UNA ACUMULACIÓN DE ASUNTOS TECNOLÓGICOS
Sobre “sofocando al conformismo” [1]
La frase "sofocando al conformismo" es una cita a medias cuyas connotaciones marcan algunos parámetros para un estudio de la obra de Walter Benjamin. La frase alude a la cautela de Benjamin en una de sus últimas composiciones, Über den Begriff der Geschichte [Sobre el concepto de Historia], escrita a finales de los años 30:
En cada época hay que intentar de nuevo arrancar la tradición de un conformismo que está a punto de sofocarla [2].
El conformismo aquí se refiere a las energías de la interpretación convencional. Estas atrapan a la tradición y a los receptores de la tradición en relatos ideados, o al menos aprobados, por la clase dirigente y sus ideólogos. La experiencia acumulada de los oprimidos es sobrescrita en historias que retransmiten el equilibrio de poder existente: negocios como siempre. Hace mucho tiempo muerto, Benjamin es ahora parte de la tradición transmisible. Usando aquí la frase “sofocar al conformismo”, se destaca el deseo de arrancar a Benjamin del conformismo inherente a las apropiaciones que lo eximen de una cultura de crítica política comprometida. “Sofocar al conformismo” sugiere una confrontación con lecturas domesticadoras de la obra de Benjamin.
La tarea es arrancar los escritos de Benjamin del conformismo que amenaza con sofocar su recepción. Tal tarea es ayudada por el conocimiento de la embestida de Benjamin sobre un segundo conformismo mencionado en Über den Begriff der Geschichte: la conformidad de la teoría y la práctica reformista [3]. El reformismo es todavía la conformidad que domina a los supuestamente críticos. Hoy en día son frecuentemente los teóricos reformistas quienes ven reflejada en Benjamin su propia melancolía derrotista y su desesperada esperanza de que, aliviada por sus deseos, las cosas puedan funcionar bien al final, de alguna manera. No hay intención de hacer grandes cambios. Esto es muy contrario a la intención de Benjamin. En sus notas finales sobre el concepto de la historia, Benjamin ataca las tácticas políticas reformistas y los delirios económicos para evitar el momento insurgente y auto-organizado de la revolución proletaria. Para Benjamin, sin revolución no puede haber redención de “esta vida aquí”, ya que la revolución y la redención están fusionadas [4]. A finales de la década de 1930, mientras algunos de sus contemporáneos miraban a Moscú y otros vacilaban (y muchos otros aclamaban al Múnich hitleriano), Benjamin atacó el conformismo "innato" de los partidos de izquierda [5]. Un tipo de conformismo se manifiesta para él en 1939, en la quimera de un progreso siempre ascendente de la historia, una salvación que puede tener lugar sin la intervención de sujetos revolucionarios. Esta fe desesperada y ciega se enfrenta a la devastación real –planeada para que todos la vean– de la clase obrera y el movimiento obrero. Benjamin recuerda que tal devastación se produjo después del fracaso de la rebelión de Spartakus en Alemania, y fue exacerbada por los regímenes de Hitler y Stalin. Ve una caída en picada de las perspectivas de la auto-actividad de los trabajadores. No es que pierda la esperanza. Pero la confianza reformista y stalinista en el progreso de la historia, y la ignorancia más o menos deliberada de la insistencia de Marx en la autoemancipación proletaria, hacen que los ideólogos proclamadamente progresistas pasen por alto el catastrófico impacto de la derrota de la revolución en Alemania en los años de Weimar y después, y en la Unión Soviética bajo Stalin. Ponen su fe en la historia, la economía y la teoría, y no ponen sus energías en la reanimación de la lucha de clases. El conformismo incuba los negocios como siempre, es decir, nada cambia, porque a los conformistas les parece que no hay mucho que cambiar. Benjamin pensaba que los así llamados críticos estaban equivocados. El “negocios como siempre” es un estado de emergencia. En defensa de la fractura absolutamente revolucionaria, en el pensamiento y en la práctica, concluye: “Que continúe ‘así’ es la catástrofe” [6].
