En la tarde del lunes el Municipio de Esteban Echeverría lanzó una convocatoria para sumar personal retirado de las “fuerzas de seguridad” o, mejor llamadas, fuerzas represivas: Gendarmería, Prefectura, Policía Federal y Bonaerense, etc.
No aclara para que tareas específicas solicitan este personal, pero si solo tomamos en cuenta los casos de abusos policiales y casos de gatillo fácil de las últimas semanas en los barrios populares o frente a trabajadores como el frigorífico Penta o de Rappi, lejos están de cuidar y resguardar nuestras vidas.
El 27 de marzo pasado el gobierno nacional, a través de la ministra de seguridad de la Nación, Sabrina Frederic, abrió la convocatoria al personal retirado de las fuerzas de seguridad. La medida fue oficializada a través de la Resolución 51/2020.
Desde la cartera que está a cargo de Sabrina Frederic se detalló que “siempre que se convoca a las fuerzas de seguridad hay alguna necesidad porque tienen estado policial” y cuentan con la ventaja de “no necesitar formación inicial”. Además, los retirados de las Fuerzas pueden portar armas, por lo que pueden empezar a trabajar inmediatamente. Como si esto fuera poco, a ninguno de los que reingresan se los rechaza si tienen algún tipo de antecedentes (directamente no se los investiga).
Desde ese mismo momento militantes de organismos de derechos humanos como Carla Lacorte del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) y María Del Carmen Verdú de la Coordinadora contra la Represión Institucional (CORREPI), denunciaron cual es el verdadero objetivo y quien es ese personal que está retirado.
La represión y los abusos tienen carácter de clase
Como podemos ver a lo largo de la cuarentena, los barrios humildes, la juventud precarizada son los sectores más afectados por el abuso de las fuerzas de seguridad. Todos los días vemos casos de abusos policiales y/o gatillo fácil
Un caso testigo de esto es lo que se vivió en Villa Azul, más de 300 policías por turno, habían sido localizados en la zona, y se había prohibido el ingreso y egreso de los vecinos del barrio.
Ante las primeras críticas, Kicillof salió a aclarar que “la misma política se aplicará en caso de detectarse casos de covid en countries”. ¿Alguien puede imaginarse el club Newman de Tigre sitiado por policías bonaerenses?
Vale recordar, que tanto el gobernador de la provincia como su Ministro de Seguridad, el ex carapintada Sergio Berni, estuvieron juntos en el centro de monitoreo que la policía tiene en Monte Grande, controlando que la vigilancia policial marche sobre ruedas, mientras los trabajadores se tienen que enfrentar a los atropellos de los empresarios y la realidad de los barrios está muy lejos del relato que quieren imponer.
Sin embargo, estas políticas no se dan solamente en nuestro país. El sistema capitalista, sobre todo ante situaciones de crisis como las que estamos atravesando a nivel mundial, necesita de sus perros guardianes para llevar sus planes de ajuste adelante. Hechos como el asesinato racista y clasista de George Floyd en Estados Unidos y cientos de miles de casos recorren el mundo con la represión policial como garante para que los gobiernos sometan a la población. La ola de movilizaciones a lo largo y a lo ancho del territorio del nefasto Donald Trump como también en otros países como Francia, Inglaterra, entre otros, son expresión de la bronca acumulada durante décadas (y siglos) donde los sectores privilegiados de la sociedad necesitan apoyarse en las fuerzas represivas para mantener sus privilegios de clase y los altísimos niveles precarización y explotación de las y los trabajadores. Al parecer, comparten el mismo miedo que Emmanuel Ginóbili: le tienen miedo al “levantamiento del proletariado”.
Plata para salud y educación, no para las fuerzas
Nada se puede esperar de quienes se cargaron a pibes como Santiago Maldonado, Rafael Nahuel o les pibes de San Miguel del Monte. Desde hace varios años, y con un aumento considerable tras decretarse el confinamiento obligatorio, se vienen gastando cifras millonarias en las fuerzas represivas.
En el distrito de Esteban Echeverría que tiene uno de los más altos porcentajes de infectados y con un sistema de salud por colapsar en cualquier momento es necesario que se destinen todos los fondos necesarios para desarrollar una salud de calidad y acorde a las necesidades de los habitantes del distrito. Pero como deja bien en claro, el intendente Fernando Gray -quien hace muy poco tiempo mando un fraternal saludo al fallecido Bartolomé Mitre, partícipe civil de la última dictadura- tiene otra intención: preparar una fuerza policial que “discipline“ con palos y balas cuando las circunstancias lo requieran, como ya sucedió con los trabajadores de Cresta Roja y los puesteros de la estación de trenes.
En referencia a estos hechos reproducimos las declaraciones de Carla Lacorte:
Esta medida del Intendente Fernando Gray es un nuevo paso en la saturación policial de los barrios del pueblo trabajador y se da en el marco de una preocupante escalada represiva que nos cuesta una vida joven casi a diario. Estas fuerzas que hoy se usan para el gatillo fácil se preparan para reprimir a los trabajadores cuando salgan a reclamar por sus legítimos derechos como vimos en el frigorífico Penta. Los organismos de derechos humanos, las organizaciones de trabajadores y estudiantes y las fuerzas políticas tenemos que tomar como bandera la lucha contra el gatillo fácil y todas las formas de represión policial
|