores y que los persigue cuando reclaman. A principios de abril esta misma patronal despidió a siete trabajadores por reclamar guantes y alcohol en gel.
La Agrupación Naranja Ferroviaria viene denunciando que sólo con testeos masivos en forma preventiva al personal (sin distinción entre trabajadores de planta y tercerizados), con la conformación de comisiones de seguridad e higiene que luchen por garantizar licencias y elementos de protección y limpieza y con el cumplimiento de los protocolos se podrá hacer frente a esta pandemia antes de que siga cobrándose vidas obreras. |