Las grandes industrias del rubro textil han salido beneficiadas de la actual crisis. Aunque el segmento comercial y el de confección, fueron muy golpeadas, las grandes fábricas de hilado y telares, como TN&Plantex o Santista SA, han avanzado sobre los mercados de las más pequeñas y hoy no solamente están produciendo al 100% de la capacidad, sino que además han incorporado maquinarias para la producción masiva de barbijos y telas antivirales.
La Izquierda Diario se comunicó con trabajadores de ambas plantas en Tucumán, quienes dieron un panorama de cómo se vive este repunte de la producción en el marco de la pandemia y los contagios.
“Sabemos que hay al menos 4 casos positivos en la planta Hilados 1, y aunque se respetan algunos protocolos como la entrega de barbijos, el alcohol en gel o la distancia en el comedor, no hay testeos para las personas que comparten el turno con los casos positivos. A los que están aislados, ya sea porque presentan síntomas o por contacto con algún caso fuera de la fábrica, les pagan el 80% del sueldo y a las personas que son grupo de riesgo las hacen trabajar bajo declaración jurada. Se supone que es voluntario, pero muchos firman porque de lo contrario pueden tener descuentos en sueldos que ya de por sí son bajos”, nos cuenta un trabajador de la planta.
También nos comenta que la patronal está produciendo barbijos en forma masiva y que al mismo tiempo que aumenta la producción “están avanzando con los retiros voluntarios sobre las personas mayores de 60 años que están aisladas por decreto. Les ofrecen apenas 25 mil pesos por mes hasta que se jubilen. Y están tomando chicos de 19 a 25 años dispuestos a trabajar por salarios más bajos”. Estos retiros en realidad no tienen nada de “voluntarios”, por lo general van acompañados de amenazas, persecución y promesas de incorporación para sus hijos.
Algo parecido ocurre en Santista SA (ex Grafa), una importante fábrica de telas ubicada en Famaillá, con cerca de 800 trabajadores y una producción de 27 millones de metros de tela por año. A pesar del repunte en sus ventas, recibió el ATP durante tres meses, por un monto cercano a los 60 millones de pesos que se ahorraron en salarios.
“Sabemos que hay 4 casos positivos confirmados, y tenemos casos confirmados que se contagiaron por compartir el auto. Hay jabón, alcohol, barbijos, los baños se limpian y hay distancia social, pero no se hace nada que ponga en riesgo la continuidad de la producción. Cuando hay un caso positivo, la desinfección se hace con las máquinas trabajando y no hay testeos para las personas que comparten el turno con algún caso confirmado”, nos cuenta un trabajador de Santisa SA.
“A las personas que son mayores de 60 años o tienen alguna enfermedad y que deberían estar haciendo cuarentena se les ofrece firmar una declaración jurada en la que ellos se hacen responsables en caso de contagio. Y muchos lo terminan firmando porque los descuentos pueden llegar a los 5000 pesos”, afirma este trabajador textil.
Con más o menos contagios, el testimonio de los trabajadores de distintas ramas de la industria coincide en señalar que los empresarios solo respetan los protocolos en la medida en que su producción no se vea afectada y en la complicidad de las direcciones sindicales. La organización y la unidad desde abajo es un primer paso necesario para enfrentar la avanzada de las patronales sobre las condiciones de trabajo. |