Esta es la primera entrega de una serie de notas donde conoceremos a las infancias que transitan la Juegoteca Madygraf. Antonella con 9 años nos cuenta que quiere para la Juegoteca, pero también para las familias de la toma de Guernica.

La Juegoteca de Madygraf viene funcionando desde que la ex Donnelley cerró sus puertas aduciendo una quiebra fraudulenta en agosto del 2014. Desde el día uno, los trabajadores mantuvieron sus puestos de trabajo, llevando adelante una gestión obrera basada en asambleas, y derribando todos los obstáculos que ponen todas las instituciones gubernamentales y empresas.

La Juegoteca demostró ser un espacio fundamental de contención y apoyo para los hijos, nietos y sobrinos de los trabajadores y sus familias frente a la difícil situación de ponerse al frente de la producción y administración de la fábrica. Pero no solo eso, sino también les permite organizarse para seguir luchando por su fuente de trabajo y rodear de solidaridad a las luchas de otros sectores en curso.

Sobre esto nos cuenta Antonella :

“Tengo 5 hermanos, antes me quedaba con mi abuela, pero después ella ya no pudo cuidarnos más, entonces mientras mis papas trabajan en la fábrica, nosotros venimos a la Juegoteca, acá somos felices, nos divertimos, la fábrica es enorme, me gusta eso porque podemos hacer un montón de cosas”

La juegoteca es una conquista de todos los trabajadores y trabajadoras, su existencia nos demuestra que en todos los lugares de estudio y trabajo podrían haber espacios para el cuidado y la recreación de las niñas, niños y adolescentes, y que si no existen es por decisión política de las empresas y los gobiernos. Por este motivo es importante conocerla y defenderla.

Antonella se ríe y dice que cuando sea grande “ Quiere ser veterinaria y cuidar a chicos que lo necesiten” . Entonces le pregunto : ¿ y ahora que queres hacer? "Ahora quiero estar acá, en la fábrica y el club y jugar a la pelota, acá nos divertimos y aprendemos muchas cosas", responde.