Fotomontaje | Ana Laura Caruso
Los aniversarios pueden ser una buena excusa para volver o visitar por primera vez la obra de quienes celebramos. En casos como el de Friedrich Engels es difícil elegir solo una, escribió mucho y con una pluma exquisita. Además, lo hizo en equipo con el fundador del socialismo científico: Karl Marx. En este caso me parece interesante reflexionar en torno a El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Uno de sus libros más leídos y discutidos en el siglo XX y también en el actual. Que entre otras cosas fue una fuente fundamental para el pensamiento feminista. El libro, publicado en 1884, comienza afirmando: “Según la concepción materialista, el factor determinante de la historia es, en última instancia, la producción y la reproducción de la vida inmediata”.
Luego de la muerte de Marx, Engels se dedicó abnegadamente a ordenar los manuscritos que había dejado para terminar y publicar los tomos dos y tres de El Capital. Pero además entre las pilas de cartas, apuntes y artículos inacabados que encontró en el estudio de su amigo había una serie de notas que llamaron su atención sobre el carácter de la sociedad prehistórica. Marx había estudiado el libro del antropólogo estadounidense Lewis Morgan La sociedad primitiva o investigaciones en las líneas del progreso humano desde el salvajismo hasta la civilización a través de la barbarie (1877) que intentaba rastrear la evolución de la organización social humana desde su estado primitivo hasta la modernidad. Morgan había estudiado las tribus iroquesas en Estados Unidos y registrado el impacto del desarrollo técnico y las concepciones cambiantes de los derechos de propiedad sobre la estructura tribal y familiar. Planteaba que el avance del salvajismo a la civilización equivalía al paso de las tribus consanguíneas a una unidad familiar patriarcal y monógama (o nuclear). En base a los escritos que Marx había realizado del libro de Morgan, Engels escribe El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. En su prefacio plantea: “En América, Morgan descubrió de nuevo, y a su modo, la teoría materialista de la historia descubierta por Marx cuarenta años antes, y, guiándose de ella, llegó a contraponer la barbarie y la civilización, a los mismos resultados esenciales que Marx”. En El origen… observa la vida familiar desde la perspectiva de las mujeres y muestra de forma descarnada cómo estas sufren pérdidas a medida que la sociedad transita hacia modelos de parentesco patrilineales. “Cuanto más perdieron, a resultas del desarrollo de las condiciones económicas, su carácter primitivo e ingenuo las relaciones sexuales, más degradantes y opresivas debieron de parecerles a las mujeres”. Según Engels, en las formas familiares primitivas “las mujeres ocupaban no sólo una posición libre, sino también una posición muy respetada entre todos los salvajes y los bárbaros de los estadios bajo y medio, y en parte incluso del estadio superior”. El compañero de Marx explica que: “el derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa; la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer, que se manifiesta sobre todo entre los griegos de los tiempos heroicos, y más aún en los de los tiempos clásicos, ha sido gradualmente retocada, disimulada, y en ciertos sitios, hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho menos, abolida”. Esto sólo ya invita a leer el libro, pero no termina allí. Además de ser un gran texto para entender la génesis de la opresión que sufrimos las mujeres, esta obra nos adentra en la génesis de las clases sociales y del Estado.
Las clases sociales y sus antagonismos
Para Engels la monogamia no aparece en la historia como la forma más elevada de matrimonio sino que entra en escena bajo la forma de esclavización de un sexo por el otro. Haciendo alusión a La ideología alemana dice: “en un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx y por mí, encuentro esta frase: ‘La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos’. Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino”. La monogamia inauguró junto con la esclavitud y las riquezas privadas, aquella época que dura hasta nuestros días, en la cual el bienestar y desarrollo de unos es a expensas del dolor y de la represión de otros. “La monogamia es la forma celular de la sociedad civilizada, en la cual podemos estudiar la naturaleza de las contradicciones y de los antagonismos que alcanzan su pleno desarrollo en esta sociedad”.
