Desde que irrumpió la “marea verde” en 2018 tomando en sus manos la demanda histórica de interrupción voluntaria del embarazo, también se impuso con fuerza, en colegios públicos y privados (laicos y religiosos), la exigencia de implementación de Educación Sexual Integral -ley 26. 150, sancionada en 2006-, y la separación de la Iglesia del Estado. Demandas motorizadas por estudiantes, docentes, organizaciones de mujeres, disidencias y sindicatos combativos (1).
Desde ese momento resurgieron y se multiplicaron las publicaciones de libros sobre ESI con perspectiva de género y diversidad. “Les Hibridxs”- editado por GaliArte, 2020- lo ubico acá, como parte de esa literatura que se ofrece en las librerías para acercarnos un disparador. Un aporte propio para hablar y reflexionar sobre la diversidad, el género, el amor y el desamor patriarcal, los derechos humanos y el gatillo fácil, los cuerpos cortados e idealizados- pero a su vez cuestionados-, los duelos, el bullying y el suicidio en la adolescencia.
Recopila una serie de relatos cortos inspirados en el aula y dirigidos a lxs jóvenes, que rescatan esta temática, no como recortes sueltos sino inmersos en la cotidianeidad en la que transcurre la vida. Lxs “musxs”, inspiradorxs de Nadia Soto (2) habitan la(s) escuela(s) y viven en un mundo colmado de problemas sociales, pero también de esperanzas de conquistar una vida sin prejuicios donde la sexualidad sea cualitativamente humana.
Algunos relatos nos cuentan finales previsibles, ¿es explícito y previsible porque así es como se presenta en la realidad? Al fin y al cabo muestran una parte de lo que atraviesa a la escuela pública. Dramas sociales difíciles que se despliegan en el barrio, en las casas, en las calles dando cuenta de las desigualdades sociales, de la violencia hacia las mujeres como narran los relatos “La mochila de Luis”, “Éros y Tánatos” o “Desaparecidas”.
Era un pibe de barrio estigmatizado “por portación de rosto”, dice Juancito sobre “El trufa”, apodo que se ganó. Y fue por esta misma estigmatización social que su desenlace fue como el de cientos de otros jóvenes que transitan la escuela pública y viven en barrios del conurbano o cualquier territorio hiperurbanizado: los mata la policía.
En el relato “Y Él lo amaba igual”, Nadia le hace decir al narrador: “Amaba diversamente, como el deseo prohibido pero legalizado. Prohibido, para una parte extensa de la cultura que todavía no podía aceptarlo y legalizado para el territorio argentino que había hecho ley el matrimonio igualitario y la identidad de género”. Porque la igualdad ante la ley, no es la igualdad ante la vida. Quizás algo de esta evidencia acertaron a ver, pensar y sentir Manu y Jeremías, “ser mariposx” en esta sociedad no es sin costos.
En el libro no hay UN cuerpx hay CUERPXS: presentes y ausentes, los que sufren el desgaste físico que produce el trabajo en malas condiciones; cuerpxs hegemónicos o ideales de belleza – como en “La piba militaba”-. Y también cuerpxs maltratados, que ante los golpes, no responden con otros golpes, ni con palabras, responden con nada. Pero además cuerpos que sienten y disfrutan el amor, el placer, las emociones, eso que va junto y se insiste en separar: el saber y el afecto.
“¿Cómo se puede amar o sentir placer con un cuerpo en guerra”, se pregunta el protagonista sobre Paula, en “Amores como el nuestro”, ante el descubrimiento de la genitalidad y el placer sexual.
“Les Hibridxs”, son relatos breves, simples, que fluyen en busca de un lenguaje que los nombre. Son cruce de identidades que no son porque están siendo.
Notas:
(1) El libro se presentó en forma virtual en Suteba Ensenada, organizada por la secretaría de Género y Diversidad en el marco de las múltiples iniciativas realizadas con respecto al aborto legal y la plena implementación de ESI en todos los niveles educativos.
(2) Es docente de nivel medio y trabaja en la ciudad de Ensenada. Estudió en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP. |