Desde mediados de los años 20, Benjamin investiga el marxismo. Explora la teoría marxista, entra en diálogo con los marxistas y visita la Unión Soviética. Benjamin es un inconformista, a menudo escéptico sobre las tendencias engendradas por el Partido Comunista de su época. Sus recelos se multiplican a medida que el stalinismo solidifica su dominio, y lo que pasa por análisis marxista extingue su chispa revolucionaria. Despliega las herramientas del materialismo histórico de manera peculiar, y sin embargo no de forma más idiosincrática que el marxismo “oficial” del partido. El inconformismo de Benjamin es conspicuo en sus interrogatorios críticos de las formas en que los partidos comunistas hacen uso de las máximas marxistas.
Puede ser tedioso participar en la prolongación del juego de seleccionar citas, reinsertar elipsis, discutir sobre las afiliaciones políticas de un muerto. Pero afirmar la base revolucionaria del pensamiento de alguien es, si no otra cosa, un golpe en el ojo de los autores de la erudición que desactivan, descartan y domestican sin cesar lo que se ha deslizado en el legado intelectual. Sin embargo, la recuperación de la teoría no es solo una cuestión de precisión de archivo. La labor política de Benjamin sigue siendo interesante si sus estrategias y conocimientos pueden ser útiles para el análisis y la acción en la actualidad, si puede utilizarse como recurso e instrumento de investigación para superar el conformismo político y cultural actual, si puede encontrarse que tiene una pertinencia continua o, tal vez, Aktualität[actualidad, en alemán en el original, N. del T.].
Aktualität es una palabra que se repite en la escritura de Benjamin. Por ejemplo, aparece en 1921, cuando anuncia la formación de una revista, Angelus Novus. Se dice que la Aktualität del Angelus Novus significa la captación del “espíritu de la época” subyacente y decisivo [7]. La Aktualität se menciona de nuevo en 1925 cuando, habiendo renunciado a una carrera en el periodismo del feuilleton de lujo , Benjamin defiende la vigencia de las revistas ilustradas populares, que hablan al momento [8]. En una carta a Hugo von Hofmannsthal que introduce Einbahnstraße [Calle de sentido único] en 1928, insiste en que la Aktualität es el anverso de lo eterno en la historia, y es infinitamente más significativo para la investigación histórica, política y cultural [9]. La invención del concepto teórico Aktualität fue una prueba del intento de Benjamin de evitar la abstracción de alto nivel. Quiere involucrarse en el mundo tal como lo encuentra. Rechazando centrarse puramente en la estética formal de la superficie del lienzo o extrapolando las sutilezas del pensamiento hegeliano para propósitos del filosofar sin sangre o el llamado a la eternidad, Benjamin, el “materialista antropológico”, entra en salones y áticos, espacios y escenas de rastros humanos históricos y materiales. El materialismo, en el sentido de Benjamin, asume una interacción entre las personas y el mundo. Los humanos trabajan sobre cosas físicas y el materialismo cuestiona las formas en que lo hacen y las relaciones en las que entran para hacerlo, y cómo esto altera su naturaleza humana completamente histórica. Para estudiar tales asuntos, Benjamin es atraído a alojamientos repletos de adornos y objetos de valor y vibrando con fonógrafos rudimentarios. Propone tomar en serio el desorden de la existencia material, y quiere analizar expresamente la basura mercantil de la producción en masa, escudriñando lo que su amigo Siegfried Kracauer denominó “expresiones discretas a nivel de superficie” que, “en virtud de su naturaleza inconsciente, proporcionan un acceso sin intermediarios a la sustancia fundamental del estado de las cosas” [10]. Una actitud basada en la Aktualität agarra los objetos cotidianos cuya insignificancia y "naturaleza inconsciente" justifican su relación indexada con la verdad social y las mentiras sociales. Ya sea en el camino de la política más o menos secreta de los teóricos, o en el camino de los significados sociales e históricos arraigados de las cosas, lidiar con la Aktualität es enredar la crítica en observaciones sociales precisas y responder a las urgencias y aprehensiones del momento, ser actual. Una actitud informada por la Aktualität entiende a Benjamin en su contexto, subrayando su compromiso reactivo con las controversias y fenómenos contemporáneos.
