La Comuna fue el primer organismo de poder que supo conquistar la clase trabajadora. “En 1830, en 1848, en 1870, el pueblo escala el Hotel de Ville para cederlo casi inmediatamente a los organizadores de victorias; pero en 1871 se instala allí, se niega a devolverles el edificio y por espacio de dos largos meses, administra, gobierna, lleva la ciudad al combate” (H.P.O. Lissagaray). Las y los trabajadores se rebelaron contra el ejército prusiano y el vencido ejército de Versalles, para dar lugar a una experiencia única hasta el momento, la Comuna de París. Una nueva forma de gobierno, con delegados electos y revocables que cobraban un salario obrero. Condonando las deudas a los inquilinos, expropiado los talleres abandonados para cederlos a cooperativas obreras; estableciendo, además, la igualdad de las mujeres ante la ley, separando la Iglesia del Estado y expropiando al clero. Un conjunto de medidas que no había tomado ninguna de las repúblicas burguesas hasta esa fecha, muchas de las cuales, aún en nuestros días, continúan siendo banderas de la clase obrera, el movimiento de mujeres y la juventud.
En el primer día y a lo largo de toda esta gesta revolucionaria, las mujeres tuvieron un papel protagónico. Entre ellas destaca, sin lugar a dudas, la figura de Louise Michel, no solo como feroz combatiente en las barricadas, sino también en su rol dirigente e intelectual de vanguardia. Poeta, docente y escritora; animadora del club obrero de Saint Sulpice (entre otros) y creadora del batallón de mujeres.
Esta breve historia gráfica, que repasa los últimos días de la Comuna en las botas de Louise Michel, se suma a la saga de otras historias hermanas basadas en el libro Luchadoras, historias de mujeres que hicieron historia de ediciones IPS. Han sido material de consulta (y de otras libertades) La guerra civil en Francia (1871) de Carl Marx, Historia de la Comuna de París (1876-1896) de Hippolyte Prosper-Olivier Lissagaray y las Memorias de la Comuna (1898) de Louise Michel.
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