Las protestas prodemocráticas en Tailandia están calentando las calles de Bangkok luego de que este jueves desafiaran el estado de emergencia declarado por el Gobierno. La medida fue tomada luego de que las movilizaciones del miércoles paralizaran una caravana en la que viajaba la reina Suthida, a la que los manifestantes le exigen reformas en las monarquía y la caída del primer ministro, Prayut Chan-ocha.
El pedido de renuncia fue acompañado este miércoles de una vigilia y una acampada fuera de la residencia gubernamental del primer ministro lo que generó momentos de tensión con las fuerzas represivas y manifestantes promonárquicos que durante la jornada atacaron a los participantes de las movilizaciones.
"Liberad a nuestros amigos" o "fuera Tu" (apodo del primer ministro, Prayut Chan-ocha) eran algunas de las frases coreadas por los manifestantes antigubernamentales rodeados por varios cientos de policías en Ratchaprasong, un área de lujosos centros comerciales y hoteles de Bangkok.
En desafío al estado de emergencia, que prohíbe reuniones de más de cinco personas, los primeros manifestantes llegaron por la tarde a la concurrida intersección, pero fueron rodeados rápidamente por un cordón policial.
La protesta se galvanizó con la llegada de uno de los líderes estudiantiles que aún no ha sido detenido, el carismático Panupong "Mike" Jadnok, que comenzó a alentar a la muchedumbre y esta consiguió romper el cordón policial y ocupar el cruce, situado cerca del cuartel general de la Policía.
Esta misma intersección fue ocupada hace diez años por los manifestantes conocidos como los "camisas rojas" en una protesta que terminó violentamente y con decenas de muertos tras la intervención del Ejército.
"Es extremadamente necesario introducir medidas urgentes para poner fin a la situación de manera efectiva e inmediata para mantener la paz y el orden", apunta la orden del Gobierno que instaura el estado de emergencia, que además prohíbe la publicación de noticias que puedan dañar la seguridad nacional.
La Policía informó que han detenido a 22 manifestantes, al menos cuatro de ellos dirigentes de las protestas, durante los operativos de represión a las movilizaciones.
En el perfil de Facebook del abogado Anon Nampa, uno de los líderes detenidos, se denunció que temen por su seguridad luego de que fuera forzado a subirse a un helicóptero con destino a Chiang Mai (Norte).
La protesta de este miércoles, que coincidió con el aniversario de la "revolución estudiantil" de 1973, registró un gesto inédito hacia la monarquía cuando los manifestantes lanzaron gritos de protesta al paso de la caravana de coches donde viajaban la reina Suthida y el príncipe heredero Dipangkorn.
Se trata de un cambio significativo en relación al pasado reciente, cuando los tailandeses se arrodillaban ante el paso de la caravana real.
El líder de la plataforma opositora Progressive Movement, vinculada al ilegalizado partido Future Forward, Thanathorn Juangroongruangkit, calificó de infundadas las razones de las autoridades al declarar el estado de emergencia.
"El Gobierno no tiene legitimidad para dispersar a la multitud por la noche. Demuestra su intención de encubrir la represión", apunta Thanathorn en un vídeo colgado en las redes sociales.
Las principales reivindicaciones de las protestas son la renuncia del Gobierno, encabezado por el general golpista Prayut Chan-ocha, una nueva Constitución, ya que la actual fue redactada por la antigua junta militar (2014-2019), y reducir la influencia del Ejército en la política.
La demanda más controvertida es la reforma de la monarquía, un tema tabú hasta hace poco por y tamizada por la ley de lesa majestad, que prevé penas de hasta 15 años de cárcel para quien critique a la corona.
La institución ha perdido mucho prestigio desde que ocupa el trono el rey Vajiralongkorn, quien sucedió a su padre, Bhumibol, que era bastante popular y murió en 2016. Vajiralongkorn vive en Alemania en un lujoso hotel junto a una veintena de concubinas, es una de las personas más ricas del mundo y su presencia en Bangkok en muy inusual. Por eso ante el rumor de que se encontraba en la capital, la caravana real de este miércoles fue increpada por los manifestantes que han venido acumulando bronca y odio hacia la corona.
La historia política tailandesa está plagada de golpes militares que han anulado los resultados de las elecciones. La monarquía por su parte tiene profundos vínculos con los militares, dos poderes que se retroalimentan mutuamente. Por eso, aunque las protestas actuales tienen direcciones conciliadoras que no están a la altura de acabar con ese entramado histórico, las demandas de los manifestantes, que cuestionan por primera vez en años a ambos poderes al mismo tiempo, llevan en su seno el germen de una insubordinación potencialmente explosiva para la situación política y social del país. |