¿Pero cómo puede interpretarse hoy en día el énfasis de Benjamín en la Aktualität? El significado de Aktualität está fracturado, ya que tiene que reconocer una constelación entre el pasado y el presente. La Aktualität implica una respuesta a las condiciones históricas y políticas específicas del surgimiento del objeto escudriñado en el mundo y en la teoría. Hay que plantearse las siguientes preguntas: ¿qué condiciones incidieron en el pensamiento de Benjamin, cómo influyeron sus sorpresas en la actualidad histórica y política? Pero también hay que enfrentarse en esta idea de Aktualität a la relación entre el objeto de estudio, Benjamin, y este presente, este momento urgente, ahora (porque todos los momentos son urgentes). Benjamin detalla esta perspectiva que desafía la linealidad: “comprimiendo el pasado a través del presente” [11]. Incluso el pasado es actual, ya que tiene un significado en el presente. El pasado reverbera en el presente; el presente filtra la imagen del pasado. La crítica, sensible a las condiciones que dan forma al pasado, no puede evadir las preocupaciones del presente.
Una perspectiva convencida de la continua relevancia del pasado de Benjamin para el presente se basa en la Aktualität de su ofensiva contra un fetichismo tecnológico que ignora las condiciones acordadas por el modo privado de apropiación. Tal ignorancia puede ser nuevamente prevaleciente en la ciberhipérbole del nuevo milenarismo. La noción de sujeto tecnológico podría dar una luz verde neón al cibermaterialismo y sus visiones de sujetos maquínicos, realzados con prótesis, cableados y conectados a una afluencia aumentada (una versión de la rapsodia futurista de Marinetti para una era postindustrial). Lo que sucede en esta ciberconcepción de la materia es que la distinción entre el trabajador de la tecnología mecánica –un técnico que produce dentro de las relaciones técnicas de producción– se derrumba en un único sujeto mítico y postnatural. Este sujeto encarna, literalmente, la tecnología, las relaciones técnicas de producción y productor, y por lo tanto solo puede ser considerado con dificultad como involucrado en un proceso de explotación. Pero una unión con la alta tecnología que evade las relaciones de explotación es un raro privilegio. El cibermaterialismo establece un concepto congelado de la tecnología, una fuerza ciegamente determinante, que nos devuelve al marxismo de la Segunda Internacional, y no es de extrañar que Charles Darwin y sus amigos disfruten de una nueva popularidad: el discurso, a pesar de toda su retórica de revolución, es de evolución. Los cibernéticos buscan a través de la tecnología una nueva determinación de la especie. Benjamin podría a veces ser impulsado a articular el nacimiento temprano de este hombre-máquina, pero se sorprendería de la ceguera de clase del cibermundo.
Aquí se está investigando la Aktualität de Walter Benjamin entonces, en su tiempo, y ahora en el mío. Hoy en día, constantemente, hay que tratar de arrancar su trabajo de un conformismo que está a punto de sofocarlo –nacido de una amnesia histórica y política sobre el pasado y el presente, que afecta a los que son capaces de olvidar.
“Sofocante” posee otro sentido. Significa el ejercicio de un efecto inevitable, sugiriendo otra capa de significado incrustada en la frase “conformismo sofocante” [12]. En los análisis de Benjamin, la adaptación a las nuevas formas tecnológicas por parte de todos los elementos del cuerpo social resulta de un irresistible conformismo. Este segundo sentido de conformismo sofocante señala un cierto determinismo formal y técnico en la obra de Benjamin, que por momentos recuerda al determinismo de los pensadores de la izquierda, cuyas presunciones automáticas y evolutivas Benjamin suele contrarrestar. Tal determinismo se manifiesta especialmente en sus pensamientos sobre la estética. Numerosos ensayos parten del supuesto de que la tecnología genera nuevas formas y que la adopción de las características formales de las nuevas formas tecnológicas –en el arte y en todas las prácticas sociales– se hace inevitable a lo largo del tiempo. La forma tecnológica precipita la forma social. Sin embargo, en la práctica, afirma Benjamin, esta conformidad con las nuevas formas tecnológicas y la consumación de la reorganización de la producción y la recepción que sugieren se ve retrasada por las relaciones de producción capitalistas. La contradicción central del nuevo orden del capital consiste en que la socialización de la producción y su colectivización de la cultura son contrarrestadas por un movimiento retrógrado, instituido para salvaguardar los modelos sociales de la sociedad de clases. Benjamin concentra sus investigaciones en el espacio abierto por este desajuste entre la dinámica tecnológica y el modo de ordenamiento social. Identifica este desalineamiento como la atracción bidireccional de las fuerzas y las relaciones de producción. Para Benjamin, la Technik (técnica, tecnicidad, tecnología) está implicada en el desajuste de las fuerzas y las relaciones de producción. Su suposición de que la organización de las fuerzas tecnológicas de producción descarga un efecto determinante en todos los sectores de la totalidad social se une a la insistencia en el análisis de las relaciones de producción. Este análisis forma parte de la estrategia política de Benjamin para alimentar el activismo proletario. Las fuerzas de producción y lo que Benjamin considera sus relaciones de producción “apropiadas” y “conformes” pueden ser desarrolladas de forma preventiva en el ámbito del arte. La producción y la recepción cultural son formas de formación. El ensayo en la cultura de nuevos modos de relaciones sociales se convierte en la condición previa para la superación general del conformismo en sus aspectos culturales y políticos.
