El pasado 27 de noviembre la CUP presentaron su programa electoral bajo el título de “Un nou cicle”, un programa que en todos sus ejes, económico, social y nacional muestran una moderación respecto a anteriores citas electorales. De estos diferentes aspectos hemos escrito en nuestro diario, debatiendo públicamente con estas posiciones.
En uno de los aspectos donde la CUP realiza un giro de 180º respecto a otras citas electorales es en el nacional, en lo relativo a la consecución del derecho de autodeterminación para el pueblo catalán.
La formación independentista plantea una “Insurrección Democrática”, una especie de concatenación de acciones (referéndums, huelgas generales, decisiones unilaterales, etc) que lleven al Estado a tener que aceptar/negociar la autodeterminación de Catalunya. Pero, ¿cómo se llega concretamente a este escenario?
Para la CUP, la insurrección democrática “como una movilización sostenida en el tiempo” es la clave para conseguir el derecho de autodeterminación. Pero esta acción radical se limitaría a ser un elemento de mera presión sobre la comunidad internacional y el propio Estado español como forma de forzar unas negociaciones que desemboquen en un referéndum acordado. Una dinámica de las acciones y las tácticas puestas al servicio de una negociación con el Estado.
Es más, en el citado documento de su propuesta política presentada para las elecciones catalanas, van más allá de las ilusiones en la comunidad internacional que ya se vieron en el “ciclo” anterior liderado por el procesisme y del que la CUP fue parte. Llegan a señalar en su documento que algunos países podrían estar interesados en la independencia de Catalunya nombrando a EEUU, Rusia y China.
Como si se pudiera utilizar a favor del movimiento en favor de la autodeterminación el interés imperialista de algún Estado sobre sus competidores Europeos. Ningún Estado capitalista apoya la independencia de ningún pueblo sin un interés directo que lo posicione mejor en el “concierto de naciones”, por supuesto a costa de la independencia real, política y económica, de ese pueblo.
De esta manera, toda la radicalidad que tiene la lírica de su propuesta, está al servicio de un plan que en su contenido es moderado, absolutamente asumible por la dirección procesista que, sin embargo, se encuentra hoy en medio de un giro de vuelta al autonomismo. Y por lo tanto, funcional a buscar una “unidad estratégica” y “grandes acuerdos nacionales” con los partidos de la burguesía y la pequeñoburguesia catalana.
Toda la correcta denuncia que desarrolla la CUP en su documento frente a la comunidad internacional, no le impide seguir planteando esta perspectiva socialdemocratizante. La república catalana será una república de la clase trabajadora o no será.
Para la CUP “la autodeterminación es una pieza clave en la vía al socialismo en el contexto de los países catalanes”, o dicho de otra manera “la clave para poder ejercer el resto de soberanías”. Sin embargo, para quienes luchan en las perspectiva del socialismo revolucionario, es justamente al revés. El socialismo es la vía para que la autodeterminación nacional sea una realidad. La “soberanía” política de la clase obrera y su emancipación de los partidos de la burguesía y la pequeño burguesía es la clave para pelear por el socialismo.
Este “Nou Cicle” que nos presenta la izquierda independentista se parece mucho al anterior. Parafraseando a Marx, si el primero se nos presentó como una tragedia, este se nos adelanta como una farsa. |