La sintomática emergencia política de los sectores más oprimidos cuestiona la idea de emancipación como conquista progresiva y acumulativa de derechos (tal como propone un feminismo partidario, exclusivamente, de la estrategia del lobby parlamentario para la “ampliación de ciudadanía”) y pone en jaque la perspectiva de “democratizar radicalmente la democracia” (como plantea el postfeminismo), que se demuestra inviable cuando la crisis económica, social y política sigue desarrollándose. |