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La moción, presentada por la Plataforma de Izquierda en la última reunión del Comité Central de Syriza, plantea la ruptura con los acreedores, empezando por el impago de la deuda, así como la “nacionalización inmediata de la banca” y la “eliminación inmediata de toda red protectora de la corrupta oligarquía del país”, entre otras medidas.
La propuesta fue rechazada por 95 votos en contra, frente a 75 votos a favor y una abstención. Aunque 30 integrantes del Comité Central de Syriza, compuesto por 201 miembros, no votaron porque ya habían dejado Atenas para regresar a sus lugares de origen.
Por la mañana del domingo, el líder de la Plataforma de Izquierda, Panayiotis Lafanzanis, había declarado que “no sería una catástrofe que Grecia abandone la zona euro, y no sería un acto terrorista no pagar el próximo tramo del FMI.”
En un texto publicado en su cuenta de Facebook, uno de los referentes de la Plataforma de Izquierda y miembro del Comité Central de Syriza, Stathis Kouvelakis, informa que en el texto adoptado por la mayoría del Comité Central se establecen cuatro condiciones para un “compromiso aceptable”: superávit presupuestarios primarios reducidos; ningún recorte más de salarios y pensiones; restructuración de la deuda y un paquete importante de inversión pública, particularmente en infraestructuras y nuevas tecnologías.
A estos cuatro puntos, informa Kouvelakis, el texto añade “el restablecimiento indispensable de los convenios colectivos y el aumento gradual del salario mínimo a 751 euros [el nivel de 2009]” y estipula que “cualquier cambio de política tributaria debería promover la justicia social reduciendo la carga de los económicamente desfavorecidos y obligando a los acomodados y a los evasores fiscales a pagar”.
A pesar de que la moción de ruptura con la Troika no fue aprobada, la izquierda de Syriza muestra un importante avance en su influencia dentro del Comité Central. En la reunión del CC realizada a principios de marzo, la Plataforma de Izquierda propuso una enmienda que rechazaba el acuerdo con el Eurogrupo y la "lista de reformas" presentada a los acreedores por el gobierno de Tsipras, a la vez que defendía la implementación del programa electoral de Syriza. En esa votación, la enmienda obtuvo 68 votos a favor, frente a 92 en contra y 6 abstenciones.
Ya entonces Kouvelakis sostenía que la Plataforma de Izquierda había “ampliado significativamente su influencia, incorporando en una votación estratégica a los maoístas de KOE y el grupo alrededor del (ahora ex) jefe del departamento económico del partido John Milios.” Una influencia que hoy se confirma y amplia obteniendo 75 votos positivos en la última reunión de su Comité Central.
La Plataforma de Izquierda, sus sectores y su política
La Plataforma de Izquierda, que obtuvo el 30% de los delegados en el último congreso de Syriza en 2013, está integrada mayoritariamente por la Corriente de izquierda (proveniente de una ruptura del partido comunista griego –KKE- en 1991, que formó el “ala izquierda” de Sinaspismos hoy mayoritaria en Syriza) y por el grupo DEA.
Los principales referentes de la Plataforma de Izquierda son el economista Costas Lapavitzas y el matemático Pangiotis Lafazanis, principal portavoz de la Corriente de Izquierda. Lafazanis es actualmente ministro de reconstrucción productiva, medio ambiente y energía en el gobierno. La Plataforma cuenta con otros miembros en el gabinete, como el viceministro de Seguridad Social, Dimitris Stratoulis; y el viceministro de Asuntos Europeos, Nikos Hountis, además de varios diputados.
El grupo DEA, del que es referente Stathis Kouvelakis, es un grupo más pequeño, que se reivindica de la tradición del marxismo revolucionario, relacionado internacionalmente con la corriente mandelista del Secretariado Unificado y con la ISO (Organización Socialista internacional) de Estados Unidos. Recientemente se fusionó con el grupo KOKKOINO. No tiene ministros en el gobierno y cuenta con 2 diputados en el parlamento.
El sector mayoritario de la Plataforma de izquierda, con Lafazanis y Lapavistas a la cabeza, están integrados en ministerios y cargos de importancia. A la estrategia más socialdemócrata y “europeísta” de Tsipras le oponen una política de reconstrucción de un “capitalismo social” y nacional.
