Son miles los pibes que hacen mover la Ciudad: atendiendo atrás de los mostradores, haciendo turnos larguísimos como mozos, trabajando en los call centers o repartiendo pedidos en las aplicaciones como Rappi, Glovo o Pedidos Ya. De laburo en laburo, pero siempre precarizados.
En las casas de comidas rápidas, las condiciones pésimas de trabajo, no son una novedad. Los sueldos de miseria, la falta de condiciones de seguridad e higiene, los turnos rotativos que sólo permiten vivir para trabajar son moneda corriente para quienes hacen funcionar empresas como McDonald’s o Burguer King.
Famosas multinacionales que se encargan de precarizar en masa y que aprovechan la crisis para atacar a los trabajadores a costa de mantener sus ganancias intactas. La Izquierda Diario conversó con L, un empleado de McDonald’s. Tiene 22 años, hace cuatro trabaja en la empresa.
"Si presentás alguna queja o reclamás algo, trabajás con mucho maltrato. Y si te toman de punto se ponen en juego tu sueldo y tus horarios. Te dicen que en Mc se trabaja así, que si no te gusta te busques otro trabajo" comenzó L. Parece un chiste de mal gusto, como si conseguir un trabajo en blanco y con un sueldo que alcance para cubrir las necesidades básicas fuese opción para la juventud.
Las pandemia fue la gota que rebalsó el vaso para denunciar las condiciones de precarización laboral a las que somenten estas empresas a los jóvenes. "Desde antes del Covid-19 son muy pocos los elementos de higiene y prevención para varias tareas como la limpieza con los que contamos para trabajar", sostuvo.
Un símbolo mundial de la precarización
Multinacionales como McDonald’s son el ejemplo a escala mundial de la superexplotación. En éstas empresas se trata a los jóvenes como si sus vidas no valieran nada. Mientras hacen publicidades pidiendo que te quedes en casa, a los trabajadores los obligan a cocinar sin las condiciones sanitarias correspondientes. Y como si fuera poco, les pagan a cambio lo que equivale al precio de una hamburguesa promedio. En algunos casos por día, desde que comenzó el aislamiento obligatorio, con suerte, por semana.
¿Quién podrá creerle a estas empresas que no pueden pagar sueldos o garantizar condiciones de higiene? McDonald’s cuenta con presencia en 119 países donde tiene 33.000 sucursales. La empresa factura -aproximadamente- 62 millones de pesos por día en Argentina.
En nuestro país cuenta con 227 locales y se estima que vende 150 millones de combos de hamburguesas por año. Sin embargo se anotó en el progama ATP para pagar salarios con fondos públicos. Esta es la misma empresa que año tras año recibe millones en subsidios del Ministerio de Trabajo mientras precariza a sus empleados.
Parece irónico, pero hasta su CEO en la región, Alejandro Yapur, el responsable de la sección Sur de América Latina y el Caribe, cobró parte de su sueldo con plata de Anses.
Si tocan a uno, nos tocan a todos
Los trabajadores se ponen en contacto, arman redes y denuncian esta realidad que interpela a miles de trabajadores en el país. En La Plata, el sábado pasado realizaron un corte en 7 y 42 para visibilizar sus reclamos.
L junto a sus compañeros participaron de la jornada y se siguen organizando, "tenemos que estar atentos a lo que nos pagan y a que cumplan lo que exigimos, también mientras nos sigan ignorando, tenemos que estar unidos los precarizados para pelear" remarcó. Les dicen que son héroes pero los quieren invisibles.
"Había escuchado de La Red de precarizadxs cuando comencé a unirme al reclamo con mis compañeros, nos enteramos de lo que hacían. Me parece que es muy importante y muy bueno, ayudarnos entre los trabajadores a conseguir lo que nos corresponde. Todos juntos a disposición de los laburantes", finalizó.
Hace semanas en las calles de la Ciudad, como también del resto del país, se empezaron a ver protestas contra los ataques de las empresas. Aunque el gobierno y los sindicatos miren para otro lado, los trabajadores saben que no estan solos ni solas: son miles los esenciales denunciando la precarizacion. La juventud que es la más atacada, es ahora la primera en ponerse de pie. |