En la antigua Grecia, la aparición de la propiedad privada sobre los rebaños y los objetos de lujo, produjo la aparición del cambio entre los individuos y esto transformó los productos en mercancías. Surgió así la posibilidad de que el producto llegara a emplearse contra el productor para explotarlo y oprimirlo. La producción de mercancías trajo aparejado el cultivo individual de la tierra y la propiedad individual del suelo. Más tarde vendría el dinero, la mercancía universal por la que podían cambiarse todas las demás; los hombres “habían creado un poder social nuevo, el poder universal único ante el que iba a inclinarse la sociedad entera”. Con la extensión del comercio, el dinero y la usura, junto a la propiedad territorial y la hipoteca rápidamente se concentró y centralizó la riqueza en manos de una clase poco numerosa. Esto fue acompañado con el empobrecimiento de las masas y el aumento en la cantidad de pobres. “Y junto con esa división de los hombres libres en clases con arreglo a sus bienes, se produjo, sobre todo en Grecia, un enorme acrecentamiento del número de esclavos, cuyo trabajo forzado formaba la base de todo el edificio social”. Esta nueva sociedad no podía existir sino en medio de una lucha abierta e incesante de estas clases entre sí o bajo el dominio de un tercer poder. Uno que estuviera aparentemente por encima de las clases en lucha, que suprimiera sus conflictos abiertos y no permitiera la lucha de clases más que en el terreno económico, bajo la forma llamada legal. De esta forma el régimen gentilicio caducó. “Fue destruido por la división del trabajo, que dividió la sociedad en clases, y reemplazado por el Estado”.
El nacimiento el Estado
Estudiar este texto clásico del marxismo es central para comprender el problema del Estado. A diferencia de las interpretaciones dominantes hasta entonces, Engels demostró, basándose en los conocimientos antropológicos más avanzados de su época, que no siempre existió el Estado. Hubo un tiempo, el del comunismo primitivo, en que no había Estado, no era necesario. Explica que este aparece en el lugar y momento en que surge la división de la sociedad en clases. En las sociedades primitivas, las personas vivían en pequeños grupos familiares, su desarrollo económico era muy bajo y las condiciones de vida eran cercanas al salvajismo. En esos momentos de la historia no se observan indicios de la existencia del Estado. Las formas sociales estaban dadas por la costumbre, la autoridad, el respeto, el poder de que gozaban los ancianos del clan. También encontramos que a veces este poder era reconocido por las mujeres. Pero no existía un sector de individuos diferenciados que gobernaran a los otros y que para ello contarán de forma sistemática y permanente con un aparato de coerción. Cuando la riqueza comenzó a ser apreciada y considerada como el bien supremo y se usó la antigua organización de la gens para justificar el robo de las riquezas por medio de la violencia. Fue necesaria “una institución que no sólo perpetuase la naciente división de la sociedad en clases, sino también el derecho de la clase poseedora de explotar a la no poseedora y el dominio de la primera sobre la segunda. Y esa institución nació. Se inventó el Estado”. Así, Engels demuestra que el Estado, como aparato especial para la coerción de los hombres, surge cuando la sociedad se divide en grupos de personas en los cuales algunas se apropian permanentemente del trabajo ajeno, donde unos explotan a otros. Es imposible obligar a la mayoría de la sociedad a trabajar sistemáticamente para enriquecer a otra parte de la sociedad que es minoritaria sin un aparato que coercione. Es categórico al afirmar que el Estado no es un poder impuesto desde fuera de la sociedad, sino que al contrario es un producto de esta cuando llega a un grado de desarrollo determinado. “Es la confesión de que esa sociedad se ha enredado en una irremediable contradicción consigo misma y está dividida por antagonismos irreconciliables, que es impotente para conjurar”. Pero para que estas clases con intereses económicos contrapuestos no se devoren a sí mismas y no consuman a la sociedad en una lucha estéril, surge la necesidad de un poder que aparezca situado por encima de la sociedad y que mantenga a la sociedad en los límites del ’orden’”.
Ahora bien, como la génesis del Estado se encuentra en esa necesidad de frenar los antagonismos de clase, y como, al mismo tiempo, nace en medio del conflicto de esas clases, es el Estado de la clase más poderosa, es decir, de la clase económicamente dominante, que, con ayuda de él, también se convierte en la clase políticamente dominante, adquiriendo con ello nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida. El Estado antiguo fue el Estado de los esclavistas para someter a los esclavos; el Estado feudal fue el órgano que utilizó la nobleza para sujetar a los campesinos siervos, y el Estado moderno es el instrumento en manos del capital para explotar el trabajo asalariado.
El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado es uno de esos libros fundamentales para entender qué es el Estado y cuál es su esencia. Porque como alguna vez dijo Lenin “En él se dice que todo Estado en el que existe la propiedad privada de la tierra y los medios de producción, en el que domina el capital, por democrático que sea, es un Estado capitalista, una máquina en manos de los capitalistas para el sojuzgamiento de la clase obrera y los campesinos pobres”.
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