Acostumbrado a dejar declaraciones picantes, hay hitos en la historia de Diego que bien valen un recuerdo especial. “Hijo de puta” a Juan Pablo II, consejos a “Francisquito” y solidaridad con periodistas atacados por los “chupasangre” de las empresas periodísticas.
Alguna vez dijo el gran poeta uruguayo Mario Benedetti: “Aquel gol que le hizo Maradona a los ingleses con la ayuda de la mano divina es, por ahora, la única prueba fiable de la existencia de Dios”. Y vaya si sirve como puntapié a un recuerdo sobre esa curiosa coexistencia entre el ídolo popular entronizado por millones de personas en todo el mundo y una institución poderosa, rica y criminal como la Iglesia católica.
El domingo 9 de julio de 2000, Diego dio una entrevista desde Cuba al programa de la televisión argentina Punto Doc. Allí recordó un encuentro que había tenido años atrás con Juan Pablo II en una visita al Vaticano en sus gloriosos tiempos del Napoli. “Entré al Vaticano y vi el techo de oro. Y me dije cómo puede ser tan hijo de puta de vivir con un techo de oro y después ir a los países pobres y besar a los chicos con la panza así. Dejé de creer, porque lo estaba viendo yo”, dijo en esa nota.
Esa visita a Karol Wojtyła la había hecho junto a su esposa Claudia Villafañe, a su madre “Tota” y su hija Dalma. A cada uno de ellos el Papa les regaló un rosario. Diego fue el último en recibirlo. “Este es especial para vos”, le dijo Juan Pablo II. Maradona lo miró y, al ver el obsequio, le dijo “¿qué tiene de especial si es igual que el resto?”. El Papa (“se quería suicidar el hijo de puta”, diría Diego en la entrevista televisiva) le explicó incómodo que ése estaba bendecido. “Cómo, ¿y los otros no?”, respondió con su natural sarcasmo.
Apenas emitida aquella entrevista por Canal 9, el Arzobispado de Buenos Aires le salió al cruce. Jorge Bergolio, en ese entonces arzobispo, mandó a su vocero, el cura Guillermo Marcó, a repudiar públicamente a Diego. Sin ninguna prueba en la mano, Marcó llegó a decir que Maradona había “herido profundamente la sensibilidad del pueblo argentino, que ama y respeta al Santo Padre”.
Buscando conscientemente salar una herida abierta, el reaccionario cura agregó que eso permitía “constatar con dolor los efectos terribles que la droga causa en una persona que, en este caso, fue creyente”.
Corría el año 2000. Faltaba muy poco para que Marcó y su jefe lanzaran una campaña furiosa en defensa de los “efectos terribles” que en decenas de niños abusados estaba dejando el sacerdote Julio César Grassi.
Los años pasarían y el Vaticano cambiaría de fachada y de monarcas. Tras el corto paso de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), en 2013 llegó al sillón de San Pedro Jorge Bergoglio, alias Francisco. Un argentino, como Diego. Allí también hay una anécdota y hay frases memorables.
Fue a fines de abril de 2015 cuando Maradona volvió al Vaticano. Las grandes empresas periodísticas destacaron, como no podía ser de otra manera, la “buena onda” de Diego con Francisco, como esa definición sobre que el entonces director técnico era “hincha” del pontífice y lo consideraba “un papa muy bueno, fantástico”, que seguramente iba a “a hacer cosas muy buenas por los chicos”.
Pero en esos días, en una entrevista al canal napolitano Piuenne, volvió a criticar duramente a la institución que conduce Bergoglio. De hecho dijo que esperaba que Francisco no hiciera “lo mismo que todos los Papas”. “El Vaticano, para mí, es una mentira porque en lugar de darle a la gente le saca”, afirmó al tiempo que le sugería a “Francisquito” (así lo llamaba) que antes de privilegiar al Estado que preside privilegiara a la gente. Claramente Bergoglio no le hizo caso.
Vale recordar que Maradona fue un ferviente admirador del Che Guevara (tenía un gran tatuaje suyo). Además de ser Cuba un país donde logró importantes mejoras en su salud, Diego hizo suya mucha iconografía relacionada al comunismo como idea de cambio en un mundo capitalista atestado de injusticias, desigualdades y crímenes atroces contra las poblaciones trabajadoras y pobres. Algo que, objetivamente, chocaba con los preceptos y la cosmovisión de la Iglesia católica.
Contra los “chupasangre”
Cuando gobernaba Mauricio Macri y sus políticas económicas y sociales no paraban de fabricar millones de pobres, Maradona fue contactado por varios colectivos de trabajadoras y trabajadores que sufrían despidos y demás ataques patronales. El caso de periodistas y demás laburantes del gremio de prensa fue un ejemplo donde Diego se sensibilizó y mandó mensajes de apoyo.
En junio de 2018, durante el Mundial de Rusia, Diego lanzó un mensaje de solidaridad para con las y los 354 despedidos de la agencia estatal Télam. Desde Moscú, en el marco de su programa De la mano del 10 (que compartía con Víctor Hugo Morales por Telesur) dijo “es una vergüenza, así estamos… porque ahora ‘nadie votó a Macri’... decís ‘¿vos votaste a Macri?’ y te dicen ‘no’... ¡mentiroso!... ¿Entonces quién lo votó? ¿La familia?... Son 354 familias, periodistas expulsados, bastardeados… no tienen ningún derecho”.
Un año después, el 20 de abril de 2019 y desde Sinaloa (México, donde dirigía al equipo Los Dorados), Diego les mandó un apoyo a las trabajadoras y trabajadoras despedidos de los diarios Clarín y Olé.
— Comisión Interna Clarín (@delegadosclarin) April 20, 2019
“Hola, muchachos, a todos los despedidos de Clarín. Esto se veía venir, esta gente no tiene ni palabra, es chupasangre. Yo les mando un abrazo enorme, los quiero mucho muchachos. Cada gota que dejo en una cancha o cada presentación, los tengo en mi alma. Porque sé que no es la primera vez que Argentina está así”, dijo un Maradona en primer plano con su voz cansina y pausada.
Faltaban pocos meses para que Maradona volviera a Argentina a hacer lo que más le gustaba y con lo que más gozaba: vibrar dentro de una cancha de fútbol. Tras algunas tratativas se convenció de que era una muy buena idea dirigir a Gimnasia y Esgrima La Plata, uno de los clubes más populares del fútbol argentino y que le dio la posibilidad de volver a ver rodar la pelota en su país.
Hoy murió Maradona. Y aunque desde el Vaticano intenten desmentirlo, para millones de personas hoy también se murió Dios. Festejan los chupasangre, tienen alguien menos contra quien combatir.