El mismo plantel de Temperley que volvió a un campeonato de AFA en 1993, en el festejo de los 25 años de ese partido de refundación.
La parte celeste del sur del conurbano bonaerense festeja su día, como cada 24 de julio. En esta fecha de 1993 regresó a los campeonatos de AFA tras quiebra, suspensión y casi remate de instalaciones.
Como el Ave Fénix, el Gasolero un día volvió. Resurgió de las cenizas que significaron la quiebra del club, la desafiliación de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), el cierre de sus instalaciones, la libertad de acción para sus jugadores (es decir, dejaban de ser futbolistas de Temperley para buscar otro destino deportivo), prácticamente la desaparición del club. Una cosa fundamental fue la que le permitió sobrevivir y resurgir un 24 de julio de 1993: el amor de sus hinchas, el sentimiento inquebrantable que no hay medida judicial que pueda destruir. Como rezaba la canción de Soda Stereo: “me verás volver”. Y Temperley dejó de ser la ciudad de la furia y de la tristeza aquel día en que el celeste volvió a una cancha.
A fines de agosto de 1989, en un país arrasado por la crisis hiperinflacionaria, el juez José María Durañona (que estaba a cargo de la convocatoria de acreedores de Temperley desde 1987) decretó la quiebra del club. Pese a esa puñalada institucional, Temperley siguió activo. Pero el 27 de mayo de 1991 se anunció el remate del club y luego -el 11 de junio- directamente decretó el cierre. El club ya ni siquiera podía ser Gasolero: se quedaba sin patrimonio y sin lugar en el fútbol. Fue desafiliado por AFA y retirado de la B Metropolitana, donde militaba en esos años.
En esos tiempos de descenso al averno del ostracismo deportivo, la solidaridad de hinchas y entidades amigas de Temperley le fueron dando el oxígeno para que no cerrara los ojos eternamente: hasta Los Andes, Banfield y Talleres de Remedios de Escalada (los archirrivales del celeste se coaligaron para darle una mano al vecino en desgracia y se organizaron campeonatos para recaudar fondos, en uno de ellos -organizado por el diario regional La Unión- incluso participó la reserva de Vélez Sarsfield (llena de futuros campeones mundiales con el Fortinero). Los mismísimos Auténticos Decadentes le pusieron el cuerpo también para aportar al resurgimiento del club de esa ciudad en la que supieron desfilar en sus caravanas murgueras y a la que le dedican un tema de su segundo disco.
Y así lo vio volver una multitud celeste de 15 mil hinchas, socios y socias que colmó el estadio Alfredo Beranger para ver a una formación dirigida técnicamente por Eduardo Lendoiro. Los 11 nombres fueron importantes en la historia gasolera ese 24 de julio de 1993, claro. Pero más importante era ver nuevamente a 11 camisetas celestes en una cancha. El rival, por el torneo de Primera C, fue Tristán Suárez y Temperley. Habían pasado 833 días, casi 3 años, desde el último partido. Temperley resurgió y el 24 de julio quedó establecido como su Pascua: el Día Mundial del (y la) Hincha de Temperley.
Luego vinieron años de ascensos, de oscilar entre categorías, hasta el retorno triunfal a la Primera División en 2014, luego de 27 años de ausencia. Pero esa es otra historia. Que todavía se sigue escribiendo.