Centrarse en la tecnología no hace que un análisis sea una contribución a la teoría marxista. La teoría marxista demuestra sensibilidad a la relación planteada entre la tecnología y la no-tecnología, es decir, las relaciones entre la tecnología, la naturaleza y el mundo. Para que una teoría se llame marxista debe hacer gala de un interés no solo por el material de producción sino también por las relaciones de producción [13]. Es con el fin de insinuar esta doble preocupación que el término Technik se deja en la mayoría de los casos sin traducir en este estudio. La palabra alemana Technik transmite un sentido más abierto de lo que la palabra inglesa “technology” concede. Para demostrar que la palabra Technik ha causado a otros traductores aflicción conceptual, una cita de uno de los traductores de Habermas debería ser suficiente:
Aunque el alemán ha adoptado hasta cierto punto el uso incorrecto de tecnología (Technologie) para referirse a la técnica en lugar de su estudio, el adjetivo technisch significa técnico y tecnológico. Es decir, hace hincapié en la forma de hacer y controlar así como en las máquinas utilizadas en estos procesos. Se ha traducido en ambos sentidos. Del mismo modo, Technik significa técnica, tecnicidad y tecnología [14]
Technik implica un sentido tanto de tecnología como de técnica. Benjamin parece exprimir todo el significado de esta palabra compacta. Al significar simultáneamente tecnología y técnica, Technik alude al material de trabajo, los medios de producción y las relaciones técnicas de producción. Acentuar las relaciones técnicas de producción es reconocer que existen relaciones sociales y políticas entre los productores y los medios de producción. La técnica también se refiere a la habilidad y los conocimientos acumulados, los datos científicos necesarios para la manipulación de la maquinaria. El punto que se debe señalar aquí es simplemente que Benjamin utiliza el término Technik en lugar de la palabra Technologie, y esto podría ser porque Technik abarca las relaciones sociales y políticas, así como el hecho empírico de la maquinaria. Technik incluye la referencia a las relaciones sociales y, como tal, es una categoría de la experiencia. Siempre que Benjamin utiliza el término Technik, tiene presente un complejo de relaciones humanas de propiedad y control [15]. La dinámica de la actualidad social de Benjamin, que se basa en el trabajo humano y las interacciones entre la tecnología y la técnica, insiste en la conciencia tanto de la facticidad del mundo objetivo y su contenido como de la actualidad de la interacción humana subjetiva con ese mundo objetivo. La doble preocupación por la tecnología y la técnica se manifiesta no solo en las evaluaciones estrictamente sociales y políticas de Benjamin, sino que también influye directamente en sus formulaciones estéticas. Estos formulan un interés específico en las formas de arte tecnológicas y se preguntan sobre las relaciones de producción y recepción que esas formas intiman. Por supuesto, la palabra Technik tiene también resonancias estéticas. Para resaltar este punto, aquí hay una cita de un libro de dos personas relacionadas con Benjamin, que representan dos polos de influencia sobre él. Su amigo y teórico crítico, Theodor Wiesengrund Adorno, y el colaborador musical de Bertolt Brecht, Hanns Eisler, publicaron, primero en inglés, un estudio de partituras de películas titulado Composing for the Films (1947), mientras vivían cerca de Hollywood. Los límites y confusiones de la terminología del tecnicismo, y las contradicciones que este abre para sus análisis culturales de la cultura de masas moderna, se indican en una nota a pie de página:
En el ámbito del cine, el término "técnica" tiene un doble significado que puede llevar fácilmente a la confusión. Por una parte, la técnica es el equivalente de un proceso industrial para producir bienes: por ejemplo, el descubrimiento de que la imagen y el sonido pueden ser registrados en la misma tira es comparable a la invención del freno de aire. El otro significado de "técnica" es estético. Designa los métodos por los que una intención artística puede realizarse adecuadamente. Mientras que el tratamiento técnico de la música en las imágenes sonoras estaba esencialmente determinado por el factor industrial, desde el principio hubo necesidad de la música, debido a ciertos requisitos estéticos. Hasta ahora no se ha establecido una relación clara entre los factores, ni en la teoría ni en la práctica [16].
