Después de un año de pelear por el derecho a la vivienda y la tierra, 90 familias del Barrio La Bibiana II, ubicado en Moreno, lograron su reubicación. Todavía continúa la pelea por 35 de ellas que siguen esperando ser trasladadas.
Luego de las negociaciones que se desarrollaron con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el municipio de Moreno, esta semana continuaron las reubicaciones de las familias del Barrio La Bibiana II. Hasta el momento 90 familias fueron reubicadas en terrenos de las localidades morenenses Manantiales y Cascallares. Sin embargo, aún 35 familias siguen esperando ser trasladadas. Denuncian que están sin luz, sin agua y rodeados de un fuerte operativo policial. La pelea por su reubicación continúa.
Recordemos que les hicieron firmar un acta compromiso que las obligaba a abandonar el predio a cambio de promesas de lotes y materiales de construcción, rodeados por un fuerte operativo policial.
Según contaron vecinos a este medio, una vez llegados al lugar de destino los esperaba una carpa del gobierno donde los hacían firmar un contrato por la posesión de las tierras. Un contrato de “usufructo precario”, que establece que el municipio cede las tierras y a los tres años deben dirigirse al IDUAR (Instituto de Desarrollo Urbano, Ambiental y Regional) para iniciar los trámites de traspaso definitivo. Cada familia deberá abonar en 2023 un equivalente a dos salarios mínimo, vital y móvil en cuotas.
Lucha, organización y solidaridad
Hacía un año que las familias trabajadoras de la Bibiana II venían peleando por el derecho a la vivienda y la tierra para vivir. Los vecinos se organizaron con cuerpo de delegados y asambleas, donde impulsaron distintas acciones locales como cortes, asambleas y jornadas solidarias y movilizaciones al municipio (que nunca los recibió). También se movilizaron a plaza de Mayo en una jornada impulsada por el Encuentro Memoria, Verdad y Justicia y Guernica y acompañada por distintas organizaciones.
Lograron recibir el apoyo de organizaciones sociales, obreras y estudiantiles. Contaron con los trabajadores de Madygraf, de la alimenticia Mondelez ytrabajadores de la salud de la zona. Se solidarizaron y organizaron con otras tomas como la de Guernica, participando del primer pre-encuentro por la tierra y la vivienda. La unidad conquistada y la organización de las familias de esta toma de Moreno dio sus primeros frutos con los acuerdos firmados hasta el momento y la reubicación de las 90 familias.
Situaciones no resueltas
Los vecinos de La Bibiana han logrado arrebatarle al Estado y al municipio de Mariel Fernández (Frente de Todos) el derecho a la tierra. Aún está por verse si es “tierra por tierra” como venían reclamando. Sin embargo, tienen que soportar la miseria que les ofrecieron: fueron trasladados a los terrenos con sus viviendas precarias y con las mismas deficiencias que debían soportar en La Bibiana II.
A punta de pistola los obligaron a firmar un contrato con promesas de palabra para que abandonen el barrio. Fueron llevados a lugares inhabitables, muy lejos de la ciudad. Las familias denunciaron a La Izquierda Diario que los terrenos no están en condiciones : les falta el tendido eléctrico, no tienen perforaciones de agua y no tienen acceso a gas natural, entre otros servicios básicos. Con las fuertes lluvias de ayer sufrieron inundaciones, poniendo en peligro la vida y la salud de los niños y las familias, en un momento donde el país está por alcanzar el millón de contagios por coronavirus. Muchas familias no pudieron armar sus casillas por no contar con los materiales y herramientas necesarias, y debieron atravesar el temporal como pudieron.
La pelea continúa
El derecho a la vivienda digna sigue siendo negado por el Estado a las familias trabajadoras, pese a ser un derecho elemental para la vida humana. Al igual que en Guernica, el municipio intervino para seguir beneficiando con las tierras a los ricos y empresarios, que buscan construir barrios cerrados al ritmo de la especulación inmobiliaria o algún otro tipo de negocio empresario. Mientras las familias pobres son arrojadas a los extremos de las ciudades, sin ningún plan de urbanización y vivienda digna.
Habiendo perdido todo en la pandemia por la crisis económica, muchas familias que viven de changas y otras se encuentran sin trabajo, tienen que sacar de donde no tienen para poder pagar una tierra que se inunda, donde no llegan los servicios básicos, donde las escuelas y hospitales quedan a kilómetros de distancia.
El municipio y el gobierno no entregan ningún tipo de asistencia a los niños y adultos que siguen viviendo en condiciones de extrema vulnerabilidad. Hace semanas que se viene regateando el cuarto pago de la IFE, que se entrega cada dos meses. Equivalente a cinco mil pesos por mes, que no alcanza para cubrir ni 5 días de la canasta básica. Las familias se organizan en comedores y merenderos para poder asegurarle a sus hijos un plato de comida, y dependen de la solidaridad de otros trabajadores.
El Estado te dice: "te doy la tierra pero a pagar. Si no tenés trabajo, arreglate como puedas con “lo otro”, yo más no puedo hacer". Si el Estado más no puede hacer, ¿Quién va a garantizar los derechos?
Los empresarios y el gobierno pretenden que los trabajadores nos conformemos con migajas, quieren que la crisis recaiga sobre nuestras espaldas sin afectar un milímetro las enormes fortunas que amasaron todos estos años los terratenientes, los empresarios y los bancos. Están dispuestos a pagarle al FMI con la miseria de millones de trabajadores. Los vecinos del Barrio La Bibiana II son un ejemplo de organización y lucha para el conjunto de pueblo trabajador. El derecho a la tierra es equivalente al derecho a la vivienda digna y al trabajo digno.
Mientras a unos les entrega a tierras a fuerza lucha y organización, a otros que también lucha y se organizan el mismo Gobierno permite que la policía ingrese quemando casillas o que los helicópteros despierten en la madrugada a las familias de Guernica en una política de hostigamiento sistemático. Una verdadera línea política de infundir terror. Las reubicaciones logradas por las familias de la La Bibiana II tienen que servir como punta de lanza para ir por más y fortalecer a todos los que luchan por vivienda digna contra los verdaderos usurpadores: los millonarios a quienes todos los gobiernos han premiado con las mejores tierras (hasta con lagos incluidos) para la construcción de sus barrios cerrados y clubes de campo.
Según la revista La Tecla, en Moreno quedan aún 26 tomas de tierras activas que no tienen respuesta alguna por parte de las autoridades. Continuar con la organización y la unidad desde abajo es fundamental para frenar los desalojos y conquistar el derecho a la tierra y vivienda digna para todos lo que la necesitan. Más teniendo en cuenta, el contexto actual de políticas represivas (represiones en las tomas de Los Hornos y Rafael Castillo, amenaza de desalojo en Guernica) por parte del gobierno provincial a quienes luchan por su derecho a la vivienda. No nos tenemos que resignar a la vida de miseria a la que nos quieren condenar.