Lapavitsas, por ejemplo, se inclina más claramente por una orientación de salida inmediata del euro, afín a un soberanismo de izquierdas. El economista plantea una salida devaluacionista (que provocaría una caída inmediata del salario real) en clave de recuperar una “economía nacional” con medidas sociales progresistas. Hace unos años durante una charla en Argentina dijo que los griegos debían “aprender de América Latina”, en referencia a la salida kirchnerista post 2001.
Los sectores a la izquierda como Kouvelakis y DEA sostienen en cambio que su participación dentro de Syriza está orientada a iniciar un proceso de transformaciones sociales, con una perspectiva anticapitalista como horizonte a largo plazo, planteando una orientación que combina la participación en las instituciones del Estado con la construcción de “poder popular” desde los movimientos sociales.
Su política es tratar de presionar al gobierno para tomar medidas más radicales, al mismo tiempo que “los movimientos sociales” ejercen “un control” sobre el gobierno. En este marco, su mayor límite es que no han planteado una política claramente independiente de la dirección reformista de Syriza, haciendo de la lucha extraparlamentaria de los trabajadores y la juventud el eje del combate político.
Frente al chantaje de la Troika, y la propia dinámica de Gobierno, que está descendiendo rápidamente en sus índices de popularidad y hace pocos días enfrentó su primera huelga en el sector público, la perspectiva de “ruptura con la Troika” que defiende la Plataforma de Izquierda dentro del CC de Syriza, es una batalla formal si no se plantea como eje la necesidad de romper con el Gobierno y avanzar en el camino de la lucha de clases, con el objetivo de imponer la anulación de la deuda y un programa de medidas anticapitalistas para que la crisis la paguen quienes la generaron.
Texto completo presentado por la Plataforma de Izquierda
Ya está claro que las “instituciones” no buscan lo que algunos denominan un “compromiso honroso”. Tal “compromiso honroso” no puede basarse de ninguna manera en privatizaciones y nuevas cargas para las clases populares y desde luego no puede existir sin que se ponga fin de verdad a la austeridad, sin una restructuración de (la mayor parte de) la deuda y sin una aportación suficiente de liquidez para revitalizar la economía.
Lo que buscan insistentemente los círculos dirigentes de la UE, el BCE y el FMI en los últimos cuatro meses es estrangular la economía, sacando hasta el último euro de las arcas del país y empujando al gobierno “desprotegido” a la sumisión total y a una humillación ejemplarizante. Esta táctica de los socios de la UE también se puso de manifiesto en la cumbre de Riga. El gobierno no tiene otra opción que contraatacar con un plan alternativo basado en las promesas preelectorales de Syriza y los anuncios programáticos del gobierno. Es preciso poner en práctica de inmediato las siguientes medidas:
• Nacionalización inmediata de la banca con todas las medidas de acompañamiento necesarias para asegurar que opere según criterios de transparencia y productividad y en pro del desarrollo y del bienestar social.
• Establecimiento de la legalidad democrática y la transparencia entre los medios dominantes, junto con un control sustancial de sus compromisos crediticios
• Eliminación inmediata de toda red protectora de la corrupta oligarquía del país.
• Suspensión de los privilegios, los ajustes preferenciales y la inmunidad de los grandes intereses económicos.
• Tributación sustancial de la riqueza y las grandes propiedades inmobiliarias, así como de las rentas más elevadas y los cuantiosos beneficios empresariales.
• Reintroducción inmediata y completa, así como su garantía y aplicación práctica, de la legislación laboral y los derechos sindicales.
El gobierno ha de contrarrestar decididamente la propaganda de los círculos dirigentes que aterroriza a la gente con anuncios catastrofistas en caso de impago de la deuda y de una eventual salida de la eurozona. La mayor catástrofe que puede ocurrirle al país sería la imposición de un nuevo memorando en una forma u otra y la continuidad de la aplicación de los memorandos anteriores. Es preciso evitar esta perspectiva con todos los medios y sacrificios necesarios. Cualquier solución alternativa a favor de una política progresista frente a los memorandos incluye ante todo la suspensión del pago de la deuda. Pese a todas las dificultades que comporta, ésta es de lejos preferible que cualquier otra opción, pues ofrece al país esperanza y perspectiva de futuro.
Si las “instituciones” continúan con su política de chantaje en los próximo días, el gobierno tiene la obligación de declarar sin rodeos, a partir de ese mismo momento, que no “despojará” al pueblo griego de sus ahorros, que no efectuará el pago del próximo vencimiento al FMI y que se propone impulsar soluciones alternativas a la situación del país en el plano económico, social, político y estratégico que garanticen la aplicación de su programa. |