Adorno se remontaba a una disputa con Benjamin de un decenio atrás, en la que la diferencia entre ambos se refería al contenido de la palabra Technik –y a si el arte dependiente o autónomo era más técnico, y lo que eso significa en todo caso [17]–. Tales complicaciones que rodean al término Technik explican, en efecto, por qué las cuestiones relativas a la tecnología y a la técnica son tan importantes. Tantas cosas dependen de la Technik. Acceder al pensamiento de Benjamin sobre la técnica, una tarea que se hace fácil, aunque interminable, por la persistente atención que Benjamin presta a lo técnico, en uno u otro contexto –sus frecuentes análisis de la experiencia como dependiente de la interacción entre la tecnología y los procedimientos de su aplicación, sus intrincados detalles de la relación dialéctica entre la tecnología y la técnica, entre las fuerzas y las relaciones de producción– conduce directamente al tenor dialéctico y materialista de la producción de Benjamin. Se podría objetar que Technik es una categoría demasiado estrecha y demasiado amplia para usarla para investigar los escritos de Walter Benjamin. Demasiado estrecha porque parece condenar al ostracismo a otros factores influyentes, en particular el judaísmo y el misticismo; demasiado amplia porque esta interpretación de Technik la entiende como tecnología y técnica, medios tecnológicos de producción, relaciones de producción, artefactos tecnológicos y técnica literaria. Contrarresto la acusación de una percepción de visión estrecha sosteniendo que, partiendo de una perspectiva histórica, Benjamin aparentemente no encuentra contradicción entre los enfoques científicos y mágicos y esto contribuye a su materialismo antropológico y a su perspectiva de la tecnología y la técnica. Contrarresto la acusación de una comprensión demasiado amplia de la técnica al contrarrestar débilmente que Benjamin también comprendió el término en toda su variedad y dedicó energías teóricas tanto a expandirlo analíticamente como a especificarlo críticamente. Era para él una estrella polar.
Los escritos particulares de Benjamin se relacionan aquí con sus contextos históricos y políticos. En un artículo sobre el coleccionista Eduard Fuchs, Benjamin cita la crítica de Engels a cualquier historia de las ideas que represente nuevos dogmas como desarrollo de una etapa anterior o que vea las escuelas poéticas como reacciones a las escuelas que las preceden [18]. Benjamin insiste en que cada filosofía, ideología o programa debe situarse dentro de las relaciones vivas en las que se forja. Aunque este estudio se adhiere estrictamente a una estructura cronológica tradicional, tal ordenamiento temporal existe para no sugerir ese tipo de interpretación popularizada por Gerhard-Gershom Scholem. Scholem sostiene que los últimos escritos son una retractación del trabajo de la década y media anterior, y como tal un revelador abandono del método marxista [19]. Este estudio está ordenado cronológicamente porque desea demostrar que la obra de Benjamin se sitúa en el contexto de los debates y acontecimientos que se desarrollan históricamente. Las ideas de Benjamin reaccionan para formar constelaciones con eventos políticos a su alrededor. Él rechaza e interactúa con la teoría política y la filosofía contemporáneas. Esta política y esta filosofía, tal vez como muchas filosofías y políticas, están involucradas en las investigaciones sobre la tecnología y la técnica, la regulación del intercambio entre la humanidad y la naturaleza, la cuestión de la reciprocidad entre la tecnología y los operadores, el impulso mimético y la cuestión del realismo en el arte. En esa lista se exponen las preocupaciones rudimentarias de los escritos de Benjamin desde mediados del decenio de 1920 hasta 1940, en su búsqueda de una comprensión cultural moderna apropiada, una práctica política pertinente y una comprensión unívoca de la actividad humana como superación de esas distinciones.
Traducción: Maximiliano Olivera |